Sumario
Sindical :
– La secció del taxi impulsa la impugnació del conveni col.lectiu
– Transports Prujà canvia de nom per esquivar als acreedors.
– Proliferen els actes de la CNT pel 1er de Mai g arreu del territori.
Opinió:
– Una vaga es convoca per guanyar-la
Esport i anarquisme:
– L’esport ens pertany. Xerrem amb un membre de CND i de la UGEL.
ICEA:
– (II) El devenir de la clase obrera: La medición de la clase.
Antirepressiu:
– 9è informe sobre la situació de la tortura a l’estat espanyol.
– Agressió racista a Cornellà de Llobregat.
– 7 anys de presó per bolcar contenidors.
– Segon aniversari del 15-M, marcat per l’entrada dels mossos a l’taneu llibertari de Sabadell.
Anàlisi:
– Quién es el nini hoy?
Cultura:
– Repassant la música negra, del funk al black power.
Un cafè amb…
– Rakel López, treballadora al RACC.
Te puedes descargar el archivo, aquí
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Editorial:
La batalla de las ideas
Treinta y seis es una cifra más que curiosa en la vida social y política de las Españas. En 1936 empezó lo que para las clases populares se le llamó Revolución, mientras que para otros fue un Alzamiento Nacional fruto al fin y al cabo de un golpe de estado fracasado. Treinta y seis fueron los años que el dictador nacionalcatólico, Francisco Franco condujo los quehaceres de España como jefe del Estado. Treinta y seis son los años entre la aprobación de la Constitución Española que permitió de forma fehaciente el inicio del ingreso del Estado Español en la antigua Comunidad Económica Europea. Treinta y seis son los años que hay entre 2013 y 1977, fecha donde izquierda y derecha firmaron la defunción del movimiento obrero: los Pactos de la Moncloa. No hay que olvidar que a resultas de ella, y tras una manifestación convocada en Barcelona por esta central sindical, sucedió el tristemente conocido como Caso Scala. Esos Pactos significaron la muerte de la CNT, por su lado más contundente como por su lado más sindical. Treinta y seis años después se ha empezado a levantar cabeza.
Profecías al margen, es evidente que los cambios y las radicalidad de las posiciones sociales e ideológicas están rompiendo el espacio central de la política. Los diferentes ejes que componen la sociedad y política catalana se están radicalizando, dejando de lado el “consenso” tanto social como nacional. De ello, las primeras víctimas están siendo las posiciones de partidos como el PSC o de coaliciones como CiU.
A todo ello, partidos como el Popular, el cual está haciendo un viraje a la derecha, no parece que les permita canalizar una supuesta centralidad de la cual hacían gala no hace tanto tiempo. Aspectos como la aprobación de lo que es uno de los mayores ataques a la inteligencia como la realizada por el Parlamento de Aragón, con la creación de una nueva “lengua”: la Lengua Aragonesa Propia del Area Oriental, junto a los silogismos para no actualizar pensiones o sueldos con expresiones como la “desindexación del IPC” son ejemplos claros de una burla creciente al conjunto de unos súbditos que parece que cada vez se creen menos las historias y brotes verdes de una casta política que está podrida hasta los tuétanos.
La izquierda no parece que esté mucho mejor. El 1 de mayo se ha convertido para algunos en la fiesta del trabajo, y los trabajadores nos hemos transformado en ciudadanos, como decía el líder de la principal central sindical, don Ignacio Fernández Toxo en la pasada Huelga General. Se nos llama ciudadanos que estamos bajo el imperio de la ley. Una ley que por lo que se ve no acaba de ser igual para todos. El último escándalo (por llamarlo de alguna manera) es el de la desimputación de la infanta Cristina de Borbón. Su esposo, el Duque de Palma sigue en una peligrosa carrera hacia el abismo judicial que muy probablemente terminará con el indulto del gobierno de turno.
Silogismos e imputados a parte, la tasa de paro en Catalunya llega casi al 25% en el primer trimestre. A ello cabe sumar, como cada vez más familias no disponen de ingreso alguno, provocando un incremento espectacular de la pobreza, la migración forzada a países como Alemania, donde en ciudades como Berlín ya aparecen pintadas contra los inmigrantes españoles (¿habrá algún votante de Plataforma per Catalunya o España2000 entre esos emigrantes?).
La estrategia encabezada por Alemania, fundamentada en un rigor presupuestario de nefastas consecuencias para las clases populares y trabajadoras del sur (y no tan sur) de la Unión se fundamenta en el supuesto miedo histérico de las élites alemanas a la inflación. Paralelamente, parece ser que un simple estudiante de doctorado ha desmontado un estudio económico que permitía justificar esta política de recortes, al afirmar que cuando la deuda pública superaba el 90% del PIB, el crecimiento económico se veía afectado. Una tabla de excel cuestionando toda la política económica de una de las mayores superestructuras económicas y ¿políticas? internacionales.
A todo ello, la izquierda política y sindical sigue en sus trece de aspirar a unas políticas económicas de corte keynesiano como salvación de la crisis económica y vuelta al modelo propio de la era de los años dorados del capitalismo.
Y entre la espada y la pared nos encontramos aun ciertamente acomplejados los movimientos antisistémicos, sindicatos como la CNT, cuyos valores están al margen de la izquierda y la derecha. La mayor batalla, a corto plazo es la de las ideas. Y es esa, la que la clase está empezando a marcar.
Ir sin complejos, al enemigo y afirmar de forma rotunda que no queremos ocupar las poltronas a la izquierda del rey sino que esas poltronas y esos Parlamentos sean pasto del odio de clase. Que no queremos ser ciudadanos ni súbditos de nadie, sino clase. Clase trabajadora que tiene e impone sus leyes y su justicia como antaño lo hizo.
Que no queremos unos impuestos más altos, ni un ejército de inspectores de Hacienda paseándose por empresas y paraísos fiscales para grabar un 70 u 80% de las rentas de los ricos como quiere la izquierda. Que lo nuestro es distinto, que el ejército lo queremos de trabajadores asaltando las empresas y obligando al empresario, al directivo o encargado a trabajar igual que lo hace el trabajador por lo mismo. Que no creemos en la redistribución de la renta vía impuestos, sino la distribución primaria de la misma (es decir en las empresas) en función de las necesidades a cubrir. Que no queremos la nacionalización de las empresas en manos de un ejército de burócratas y altos funcionarios sujetos a una corrupción partitocrática digna de la antigua URSS. Que no creemos en el modelo de una Andalucía ni una Venezuela llena de subsidiarios contentos pagados por Papá Estado. Que lo que queremos es que esas tierras sean de los trabajadores y que los Alba sean historia. Que los valores de responsabilidad y de esfuerzo, no son de la derecha sino del anarcosindicalismo.
Y eso, como tantas otras cosas, hay que volverlo a poner en valor. Eso es lo que hizo grande a esta organización: la voluntad de poder, la firmeza en unas ideas que consiguieron limpiar territorios como el nuestro de esa escoria que hoy manda y gobierna.
¡Tenemos la Razón, consigamos la Fuerza para imponerla!
Secretariat Permanent del Comité Regional de Catalunya i Balears.