Dentro de las sociedades, la Universidad siempre ha destacado por el conocimiento riguroso y crítico, lo que ha dado lugar a ejercer un papel destacado en el progreso social, estuviese o no estipulado en la ley, así como en la integración de todos los sectores sociales.
En este sentido, podemos ver cómo la Universidad de Barcelona permite el cambio de nombre de personas cuyo nombre, por diversas cuestiones, no concuerda con el que figura en su Documento Nacional de Identidad. En particular, se trata de casos de transgénero cuyo nombre de nacimiento no se adecua a su identidad. Tales cambios se pueden conseguir legalmente tras un proceso de varios años. Pero en general las carreras universitarias duran aproximadamente cuatro cursos anuales, por lo que los trámites pueden llegar tarde para aquellas personas que, recién cumplida la mayoría de edad, quieren realizar este cambio lo antes posible.
En este precedente, las medidas de la Universidad de Barcelona se aplican a documentos internos: carnet de la universidad, de la biblioteca, el correo electrónico universitario, las listas de clases, el campus virtual… Otros documentos, muy ligados a la legislación general, no se les aplica estas medidas tomadas por la dirección universitaria, pero esperamos que con el tiempo estas limitaciones absurdas sean superadas.
Mientras tanto, la CNT-AIT de Granada ha iniciado una campaña para reivindicar unas medidas semejantes que bien podrían aplicarse en la Universidad de Granada, reconociendo los derechos de las personas transgénero o con una identidad distinta a la que se marca en la documentación estatal.
Creemos que el uso del nombre elegido por cada un@ no daña a nadie ni niega ningún otro derecho o posición. Habiendo en Granada algunas personas dispuestas a ejercer este cambio, sería muy positivo permitirles usar su verdadera y voluntaria identidad mientras la burocracia estatal avanza en su procedimiento. En cambio, un rechazo solo supondría la negación del verdadero sentir de alguien y la imposición de una mentira y de una forma de ser que no se quiere.
Rogamos a la comunidad universitaria su solidaridad con estas personas, que son parte de tod@s nosotr@s, y la toma de conciencia de la realidad de su identidad de género para la asimilación y aceptación de este colectivo, aún vilipendiado en la sociedad del presente.
