«—Upa— dijeron cuatro ratones, y se quitaron los camisones»
Canción para vestirse, Maria Elena Walsh
Violeta parece, feminismo, no es. Vestir morado no te convierte en feminista. Eso y que puede llegarte a los oídos que para esta primavera 2020 el tono está de moda. El legendario color se toma a partir de la revuelta de las obreras textiles de una fábrica yanqui en 1908. Existe una Blackberry Jam empalagosita en torno al tema porque aunque se confeccione dulce… el feminismo liberal es casi todo fachada y el de más allá de la derecha: morado místico, es decir, lila del San Violetín.
El feminismo real, que empieza a estar señalado, camina en su total desnudez y sin marketing, brilla con todos sus colores hermanando a todes por igual, no es intolerante y sus pasos no se dan a través de puestos de poder y dominación, cubriendo intereses, sino dentro de la lucha de clases y trabajando los problemas que hay que resolver desde abajo. Vive absolutamente en rebeldía, de naturaleza obrera, sin aditivos ni conservantes, se defiende de la represión, los abusos y cualquier amenaza sobre nuestros derechos contando también con colectivos muy feministas a los que abrazamos incluyentemente desde siempre.
La cuarta ola podemos ir sin nada encima. Nuestro argumentario no adorna. Nuestra dureza es mineral y hermosa, nos junta como amatistas y sin corazoncitos capitalistas para la ocasión.
¡— Upa — , a desafinar a otra parte tanto falsete violeta. Y mucha rEVOLution: eso sí es construir y celebrar Ⓐmor!