Un frío del copón
En el colegio nos enseñaban que a los nazis les derrotaron los rusos porque supieron esperar. Entre otras cosas porque la mejor estrategia de Stalin la desarrolló su mejor general, el general invierno. Que ha llegado el invierno es un hecho natural que forma parte del ciclo de la vida. Algo innegable y que todos podemos percibirlo.
Ahora bien, lo que es más difícil de ver y entender es que el invierno haya llegado para quedarse. Y es que socialmente hablando no solo han congelado los salarios y pensiones, o talado nuestros derechos laborales y sociales para aumentar sus privilegios. Lo peor es que su gélida maquinaria de control social nos está helando la sangre. Y desgraciadamente no estamos siendo capaces de responder a sus inclementes ataques de una manera global como clase trabajadora.
En nombre del nuevo dios del frío, los mercados, pretenden imponer un largo y duro periodo glacial. Todo ello a base de infundir miedo, penurias y miseria. Quieren desterrar la primavera y someternos a un invierno sin fin.
Cada viernes, como en un deja vu del eterno retorno, nos abofetean en la cara con sus tormentas de nieve. Se nos atraganta la comida viendo las malas noticias que nos dictan con su sonrisa siniestra, esos sinvergüenzas que dicen representarnos. Son los coleccionistas de la riqueza que nosotros generamos. Los despilfarradores de lo público, los que regalan dinero que no les pertenece a sus amigos banqueros al 1% para que ganen un 6%. Los mangantes, la mafia.
Calentitos en este invierno helado, roban, insultan y avasallan a un pueblo que está demostrando tener una paciencia hasta ahora inagotable.
Con tanto frío no no apetece ni salir de casa. Pero desgraciadamente cada cía de reclusión hace que la helada deje en la calzada una pátina resbaladiza, más inestable. Así que se nos plantean dos alternativas para combatir a tales acontecimientos climáticos.
Podemos permanecer en casa -si aún no nos ha desahuciado el banco- a la espera de que llegue la primavera o por el contrario podemos salir a buscarla.
Lo inteligente, lo cauto es esperar a que escampe el temporal. A buen resguardo encender la calefacción -si es que aún nos lo podemos permitir- y rezar, como nos aconsejan los curas que tanto piensan en nosotros. Ivernando a espera de que lleguen tiempos mejores.
Pero los anarcosindicalistas somos de los que creemos que lo inteligente no es esconderse a espera de que amaine el temporal. Más bien somos partidarios de buscar por nuestros propios medios la llegada de la tan ansiada primavera. Lo inmediato urge, y por eso tendremos que frenar las consecuencias de este insoportable invierno que ya dura demasiado. Atajemos la nieve con las palas y mitiguemos el hielo con la sal. Salgamos día si y día también a la calle. Sin duda pasaremos frío, pero será porque no queremos morir congelados.
Exigimos la llegada de la primavera, nos la merecemos. Necesitamos ver florecer un nuevo mundo. Un lugar donde no tengan cabida los ególatras de las corbatas y barrigas descaradas. En esa primavera la armonía de los trabajadores gestionará los designios que ellos mismos hayan elegido. Será el resurgir del 19 de julio barcelonés.
Aunque parezca que aun queda lejos ésta primavera, ahora podemos desterrar el frío que nos paraliza, que nos encoge y que nos sume en el egoísmo más pueril donde cada uno va a lo suyo pero nadie sabe a que va.
Sin duda es el momento de exigir lo que nos pertenece, la riqueza que hemos generado. Esa riqueza es y tiene que ser para los trabajadores. Que no nos la arrebaten ni políticos, ni bancos ni pseudo trabajadores subvencionados. Ahora más que nunca organízate y lucha.
En este número:
- Portada | Insaciables…
- Sindical pág 4 | Campaña sindical contra la apertura en festivos de los comercios
- Economía pág 10 | La evolución de los salarios en el mundo
- Actualidad pág 12 | «Tarifazo» no, de momento
- Global pág 18 | Autogestión obrera en Argentina
- Memoria e Historia pág 20 | COPEL. Historia de una lucha anticarcelaria
- Cultura cuadernillo central | Entrevista a Heleno Saña: «La anarquía no consiste en hacer cada uno lo que le da la gana»
- Opinión pág 26 | Catalunya-España: una tensión renacida
- Contraportada | Nuestros locales // Villaverde Alto: Historia de una ocupación de patrimonio legendaria