Aunque sea duro creerlo, han pasado ocho años desde que la gran fiesta de las vacas gordas acabase súbitamente. Desde entonces hemos podido corroborar que los Estados, lejos de asumir la defensa de las clases golpeadas por el expolio capitalista, se han mantenido, tal y como se mantuvieron desde su origen, como el orden de los designios de las élites hechos ley.
Y ha sucedido lo que siempre se ha denunciado desde posiciones anarquistas: las propuestas políticas y las iniciativas públicas puestas en marcha desde entonces han sido, en el mejor de los casos, leves cuidados paliativos, cuando no oportunidades para aumentar la dominación de clase a través de la expropiación, la violencia y el miedo. Y es que la relación entre el capitalismo y el Estado es elementalmente simbiótica, independientemente del color del partido político.
Durante este tiempo se han sucedido ciclos electorales en diversos países, con la presencia de partidos políticos con pretensiones reformistas que, dada la correlación de fuerzas, no pudieron más que claudicar a una distancia abismal de sus pretensiones “revolucionarias”. Y es que la capacidad de reforma de un partido político nacional es paupérrima en comparación con el enraizamiento que la élite política, económica, cultural y mediática lleva a cabo en las estructuras del Estado.
Si en Grecia se diluye el embrujo de la política institucional tras una rendición sin paliativos, y en el español tenemos el exquisito ejemplo de Podemos y el resto de confluencias, las anarquistas francesas se enfrentan a lo que puede ser un nuevo avance para la extrema derecha. Con este ánimo han invitado a anarquistas europeas a unas jornadas libertarias en las que se analizarán algunos aspectos clave derivados de la institucionalización del malestar. Nuestra aportación desde CNT será un análisis de las posiciones de Podemos en el ámbito laboral. Y queremos realizar este objetivo a través de un proceso formativo, en el que de manera cooperativa y con herramientas “libres”, conozcamos mecanismos útiles para analizar la realidad social y poder articular así un frente teórico propiamente anarquista, necesario para desarrollar una acción política emancipadora. Os esperamos.
