¿Quién está detrás de cada político ucraniano?

Responder a esta pregunta es muy difícil sin analizar la estructura oligárquico-política en Ucrania. En el siguiente artículo se intentará dar respuesta a la grave situación que vive el país.

Natalia Krajewska | Periódico CNT

Estuve días pensando sobre qué
sería más importante saber acerca de Ucrania hoy día y de cara a entender lo
que de verdad está pasando y cómo. Y creo que no se trata de la cuestión
geopolítica, en la que todo el mundo se ha hecho un experto de golpe (porque es
más fácil hablar de geopolítica que de política interna de un país, que para
muchos es totalmente desconocido), ni de los acontecimientos de Maydan, que
también están presentes a través de los medios desde hace cuatro meses y que,
con un poco de buena voluntad, se pueden seguir por internet; tampoco se trata
de los partidos neo nazis, de los que tan alegremente se jacta la propaganda
rusa (al modo en que lo hace la propaganda de la izquierda occidental) para
asustar y aterrorizar a los demás. El caso es que nadie analiza suficientemente
a los grandes jugadores que están detrás de todo esto y que, sin los cuales,
nada acontece en Ucrania. Me refiero a los hombres grises, los Don Corleone,
los ex agentes de la KGB, los altos funcionarios de la URSRS y sus
familiares.  “Ah…, la familia…”. Ya solo
escribiéndolo siento un escalofrío; es como escribir sobre la Cosa Nostra o la
mafia napolitana: igual de emocionante e igual de repugnante. Pero sigo
investigando  las historias de las vidas
de esta gentuza, que en su conjunto sumarán unas 100 personas (los  más 
ricos  de Ucrania),  pero que controlan el 80% del PIB del país, dejando al resto de la población (compuesta por 50 millones de habitantes) el 20%.

¿Por qué me centro en esa
minoría? Porque sin su ayuda nadie aguantaría 
ni un solo día en la política ucraniana, pero de ellos todo el mundo se
olvida en el ambiente revolucionario o de guerra fría. Pero  basta tan solo con mirar  los resultados de las encuestas sobre las
próximas elecciones presidenciales del 25 de Mayo de 2014, en la cúspide, con
casi el 20 % de votos probables, se
encuentra el llamado Rey del Chocolate (el oligarca Petro Poroshenko). Así que
la situación, una vez más, es de peligro: no solo por la posibilidad de guerra
con Rusia o de guerra civil, sino también de regreso a la república bananera
que viene siendo Ucrania. Hasta que no se den cambios profundos en lo que
respecta a esta casta de parásitos, un ciudadano ucraniano solo, va a poder
elegir entre el oligarca nº 1, el oligarca nº 2 o el oligarca nº 3 y el
político de turno que lo represente en su momento, pues mañana podría ser
cualquier otro (aquí los ricos no tienen mucha ideología, yendo con los que de
momento les aseguren  mayores ingresos y
que trasladen a sus bolsillos el dinero público, cambiando las leyes y
consiguiendo privilegios particulares).

Pero ¿cómo ha empezado todo y
cómo funciona ahora, quién es quién en Ucrania y qué se mueve tras ellos? Vamos
punto por punto.

El sistema oligárquico

El sistema oligárquico nace en
Ucrania ya a principios de los 90 con el presidente Leonid Kuchma (el padre del
sistema oligárquico), cuya primera medida fue dejar entrar 300 personas
vinculadas con el ruedo político, es decir, el parlamento y el gobierno. Desde
entonces ningún equipo de gobierno puede hacer nada sin contar con ellos. ¿De
dónde vienen? Son los altos funcionarios de la URSS, que aprovechando la desaparición de la vieja estructura política y la
Perestroika y durante los primeros años de transición se apoderaron de toda aquella infraestructura,
valiosa en términos económicos, pagando cuotas 
simbólicas, como se ve en los casos de compra de fábricas privatizadas.
Los primeros oligarcas formaron grupos,- clanes organizados en torno al
territorio, el ramo industrial o de servicios 
donde hubieran puesto sus activos. Después de muchas luchas internas,
asesinatos, desapariciones, huidas del país, etc., a día de hoy se cuentan tres
clanes fuertes:

Clan Donieck 

Con personajes como el hombre más rico de
Ucrania (18,3 mil millones de dólares):

Rinat Ajmetov (controla la
industria metalúrgica y eléctrica, bloquea la expansión de capital ruso en este
ámbito. Tiene el control de más del 30% de la energía eléctrica en Ucrania que
exporta a la UE, Moldavia y Bielorrusia; su actividad se extiende además a
otros sectores como son los medios de comunicación, las redes telefónicas
etc.). Es uno de los grandes donantes al Partido de las Regiones del ex
presidente Janukovych, al cual estaba vinculado desde los 90.

