Sin rostro

La noche en que todos murieron

Había una luna redonda en medio del

Oscuro cielo.

La noche en que todos murieron

Fue al término de 72 horas, se aspiraba a una democracia.

La calma chicha empezó un domingo de julio

Se proclamaron para si, nuevamente setenta años de ignominia.

Esa noche

En el regazo de las montañas había soñadores

Los más pequeños proclamaron su autonomía

Para seguir de la mano del pájaro de quinientas plumas

Del león de la montaña, del frescor de sus lagunas

Pero sobretodo de la mano de sus muertos.

Nadie se acordó de ellos, ellos recordaban

Muy bien a los que murieron

Trajeron a su memoria los agravios y construyeron caracoles

Recordaron las lágrimas de las madres y se pusieron a sembrar en su tierra

Maíz de colores

La noche en que todos murieron

Ellos se regocijaron por ser tan invisibles

Hacia tiempo que ya no eran de este mundo

Años atrás dejaron de ser noticia

He aquí a los nadie, he aquí a los locos y los fantasiosos

Cubriendo su rostro y marcando distancias de comicios tan fatuos

Siguen labrando la tierra, sembrando educación, salud y esperanza para cosechar autonomía

Esta tierra es de quien la trabaja.

La tierra es la madre que nos ha cobijado en medio del silencio

Arrulla nuestro sueño y alimenta nuestra lucha.

La noche en que todos murieron allá en el asfalto

Aquí, nos alumbraba el fuego

Aquí, el cielo nos regaló la lluvia y los ríos siguieron su cause

Nuestras niñas y niños crecen como nosotros, sin rostro…

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