COLUMNISTAS | ANTONIO PÉREZ
Enero es el mes de los adivinos. Estos que hoy llamamos futuristas,
creadores de tendencias y pensadores estratégicos –antes, simplemente magos-, nos predicen en enero qué coño
va a pasar en el resto del 2015.
Bah!, miopes cuya vista sólo llega hasta los doce
meses… Puestos a competir en delirios, nosotros podemos entrever no un mísero
año sino hasta varios siglos y lo podemos vaticinar porque conocemos el pasado
con lo cual ya conocemos medio futuro.
El pasado. La Sagrada
Historia Civil sostiene que las Primeras Cruzadas –las actuales son las
enésimas-, fueron fruto del acendrado cristianismo de la Europa del siglo XII:
mentira de las gordas. Aquellos europeos no eran cristianos sino paganos entre
otras razones porque también lo era aquel cristianismo atiborrado de herejías,
creencias persas-greco-latinas y ritos indígenas. Por ello, las Cruzadas no
fueron invasiones religiosas sino el criminal ataque al libre comercio que
existía desde antes de Cristo entre el Extremo Oriente y Europa. Pero resultó
que la morería detuvo a los carniceros. Sin embargo, a Europa no le gusta
recordar que el contraataque de los orientales fue fulminante: en el siglo
siguiente, Gengis Kan llegó hasta Ucrania.
El futuro año 2115. Diez siglos después, la Historia se ha
repetido. La Cruzada anti-islámica que los librecambistas –paradójicamente,
autonombrados herederos de los primeros Cruzados- desataron entre los siglos XX
y XXI contra el Medio Oriente exterminó a millones de moros pero de ahí no
pasó. Fue evidente que los musulmanes no eran los verdaderos enemigos puesto
que los Nuevos Cruzados tenían los ojos puestos en China.
Lo mismo antaño en el
siglo XII que hogaño en el XXI, ¡qué falta de imaginación! Occidente volvió a
olvidar que el comercio se hace con cosas y que los orientales son los únicos
que saben hacerlas. Si Occidente sólo podía ofrecer palabras manidas y las
miserables cosas del botín de su pasado imperialismo, ¿quién le manda meterse a
comerciante? Como era de prever, el resultado de las carnicerías contra la
morisma ha sido el mismo: hoy, los chinos han cruzado el Charco utilizando la
reconquistada base de Rota mientras que la Capilla Sixtina está arrumbada en un
oscuro almacén de Pekín porque no ha superado los estrictos criterios estéticos
del Nuevo Imperio.