«Tenemos que transformar el potencial libertario en militancia anarquista»

CNT A FONDO | ANDALUCÍA

Entrevista a Pasión Pineda, secretaria general de la regional
andaluza, en la que realiza un repaso de la actividad y estado
acual de los sindicatos que componen esta regional.

Redacción | Periódico CNT

Funcionaria de carrera desde hace cinco años, Pasión
Pineda comenzó a trabajar pronto, muy pronto. A los 10 años ya recogía aceituna
durante los dos meses que dura la campaña. Luego, a los 18, constituyó junto a
otros compañeros una cooperativa de hostelería. Años después su inquietud le
llevó a crear un taller de serigrafía con la autogestión como instrumento de
gestión. Después de unos años en Canarias trabajando en hostelería regresó a su
añorada Córdoba, donde simultaneó trabajo y estudios para conseguir la
diplomatura en Relaciones Laborales. Su conciencia obrera surge en paralelo a
la imagen del señorito andaluz y el cortijo. “Te contaré una anécdota. Siempre
he odiado el Land Rover y un día me pregunté el por qué de aquel sentimiento
tan hondo y arraigado. Identificaba de modo muy directo el vehículo con el
señorito y el duro trabajo en el campo”. Desde junio de 2013, Pineda asume la
secretaría general de la regional andaluza.

Pregunta.- ¿Qué significó asumir esta
responsabilidad?

Respuesta.- Estoy afiliada desde 1994 y
desde entonces siempre he militado en el sindicato de Córdoba. Asumir la
secretaría supuso un acto de responsabilidad que implica un compromiso similar
al que adquieren otros compañeros. Nunca hasta entonces había tenido
responsabilidades a nivel regional o confederal, así que, después de evaluar lo
qué significaba dar el paso, concluí que había llegado el momento.

P.- Andalucía fue en su tiempo
un claro referente de la lucha anarquista, pero ¿cuál es la situación actual?

R.- La situación es compleja y
paradójica porque, si bien es cierto que CNT no tiene la capacidad de
movilización de otros tiempos, las ideas que conforman el espíritu libertario
están muy presentes en la vida social y política andaluza. Son muchos los
movimientos sociales (ecologistas, antimilitaristas, etc.) que han bebido y
beben de las ideas ácratas en su forma de organizarse. Asamblearismo,
horizontalidad, acción directa, autogestión…todo ello tiene un innegable poso
libertario que está ahí.

P.- ¿Por ejemplo?

R.-
Desde el 15-M se
observa un repunte de las actitudes libertarias. Ahí están los proyectos que
han emergido al margen de las instituciones: la corrala Utopía de Sevilla, las
corralas de Sanlucar de Barrameda, el centro social Rey Heredia de Córdoba.
Tienen en común el carácter libertario con la autogestión, la asamblea, la
solidaridad y el apoyo mutuo como señas propias de identidad. Igual ocurre con
movimientos sociales del tipo Stop Desahucios o la PAH, donde la acción directa
se convierte en un instrumento para impedir los desalojos. Incluso los
escraches son fenómenos que forman parte de las distintas formas de lucha que
alumbra el anarquismo. Desde esta óptica somos optimistas. Pero tenemos un gran
reto por delate: debemos ser capaces de saber encontrar las claves para poder
transformar todo este potencial libertario en militancia anarquista y
anarcosindicalista. Casi nada.

P.-
¿Cómo se observa desde
el sindicato el amplio abanico ideológico que ofrecen partidos y organizaciones
desde la izquierda sociológica?

R.-
Tenemos claro que la
emancipación social debe ser fruto del trabajo y de la lucha del pueblo
organizado. Capaz de conquistar su libertad, tanto en las calles como en los
centros de trabajo. De nadie, absolutamente de nadie, que no seamos nosotros y
nosotras, vamos a esperar ninguna ayuda. En esta situación de crisis sistémica
del capitalismo a la patronal y a la banca les interesa que el pueblo
trabajador siga confiando en la máquina electoral. El sistema burgués reclama
para sus intereses el mantenimiento de las viejas estructuras maquilladas para
aparentar que son nuevas, frescas y dinámicas. Pero es todo igual.

P.-
Viejos y nuevos
tiempos para la política…

R.- Esta dinámica que se
pretende es muy peligrosa. Puede llevar a la desmovilización y poner de nuevo
esperanzas en las instituciones como remedio de males. Para evitar este
escenario desde CNT luchamos para que no sea así. La gente debe saber que solo
la fuerza de un pueblo organizado garantiza arrancar victorias a nuestro
enemigo de clase. Victorias que sirvan para darnos cuenta del potencial que
tenemos; que permitan elevar el nivel de conciencia con el objetivo de hacer
posible la transformación social. Este esfuerzo lo tiene que realizar el pueblo
trabajador, al margen de instituciones, sus gobiernos y a pesar de muchos
partidos y organizaciones de la izquierda sociológica.

P.- En este escenario, ¿es
difícil el crecimiento de la afiliación?

R.-
La afiliación a un
sindicato como la CNT siempre ha sido compleja. Es una afiliación comprometida,
militante -te diría que hasta revolucionaria- y esa actitud a veces tiene un
precio muy caro porque corre riesgo de perder el trabajo. Nuestra acción
sindical, basada en la acción directa y el apoyo mutuo, requiere de un nivel de
conciencia y compromiso que no resulta fácil. Estamos en un momento en el que
desde las maquinarias burocráticas “sindicales” se hace creer que los problemas
laborales se solucionan desde los comités de empresa. Y a este espejismo
contribuyen los profesionales del falso sindicalismo institucional.

P.- ¿Qué tipo afiliación hay?

N.- El 67% es de sexo masculino
y se concentra en las capitales de provincia, pero tenemos presencia en un buen
número de pueblos, donde perdura la tradición anarconsindicalista. Más de la
mitad de los afiliados superan los 40 años, aunque últimamente se observa que
llega gente joven con ganas de pelear, trabajar y aportar su granito de arena
en esta tarea que tenemos por delante.

P.- Causa perplejidad que,
después de tantas legislaturas controladas por el PSOE, Andalucía tenga
carencias muy por encima de otras comunidades autónomas. ¿Por qué?

R.- No hay que olvidar que el
franquismo se cebó especialmente en Andalucía. Y lo hizo tanto a nivel
represivo como económico. Se condenó a esta tierra a vivir del campo y, a
partir de la década de los sesenta, del turismo. Con la llegada del PSOE el
núcleo de estas políticas se ha mantenido, ahora vinculado al papel asignado
por la CEE para reforzar el turismo y la exportación de productos agrarios.
Casi 30 años después de la entrada de España en la Unión Europea Andalucía no
dispone de una industria de transformación y envasado de la mayoría de los
productos que da esta tierra. Con los datos del censo de 2011 descubrimos que 4
de cada 100 residentes tienen nacionalidad europea. Este diseño es igual al que
ya existía hace 40 años.

P.-
Y entretanto, el
tópico nos habla del señorito. ¿Todo sigue igual?

R.- ¿Viste la película Los
santos inocentes? Todo sigue igual. La duquesa de Alba tenía su domicilio
fiscal en Madrid para pagar menos impuestos; las políticas de subvenciones
agrícolas refuerzan al señorito porque las ayudas de la PAC benefician al
latifundista, aunque tenga improductivas sus tierras. Las luchas de los
jornaleros se quieren evitar a base de medidas que no llegan al fondo del
asunto; las medidas sociales son meros parches.

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