Capgemini, o simplemente “Cap” como decimos sus
trabajadores, es una multinacional francesa del ámbito de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) que está
implantada en España a través de sus ocho sedes. A nivel mundial tiene
una plantilla de más de 120.000 trabajadores, de los que 4.000
trabajamos en España.
Cap es el estereotipo de TIC: eslóganes comprometidos con el talento,
la libertad, la solidaridad o la igualdad. “People matter, results
count” (“Las personas importan, los resultados cuentan”), reza su
consigna. Es otra de esas consultoras que anuncian a bombo y platillo los
buenos resultados obtenidos en Informes Anuales cargados de ingeniería
financiera. Una empresa que proyecta un código ético impoluto firmemente
comprometido con los derechos humanos y las relaciones con sus
trabajadores. Pero detrás de la fachada está la realidad que sufrimos a diario sus trabajadores.
Esta empresa, y su modelo, es el claro ejemplo de la deshumanización e
injusticia en el trabajo, además de la escenificación del estado actual
de las cosas. Un estado en el que los trabajadores estamos soportando
un despiadado azote de la clase dominante ante el que, por desgracia, no
conseguimos terminar de despertar. Y es que ha sido palpable todos
estos años la falta de conciencia y de unión que venimos padeciendo los
trabajadores de este sector en general y de Capgemini en particular.
En Cap hemos sufrido un ERE a comienzos de año que resultó en el
despido de alrededor de 250 trabajadores (un 6% de la plantilla),
siendo pioneros en la aplicación de la última reforma laboral del
gobierno en el ámbito de las TICs. Y aquello fue después de haber
tragado con un informe de 2.011 que aseguraba un crecimiento en los
beneficios del grupo de un 11,4% y un margen operativo del 7,4%.
Sufrimos este ERE después también de que la Dirección hubiese decidido
la compra de empresas en China, Italia, Alemania o Estados Unidos.
Además, en esta empresa hemos aguantado años y años de despidos a
goteo, que es como les gusta hacer las cosas a los directivos, sin hacer
ruido para evitar el escarnio y no manchar su imagen ante los clientes. Y después de todo esto, y en aplicación de a reforma laboral (art.
41), la empresa tiene ahora la intención de volver a recortarnos
nuestros derechos en forma de bajadas de sueldos de un 10% de media,
congelación de las subidas anuales (de los colectivos dentro del grupo
que la disfrutan) y de la antigüedad a pesar de la sentencias judiciales
en su contra. Para poner la guinda, la Dirección quiere variar nuestro
horario sin ningún objetivo económico, sino simplemente para demostrar
su posición de poder frente a los trabajadores. Pero los trabajadores de Capgemini hemos despertado y nos hemos
organizado, y haremos frente a estas medidas y a las que vengan más
adelante.
Porque en la CNT, sí, «Las personas importamos, los resultados cuentan».
ORGANIZATE Y RESPONDE A LOS RECORTES DE LA DIRECCIÓN
EN CAPGEMINI NO SE REDUCEN NUESTROS DERECHOS