Fue en 1888 cuando se editó por primera vez un periódico anarquista con el título de Tierra y libertad. El nombre se tomó del movimiento populista ruso homónimo, por resumir el anhelo de los desheredados del mundo. De aparición quincenal, el periódico se mantuvo un año. Tras este periodo desapareció para reaparecer diez años después como suplemento de La Revista Blanca, convirtiéndose en semanario dos años después. Fue diario durante la segunda mitad de 1903. La Dictadura de Primo de Rivera lo suprimió en 1923 junto al resto de la prensa libertaria. En 1930 volvió a aparecer como semanario, editado por la Federación Anarquista Ibérica (FAI), siendo diario en los años de la Revolución Española (1936-39).
Tras la victoria fascista, siguió publicándose clandestinamente, sin periodicidad fija, sirviendo como vehículo de esperanza del movimiento libertario. Paralelamente, en México los exiliados anarquistas españoles publican un periódico mensual con idéntica cabecera, con un claro llamamiento a todos los defraudados por esa Revolución Mexicana que, al grito de ¡Tierra y libertad! se alzó contra la opresión, siendo traicionada por una camarilla demagógica que se ha enseñoreó del país a sus expensas.
En España, en 1977, con la reorganización libertaria tras la muerte de Franco, los grupos de la FAI deciden volver a editar Tierra y libertad mensualmente. Este periódico es la cabecera decana de la prensa libertaria en lengua castellana y una de las más antiguas del mundo.