Fue en Julio de 2006. En el Aeropuerto Internacional de Barcelona, en el Prat de Llobregat, estalló finalmente la situación que llevaba gestándose durante mucho tiempo. Un cúmulo de irresponsabilidades empresariales se acabó juntando con un torpe intento de control de la situación por parte de los mandamases de los sindicatos oficiales. La sabiduría popular nos enseña que si a la gente la conduces a una situación desesperada no puedes esperar otra cosa que una reacción a la desesperada.
Y lo que se veía venir vino: medio millar de trabajadores indignados invadieron las pistas y bloquearon el tráfico aéreo, los responsables de las diferentes compañías que operan en El Prat se cagaron encima y los medios de comunicación desataron la histeria colectiva. Cuando le pisan el cuello al vecino la gente suele creer erróneamente que es muy lógico y coherente que éste se aguante. ¡Qué pequeños son los problemas de los demás al lado de nuestras vacaciones! Pero hay cosas que una forma de pensar carca y conservadora no puede evitar: si cabreas a 500 trabajadores, si abusas de ellos y los humillas, se rompe la baraja.
Siempre que hubo conflictos laborales (en el ámbito del transporte aéreo o en cualquier otro, no en vano los trabajadores y trabajadoras movemos las ruedas de la economía capitalista desde hace más de 200 años) hubo un momento en que una simple decisión decantaba la situación del orden al caos, o viceversa. Y esas decisiones caían en unos pocos elementos, responsables empresariales, que se encontraron en una disyuntiva tal como esta: convertirse en el hombre que supo llegar a un acuerdo digno para ambas partes o convertirse en el hombre que la cagó y se llenó de mierda hasta el cuello.
Todavía hoy hay gente que se cree que vivimos en la Edad Media, cuando los reyezuelos y Ayatollahs decidían sobre la vida y la muerte de sus súbditos. Y todavía hoy, y parece mentira después de aquel no tan lejano Julio de 2006, hay gente a la que le gusta jugar con la grave responsabilidad que tiene entre manos, como por ejemplo la gestión de un servicio esencial para un aeropuerto.
En los tiempos que corren todos nos jugamos nuestro puesto con cada decisión que tomamos… desde el que carga maletas hasta el más alto responsable… la propia palabra ya lo dice, responsable viene de responsabilidad.
El Tiempo pasa, no tan lentamente como nos gustaría, y los problemas se van acumulando, porqué problemas hay en todas partes: en Newco, en Iberia, en Groundforce, en las contratas de limpieza, hasta en las torres de control, y no parece que nadie sepa darles solución… solo falta el listo de turno que por un ego subido y un muy mal entendido ejercicio del poder meta la pata espectacularmente y eche una cerilla en el “bidón de gasolina” que es Flightcare. ¿Cómo se le debe explicar a un jefe que te has pasado de la raya humillando a la gente y esa irresponsabilidad ha provocado que los trabajadores/as vayan a la huelga?