Parece
ser que estamos en crisis, una crisis de la que se habla constantemente
y que sigue sin respuestas. ¿Por qué no explican la crisis hasta sus
últimas consecuencias? Muy sencillo. No la explican porque eso
significaría que alguien tendría que asumir responsabilidades.
Sin
embargo, no han dudado en abaratar el despido, alargar el cómputo de las
pensiones (lo que según la OCDE reducira en un 9% de media el importe
de las mismas) y ahora van lanzando el globo sonda de una nueva reforma
laboral, para que seamos los trabajadores los que paguemos vía
desempleo, recortes e inflación galopante los desaguisados de la clase
política y capitalista. Y todo esto bajo la mirada impasible de la «paz
social», un silencio negociado y firmado por apagafuegos subvencionados
que se niegan a morder la mano que les dá de comer.
¿Y qué ocurre en
la UNED? Aquí, a pesar de la retórica lastimosa, se han aplicado todos
los recortes sin un ápice de rebeldía. Todavía no hemos visto a la junta
directiva y al gerente acampar en Bravo Murillo para negarse a ello. En
contraste a la palabra «crisis», vemos como se sigue produciendo el
espectáculo lamentable de aplicar recortes y Planes de «Austeridad»,
mientras se invita a ágapes y cócteles a los presentes. Esto demuestra
una falta total de ética, de responsabilidad y, como no, de hipocresía y
cinismo.
Nosotros, los no subvencionados y asamblearios, no
nos vamos a callar. Y no nos callamos porque soñamos que algún día la
economía sea autogestionada por la propia clase trabajadora, en
horizontalidad y con transparencia total. Soñamos con orientar el fruto
de nuestro trabajo en beneficio de la sociedad en general y no dirigido
a satisfacer intereses de un sistema que hace aguas por todas partes.
Ahí va esta pequeña lista de ejemplos:
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