Dicen que era partidario de la poesía, pero un día empezó
a escribir comentarios sobre las telarañas de las casas y
los palacios. Y fue documentándose y escribiendo notas,
día tras día, sobre el arte de las arañas, observando cómo
movían los hilos y tejían redes que se extendían dentro de
las casas y los palacios.
Su padre, desertor emboscado, le había recomendado
siempre que no entrara en las casas y los palacios de las
arañas, que se alejara de sus artes de persecución y caza
de insectos indefensos.
Pero él seguía atravesando casas y palacios. Cada vez
escribía más sobre las telarañas que colgaban de las
paredes esperando a sus víctimas, y tenía menos tiempo
para la poesía: un día fue detenido mientras rompía una
telaraña y acabó en la cárcel.
Dicen que tuvo como compañero de celda a otro poeta,
pero éste sólo escribía poesía y no rasgaba telarañas, vivía
lejos de las casas y palacios con telarañas, de las prisiones
de las arañas: un día, sin embargo, también fue detenido y
lo encarcelaron por escribir elogios poéticos del vuelo libre
de los pájaros e insectos, y por reclamar líricamente unas
alas para la tristeza de las tortugas.
Albert Tugues