en el mes de enero hemos visto plasmado en el documento llamado “Libre Elección y Área Única de Salud” un plan de reestructuración del sector sanitario por el que quedan implantadas las bases para la final cesión de servicios de públicos a privados a medio plazo. Hemos tratado y analizado punto por punto, y en el mismo orden, el documento publicado por el Servicio Madrileño de Salud este mismo enero. Se han comentado y expuesto los puntos más relevantes.
Se propone la opción de Libre Elección: es un sistema que facilitará su venta a las empresas privadas. Implica la acomodación del paciente a la oferta, colapsos de servicios, eliminación de los menos rentables y la movilidad de pacientes y profesionales a lo largo de toda la comunidad autónoma. Las ofertas de servicios de cada centro enmascaran una discriminación de pacientes, plasmada en los indicadores de salud utilizados y la percepción de la atención recibida. El objetivo es alcanzar ciertos indicadores para conseguir los incentivos, ya no se habla de pacientes sino de clientes. Los incentivos, productividad variable y las nuevas modalidades de contratos implican destajos, acumulación de pacientes, alteración de horarios, y desplazamientos de centros. La imposición del Área Única de AP está abalada por una serie de leyes diseñadas específicamente para que el negocio sea lucrativo, favoreciendo la figura del gestor como receptor de los beneficios del centro y posibilitando la coexistencia con otros tipos de negocios no sanitarios.
El esfuerzo que se observa en la implantación del SI es de una intensidad no vista hasta ahora y que llega tarde. La gestión de los Recursos informáticos se cede a las empresas y se expone a todo tipo de comercio y uso. El Sistema Informático posibilita la estandarización de protocolos, la gestión de servicios centralizada y la atención masiva, pero a cambio se deshumanizará la atención: acceso remoto a los servicios controlado por máquinas y protocolos que tratan a las personas como máquinas sin posibilidad de acomodación al paciente por falta de acomodación del tratamiento y su seguimiento. El intento de ahorro del gasto hospitalario por medio de la contención de ingresados por AP será reforzada mediante contratos e incentivos entre ambos. El ahorro previsto en personal, material, farmacia y pruebas aumentará el número de errores, desajustes y complicaciones en cada enfermo; que junto con el desvío del gasto al paciente y criterios mercantiles, y no de calidad, hacen imposible el balance final positivo.
También es imposible la implantación de dicho sistema, ni en los plazos previstos ni en las condiciones propuestas, después de observar la evolución del sector. Mientras no se les permita a los equipos de profesionales adoptar sus propias decisiones concernientes a -y con- la población adscrita, no se eliminen los incentivos productivos, se permita la entrada de actividades no sanitarias, no se aumente el personal y no se adopten políticas de prevención y educación y no solo asistencialistas, no observaremos un verdadero ahorro ni mejora de la calidad, tanto laboral como productiva. Por todo esto el sistema planteado se ve netamente inviable y solicitamos que se retire la propuesta en todos sus puntos entendiendo que el cambio debe ser a mejor.
NO SOMOS MÁQUINAS, QUEREMOS UN TRATO HUMANO.
LA SALUD ES UN DERECHO, NO SU NEGOCIO.