Cinco
trabajadores de la empresa IMSA que realizaba labores subcontratadas por
Asturiana de Zinc (AZSA) han mantenido durante catorce días una huelga de
hambre a las puertas de la factoría que esta empresa del Grupo Glencore tiene
en Avilés.
H. González | Periódico CNT
El conflicto,
originado en diciembre del pasado año, afecta directamente a 49 trabajadores
envenenados por mercurio en su puesto de trabajo mientras realizaban labores de
mantenimiento y reparación. Tras ser ignorados y ninguneados por AZSA, la mutua
y salud pública, decidieron pasar a la acción, constituyendo la Asociación
Asturiana de Intoxicados por Metales Pesados y Agentes Químicos, llevando a
cabo una acción desesperada: una huelga de hambre.
Pregunta.- ¿Cómo se origina el conflicto y qué os
llevó a plantear la huelga?
Respuesta.- Todo comenzó el 1 de diciembre de 2012
cuando, tras unos días realizando reparaciones en un intercambiador, nos
encontramos con los primeros síntomas de contaminación por metales pesados, por
mercurio concretamente, teniendo que ser hospitalizado un compañero por este
motivo. Posteriormente la cifra aumentó hasta ocho trabajadores ingresados por gingivitis,
taquicardias, problemas digestivos y dolores de cabeza. Habíamos sido
contaminados 49 trabajadores por estar en contacto con mercurio en una zona de
la fábrica que se suponía libre de esta sustancia. Ni nosotros ni IMSA sabíamos
que estábamos trabajando en estas condiciones y no contábamos con medidas de
seguridad acordes al riesgo que asumíamos.
Una vez se
produce el alta médica de los afectados, ya que a día de hoy solo ocho seguimos
de baja, comienzan los problemas que inician el conflicto. La mutua, FREMAP, se
desentiende de nosotros y nos da el alta, aun reconociendo una «probable
intoxicación por mercurio», nos mandan a trabajar sin medicarnos ni realizarnos
controles médicos adecuados alegando que no tenemos nada y culpabilizándonos de
la situación y problemas de salud que comienzan a afectarnos. Empezamos a tener
los primeros síntomas de este envenenamiento, dolores fuertes de cabeza muy
frecuentes, problemas neurológicos, temblores, caída de dientes, pérdida de
memoria, adormecimiento de las extremidades, hepatitis B, problemas digestivos
y de vista, etc. FREMAP y AZSA no se responsabilizan de nosotros y deciden
enviarnos al sistema público de salud, sin embargo allí también nos encontramos
con problemas, los médicos reciben fuertes presiones de la mutua y los cargos
de responsabilidad del SESPA para «no encontrarnos nada», no se siguen los
protocolos de desintoxicación, etc. Nuestra situación se agrava de tal manera
que tuvimos que salir de Asturias para conseguir análisis y pruebas objetivas
que demuestran que estamos envenenados por materiales pesados y que las
dolencias y enfermedades que padecemos están ligadas al trabajo que desempeñamos
en AZSA. Esa es la lucha que sostenemos con mutua y empresa, que se reconozca
el envenenamiento y la enfermedad profesional que padecemos y que se hagan
cargo de las secuelas presentes y futuras, que van a ser muchas y muy graves.
Queremos destacar
que la actitud de nuestra empresa, IMSA, ha sido positiva desde un principio, interesándose
por nosotros y apoyándonos, sin embargo la posición de AZSA ha sido terrible,
nos han ninguneado, han tratado de ocultar el problema, de hacernos la vida imposible.
Nos han ignorado cuando estábamos ingresados. ¡Han declarado que no existen
medidores de mercurio en el mercado! Todo para dejarnos tirados, solo han
cambiado de actitud cuando nos han visto aquí acampados. AZSA solo entiende un lenguaje:
el de la confrontación.
P.- ¿Qué os llevó a tomar esta determinación de iniciar la huelga de hambre
en una situación tan compleja como la vuestra?
