Chorreones de henna y otras cuestiones
Un año más, un día más, una fecha más, una más de las miles de efemérides que inundan el calendario.Y sin embargo, este no es un día cualquiera. Es el día en que las mujeres dejamos de ocupar titulares como víctimas de la violencia de género para pasar a las grandes heroínas de la jornada, las ganadoras, siempre con la coletilla del «aún queda mucho por hacer».
Casi con toda seguridad, una de las mujeres que bañe de violeta sus redes sociales ese día, usando el lazo lila como imagen de perfil, lleve más de ocho horas de jornada laboral, haya terminado las tareas de su casa sin desatender hijas e hijos y quizá con suerte, haya tenido tiempo para dedicar unos minutos a su cuidado personal, más por obligación que por devoción, preocupada por una imagen que ya no recuerda a quien le importa más, si a ella o a un sistema que se empeña en convertirnos en feas si no nos aderezamos y aliñamos.
O quizá esa mujer aún no ha vuelto del trabajo, se ha prendido el lazo a la solapa de la chaqueta de ejecutiva y ha vuelto a rehacer el informe que deberá presentar sin falta a primera hora del día siguiente, intentando no sentirse frustada e incompleta en una sociedad que le ha obligado a elegir entre realización personal y laboral, y que ya hace mucho tiempo que entendió que la llamada «conciliación» es un término solo aplicable al universo femenino.
Puede ser que esa mujer esté recogiendo a sus hijas e hijos del colegio mientras recuerda los años en que podía trabajar, cuando aun no había renunciado a todo por su maternidad, y se siente culpable cada vez que piensa en liberarse de tanto en cuando de sus hijos; se sumerge en un universo de ansiedad y depresión porque no entiende el origen de su malestar, porque ser madre no es la panacea que le habían vendido. En definitiva, porque ya no se acuerda de quién es ella en realidad.
Hoy en día, las mujeres nos debatimos entre corrientes de crianza natural, apego y cupcakes, y nuevos feminismos radicalizantes que nos piden que nos esterilicemos antes de asumir la tiranía de la maternidad y la vida doméstica. Quieren que nos «empoderemos», ignorantes de que es un término que la mayoría de las veces se refiere a la asunción de roles masculinos; mientras tanto, que los hombres adopten roles tradicionalmente femeninos no se percibe como empoderamiento en absoluto, sino como signo de debilidad. Los catálogos de juguetes siguen anclados en el rosa y el azul, encargándose de recordarnos que debemos entrenarnos para el cuidado, la casa, lo dulce y sensiblero, maquilladas y peinadas desde los tres años, sexualizando nuestra infancia con bikinis con relleno.
Y permanecemos ajenas al hecho de que seguimos cobrando menos por desempeñar el mismo trabajo que los hombres, que seguimos sin tener acceso a los llamados puestos de responsabilidad, en la mayoría de los casos maniatadas por una autoimpuesta tarea de cuidados. Seguimos siendo las que en un alto porcentaje no se reintegran a su puesto laboral tras la maternidad, sin opción a plazas en guarderías públicas, prácticamente suprimidas. Seguimos siendo las culpables de violaciones y vejaciones, abocadas a no salir a la calle sin escolta masculina, a riesgo de provocar. Inundamos facultades y escuelas superiores, desoladas por el incremento del paro femenino, muy superior al masculino.
Las mujeres, principales víctimas de la crisis de un sistema en decadencia, hacemos nuestra la palabra solidaridad, y reivindicamos la lucha contra el patriarcado y el capital, empeñadas en hacer ver que una revolución que no cuente con nosotras en sus filas está destinada al fracaso.
Por nosotras, por nuestra dignidad como mujeres, como trabajadoras, contra el patriarcado, haced vuestro el grito. ¡Viva el 8 de marzo!
Secretariado Permanente del Comité Confederal
En este número:
- Portada | El 8 de marzo es algo más…
- Sindical pág 6 | Una reforma agraria que nunca llega
- Economía pág 12 | El futuro de los bienes comunales
- Actualidad pág 14 | Violencia de género y 8 de marzo: atando cabos
- Global pág 17 | Entrevista a Mahmood, secretario internacional de la FAU alemana
- Memoria e Historia pág 24 | Lucía Sánchez Saornil: periodista y poeta anarquista
- Cultura cuadernillo central | Construir un discurso maternal (decente)
- Opinión pág 26 | Sexismo y antisexismo en la CNT
- Contraportada | Nuestros locales // Cartagena: asistir al resurgir de la CNT