COLUMNISTAS | ANTONIO PÉREZ
Venezuela está amenazada por los gringos y, tratándose de gentuza
tan infame, debemos olvidar aquello de “perro ladrador, poco mordedor” –dicho
sea con perdón de los cánidos-.
Sin embargo, en Occidente, muchos pánfilos
demócratas creen que Venezuela es una dictadura y que, por tanto, se lo tendría
“algo” merecido caso de producirse un bloqueo, un saboteo o una invasión por
terceros (proxy le llaman ahora
pensando en Libia, Siria y etcétera) Olvidemos a esos pánfilos que pretenden armonizar
nada menos que la majadería, la ignorancia, la inmoralidad y el desprecio por
la Historia genocida de los EEUU. Vayamos al grano.
En quince años, el chavismo ha ganado unas veinte
elecciones. Aun así, algunos se preguntan: ¿Venezuela es una dictadura? Ayer, la
palabra usada por el común de los charlatanes no era esa sino “revolución”:
Occidente decía “¡Horror, los marxistas están haciendo una revolución!” y
América Latina decía “¡Maravilla, los chavistas están haciendo una revolución!”.
Pues bien, ni tanto ni tan calvo. El chavismo no supuso ni
supone ninguna revolución si por ‘revolución’ entendemos voltear definitivamente
las antiguas relaciones de poder. Ahora bien, el chavismo sí ha conseguido que
los desheredados alcen la cabeza frente a los poderosos y ese orgullo todavía
no es la Revolución pero es el primer paso hacia Ella.
Algunas objeciones. ¿Corrupción en Venezuela?: corrupción es
Poder y viceversa. ¿Presos políticos?: en Venezuela los hay pero infinitamente
menos que en España o en Suecia y dejamos aparte que los actuales presos
venezolanos intentaron el golpe de Estado del 2002 y provocaron las matanzas anteriores
y posteriores –léase, el alcalde Ledezma culpable de los cientos o miles de
asesinados durante el “caracazo” de 1989-. ¿Libertad de expresión y reunión?: en
España te caería la perpetua por la millonésima parte de lo que vocifera
diariamente la oposición venezolana. ¿Asesinatos de manifestantes?: los
chavistas sufren diez veces más víctimas que los opositores.
Lamentablemente, un siglo de renta petrolera repartida por
un Estado clientelar ha consolidado en el pueblo venezolano una idiosincrasia
gozadora pero confiada. Ya que ha levantado la cabeza, ojalá que no siga solamente
mirando al cielo porque, ahora, de arriba les puede caer un morterazo made in USA en lugar del maná petrolero.