R.- Al ver todo lo que está pasando,
nuestras dificultades, que llevamos un año en el que nuestra salud ha empeorado
notablemente, que AZSA, FREMAP y el sistema público de salud nos ignoran o
directamente actúan contra nosotros, que los sindicatos no aparecen ni te dan
el apoyo que les pides en las concentraciones o el asesoramiento… veíamos que
estábamos cercados por todos los frentes, con un silencio mediático irrompible.
Entonces pensamos que teníamos que lograr un golpe de efecto que visualizara
nuestro problema. La huelga
de hambre ha servido para que se conozca cual es nuestra situación, se
nos acerquen los sindicatos y que la empresa cambie de actitud respecto a la
que mantenía hasta ahora. Ya no se ejercen las mismas presiones contra los
médicos y se avienen a reconocer la enfermedad profesional aunque, de momento,
con muchas reticencias.
P.- ¿Cómo se ha desarrollado la huelga?
R.- Nos llegamos
a encontrar bastante debilitados físicamente, las secuelas del mercurio son
patentes en nosotros y nos debilitan aún más. Un compañero tuvo que ser
ingresado por insuficiencia renal y le iban a dar el alta a pesar de tener
problemas de hígado derivados del envenenamiento. Aun así, moralmente nos
encontramos muy bien.
P.- ¿Hasta cuándo pensáis mantener la lucha?
R.- Pensamos seguir luchando hasta que se
reconozca lo que es nuestro, la enfermedad profesional y las secuelas
derivadas, tanto las presentes como las futuras. Ahora parece que están
dispuestos desde AZSA a reconducir el conflicto y desbloquear las prestaciones,
hablar con FREMAP y la sanidad pública para que se nos reconozca la enfermedad
profesional. Con este balón de oxígeno nos encontramos muy animados para seguir
adelante.
P.- ¿Os habéis sentido apoyados por el panorama sindical de la empresa y de
la región?
R.- CITAS, el sindicato amarillo de AZSA,
ha llegado a repartir propaganda en contra de nuestra lucha, prohibiendo que
los trabajadores asistieran a las concentraciones, ha sido vergonzoso. CC.OO
nos ha apoyado informalmente, muchos cargos a nivel individual, tanto de Asturias
como de la empresa, han hecho todo lo posible por nosotros. Sin embargo, cuando
les hemos pedido su apoyo como sindicato, que se involucren en el conflicto,
que vengan a las concentraciones, etc., se han negado diciendo que «nosotros
seguimos nuestros protocolos». Si CC.OO. nos hubiera apoyado desde un principio
no hubiéramos tenido que llegar hasta aquí.
P.- ¿Cómo aparece el sindicato Manos Limpias en el conflicto?
R.- Nosotros
no encontramos ni a USO, ni a CC.OO. UGT o CSI. Nadie, ningún sindicato, apareció cuando lo
necesitamos, cuando estábamos perdidos, sin saber qué hacer y ya
habíamos iniciado la huelga de hambre. De repente, al segundo día de la huelga,
aparece Manos Limpias y nos ofrece su servicio jurídico gratuito. Fueron
los únicos que llegaron aquí y se ofrecieron a denunciar la situación
con nosotros. Cuando comenzó a comentarse públicamente el que nos íbamos
a asociar a Manos Limpias, nos llegaron informaciones y avisos de lo que había
detrás pero… en una situación de desesperación como la nuestra, en la que
estás perdido, en la que no aparecen los sindicatos cuando los reclamas,
al final tomadas medidas desesperadas, sin pensar, y te acoges al
primero que te ofrece algún tipo de apoyo dándote igual lo que vayan a decir de
ti, o sin pensar que estás cometiendo un error. Ha sido posteriormente
cuando han aparecido los demás sindicatos.
* Nota: al cierre de la edición los trabajadores finalizaban la huelga de hambre y anunciaban en rueda de prensa el cede de relación con Manos Limpias.