Salmo 23

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Por senderos tranquilos me conduce a la oficina,

sobre el miedo de los pobres me hace recostar

y derrama en mi cabeza perfumes y cosméticos.

Nada se le oculta, ni mi piel ni mis acciones:

Él las hace prosperar en los parques de la Bolsa,

bendice los desahucios desde el banco que dirijo

y proclama un nuevo tiempo en mis nuevas inversiones.

Su vara y sus escaños me dan seguridad.

Desde el parlamento, Él obra maravillas.

Protege mis caminos con rebajas fiscales

y aparta de mi vista las presiones del pueblo,

esa terca voluntad a democracia, ese demonio.

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