Para mostrar su más enérgica repulsa contra la imposición del más atroz neoliberalismo, la CNT de Tenerife volvió a salir a la calle el 8 de junio.
A pesar de todos los eufemismos con que se quiera encubrir este ataque directo contra la clase trabajadora (pérdida de derechos se denomina «reforma laboral», empobrecimiento se denomina «congelación salarial» e imposición del neoliberalismo para que los ricos sean más ricos se llama «ajuste económico»), la CNT en Tenerife volvió a salir a la calle, junto a otras organizaciones sindicales y movimiento sociales, para mostrar, a las claras, qué es lo que se oculta tras todo este entramado llamado «crisis económica», que no es otra cosa que acabar con los pocos derechos que todavía nos quedan como clase trabajadora.
Coincidente con las movilizaciones convocadas en el sector del empleo público por los sindicatos oficialistas, a las 6 de la tarde partió la manifestación con un claro lema que dejaba muy bien a las claras cuál era el sentido de nuestra lucha, que no es otro que la defensa del proletariado de este país. Nuestra distancia con respecto a CCO, UGT, SCIF, Intersindical Canaria y otros sindicatos, que sólo habían convocado al funcionariado, se manifestó no sólo en el sentido de nuestras proclamas, sino igualmente se expresó en el propio recorrido de las manifestaciones pues mientras los sindicatos oficialistas habían preparado un recorrido que no iba más allá de los 300 metros (algunos, con sorna, la han calificado como una «manifestación de funcionarios» por su escaso recorrido), la CNT y otras organizaciones, planteamos una manifestación que recorría toda la ciudad para demostrar a toda la ciudadanía que no está todo perdido y que no debemos asumir este robo a mano armada orquestado desde un supuesto gobierno socialista que, si algo ha dejado claro, es que ha traicionado todas sus promesas electorales (ni sacó a las tropas de afganistán, ni ha cerrado las centrales nucleares, ni ha mantenido el poder adquisitivo de las pensiones ni piensa subir el salario mínimo interprofesional).
Como tiene anunciado el gobierno, el próximo día 16 de junio (muy interesadamente, pues es cuando se inicia el mundial de fútbol y ya sabemos el tiempo que le van a dedicar todos los medios de comunicación a este «evento») se va a imponer, mediante decreto, una reforma laboral que va a suponer estrechar la soga en el cuello del trabajador y trabajadora en este país. Esperemos que, de una vez por todas, la gente se despierte de este letargo indolente y tome consciencia de aquel viejo principio de que derecho que no se defiende, es un derecho perdido.