A parte de Ajmatov, en el clan
Donieck están presentes Vadim Novinskiy (su colaborador cercano) y Boris
Kolesnikov (primer gestor del Euro en 2012). Otros personajes importantes son
los hermanos Kuleyev, que gracias a la ayuda del presidente Yanukovych han
conseguido transferir el dinero consignado por la  UE 
para proyectos de energías alternativas y que podrían construir su
imperio, precisamente, partiendo de la promoción de la energía solar. También
cuentan con activos en la banca y la industria de la maquinaria industrial.

Clan Gas 

Los más relevantes en este clan
son Dymtro Firtash y Juriy Boyko. Los dos han colaborado para controlar el
mercado del gas natural (intereses con la empresa rusa Gazprom). En base a esta
materia prima Firtash ha desarrollado posteriormente sus fábricas  de fertilizantes donde la empresa Ostchem Holding casi posee el monopolio en
Ucrania, además de exportar a otros países. Durante muchos años sus intereses
iban contra los intereses de Ucrania como país, pues era el principal
patrocinador del Partido de las Regiones en los tiempos del ex presidente
Jushchenko (hace 10 años, en la época de la famosa Revolución Naranja). Jugaba
con éxito en ambos frentes lo que finalmente le ha hecho aún más fuerte, y aún
hoy día sigue usando la misma táctica. Era el oligarca más odiado por la
ex-primer ministra Julia Timoshenko; la lucha entre ambos llevó a Timoshenko a
la cárcel después de las elecciones yen que Yanukovych llegara al poder en
2010. Firtash controla además prácticamente toda la industria del titanio y
coloca sus activos en otros sectores como la banca. Su poder depende mucho del
dinero ruso, por lo que algunos lo toman por el representante de los intereses
rusos en Ucrania. Hace poco fue detenido en Austria por orden de EEUU, donde
espera ser procesado.

Otros miembros del clan son:
Valery Joroshkovski (el jefe de los servicios de seguridad del Estado, que
cuenta además con activos en medios de comunicación), Ivan Fursin y Serjiey
Lovochkin

La Familia 

Se trata de un clan que podemos
llamar reciente. Propulsado por el ex-presidente Yanukovych, con la
participación de sus dos hijos, otros familiares y amigos. Su “cerebro” era un
personaje siniestro, muy vinculado al mundo criminal: Yuriy Ivaniushchenko. Los
activos del Clan Familiar se ubicaban principalmente en la banca y la
construcción. Otras figuras importantes de este clan son: Sierjiey Arbuzov y
Vitaliy Zajarchenko. Durante dos años el clan ha amasado la cantidad de 200 mil
millones de dólares.

Aparte de estos tres clanes hay
otros oligarcas importantes, algunos de los cuales no participan directamente
en política o han perdido ya su posición en ella y no han vuelto; los hay que
aún intentan hacer su propia campaña electoral, como es el caso del Rey  del Chocolate- (Petro Proshchenko). ¿Quién es
Petro Poroshenko? Empezó su carrera con el presidente Kuchma en un clan de esta
época llamado el clan de Kiev, tras lo cual pasó a  apoyar la Revolución Naranja y al nuevo
presidente Jushchenko. En 2005 tuvo que dimitir,  por corrupción, de su alto cargo en el
Consejo de Seguridad Nacional, pasando a ser presidente del Banco Nacional.
Entraba y salía del Gobierno, independientemente del partido que gobernara. Su
ramo es el de la industria alimentaria, sobre todos en lo referido a los dulces
(de ahí su apodo del Rey del Chocolate); también está presente en la industria
del automóvil y en medios de comunicación. En la campaña presidencial se
presenta como “independiente”. Pero como 
la historia nos ha enseñado es capaz de hacer alianzas estratégicas con
cualquier político o partido si hiciera falta.

Partidos políticos que funcionan gracias al apoyo financiero de los
oligarcas

Sin este dinero ningún
partido llegaría muy lejos en Ucrania.

El Partido de las Regiones

Sus ingresos en 2012 superaban
los 40 millones de dólares. Dinero aportado de manera “altruista” por Rinat
Ajmetov, Boris Kolosnikov, Dymtro Firtash y la empresa RUE, el clan de la
familia Yanukovych y los hermanos Kuleyev.

