Somos tan pobres que sólo tenemos miedo,
miedo a perder los bienes que poseemos,
bienes que nos convierten en meros siervos
de los amos que producen ese mismo miedo.
Somos tan pobres que sólo tememos
perder lo tangible, lo que pesa y vemos,
sin valorar lo que escapa entre los dedos
y que no vuelve ni se compra con dinero
Somos tan pobres que sólo somos reflejos,
sombras, fantasmas, ilusiones venidas a menos
de aquellas gentas que lucharon y sufrieron,
que tenían verdadera conciencia de lo que es el pueblo.