El Partido Batkivshchina de Julia Timoshenko

Cuyos antiguos promotores la abandonaron
(al ser encarcelada), como es el caso de Tariel Vasadze, que pasó a apoyar a
Janukovych y su partido en 2010. De todos modos ha logrado recaudar 15 millones
de dólares, pues últimamente cuenta con el gran patrocinador Konstantin
Zhevego. El primer ministro de Ucrania Arseniej Jaceniuk, también cuenta con
sus propios patrocinadores: Leonid Juryshev, Victor Pinchuk y, Dymtro Firtash

El Partido Comunista Ucraniano

El cual ha obtenido la suma de 14
millones de dólares procedentes, principalmente de sus promotores del Kremlin,
el apoyo de Igor Trasyuk y de Konstantin Grigorishin.

El Partido UDAR

Del famoso boxeador Klichko, que
cuenta con 5,5 millones de dólares gracias a Sierjiey Lovochkin y Dymtro
Firtash.

El Partido Svoboda

Ha llego a conseguir 3,3 millones
de dólares, procedente, en su mayoría de pequeños donantes del oeste de
Ucrania. Entre los más famosos podemos nombrar a Roman Onifriev  y a la esposa del diputado Igor Miroshnienko.

Tras la caída de Janukovych el
panorama ha cambiado sensiblemente y los viejos aliados de Janukovych (como
Ajmetov y Firtash) han abandonado sus filas, para ponerse del lado del nuevo
gobierno y salvaguardar así sus fortunas. De todos modos, el nuevo gobierno ya ha manifestado que no quiere acabar con el sistema oligárquico, al menos en
estos momentos de inestabilidad;  algunos
de los oligarcas  ya se han colocado  en 
altos cargos del poder en  las
regiones del este de país, con la intención de «calmar tensiones». Es el caso
de  Kolomeyski y Truta, que han sido
nombrados gobernadores de Dnietropietrovsk y Donieck. Los oligarcas ucranianos
están preocupados por sus negocios con Rusia y, lógicamente,  no quieren tener problemas con Moscú. Algo
que pudo verse claramente cuando Rinat Ajmatov usó su influencia, defendiendo al
ex-gobernador separatista de Jarkov, Mijaylo Dobkin, aduciendo que no era
relevante perseguir a los enemigos políticos sino mejorar las relaciones con
Moscú. Los oligarcas no tienen miedo del nuevo Gobierno dado que lo ven débil y
fácil de manejar. Sin embargo sí temen a Putin porque supondría un grave
problema el que éste intentara separar en partes a Ucrania, en función de sus
intereses, las fábricas y demás. No olvidemos que los oligarcas rusos son mucho
más poderosos que los ucranianos y que 
podrían acabar con su riqueza muy rápido entrando directamente en el
mercado local. Así que los hombres grises, en su mayoría, están  a favor de la unidad de Ucrania, aunque no
por motivos ideológicos, sino debido a sus propios intereses económicos, tal y
como ha sido siempre. Puede que no sean ellos la clave de las relaciones con la
UE, pero sí con Rusia.

Lo preocupante es que un
ucraniano normal y corriente seguirá inmerso en el mismo sistema, eligiendo en
las elecciones a políticos dependientes y vinculados con este nudo gordiano
semi feudal. De no haber cambios en esta casta de « principitos y reyes», cuyas
raíces se entierran en las profundidades del sistema de mafias y cuyos sucios
intereses se orientan al lavado de dinero en los paraísos fiscales, no habrá cambios
reales en Ucrania. Por ahora el aire fresco lo dan pequeñas iniciativas
ciudadanas de democracia directa, pero queda un largo camino por delante y se
necesitará mucha fuerza y transparencia a lo largo del proceso. Se necesitará
del rol de los movimientos sociales, estudiantiles, intelectuales, artísticos o
sindicalistas. Por ahora es tan solo «una gota en un mar de agua sucia». Pero
hay que seguir creyendo que estos meses de debates sociales, de estar en la
plaza con 60 organizaciones diferentes, hablando varios idiomas, juntándose con
vecinos o compañeros de trabajo, con viejos y con jóvenes, intercambiando
opiniones, compartiendo pan y lágrimas, dolor, rabia, frío y humo; algún día
dará su fruto real y no va ser precisamente un nuevo Gobierno, presidente o
partido corrupto. Por ahora solo les podemos apoyar tal como podemos cada uno y
desearles mucha fuerza, determinación, paciencia y un poco de suerte.

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