El pasado día 9 de enero falleció a los 88 años el compañero Manuel Suárez García. Manuel Suárez entró en contacto con las ideas ácratas siendo un niño. Con apenas 12 años ya había leído folletos de los pensadores anarquistas italianos Pedro Gori y Enricco Malatesta lo que influyó decisivamente para que frecuentara los medios libertarios de la localidad.
Empezó a concurrir por el local de la CNT, donde los compañeros más veteranos le ponían algún reparo por su corta edad. Allí asistió a las conferencias que organizaba el sindicato, entre ellas a varias charlas de Antonio Morales Guzmán, anarcosindicalista malagueño que visitaba Adra en giras de propaganda. La lectura de la Revista Blanca y del Periódico confederal Solidaridad Obrera terminaron por forjar su espíritu libertario.
En el verano de 1936 se afilia a las Juventudes Libertarias y a la CNT. Primero en el Sindicato de Oficios Varios, después tras el fracaso de la sublevación militar y en plena efervescencia revolucionaria en el Sindicato de Campesinos de la CNT donde ocupó cargos de responsabilidad. Convencido antimilitarista siempre que pudo rehusó luchar con las armas en la mano. Colaboró en la retaguardia en diversas tareas. Principalmente las impulsadas por el sindicato de campesinos de la CNT como por ejemplo, la incautación de fincas rústicas que inició el anarcosindicalismo en la localidad.
Tras la debacle huyó en un barco de pesca junto con otros compañeros a Oran. Pasó por los campos de Suzzoni y Morand. Más tarde ingresaría en las Compañías de Trabajo formadas por los franceses de donde se escapó sobreviviendo “sin papeles” en Orán hasta el desembarco aliado en Casablanca. Durante su estancia en el norte de África aprendió esperanto, idioma que dominó con agilidad.
Años después tras el final de la II Guerra Mundial se trasladó a Francia donde enseguida se unió al esfuerzo de los anarcosindicalistas españoles en reorganizar la CNT en suelo francés con la proyección de luchar contra la dictadura franquista. Primero recabó en Toulouse donde trabajó un tiempo en la colectividad de Aymare. Después se trasladó a Paris donde se ganó la vida trabajando en la construcción y finalmente en el sector del metal hasta su jubilación en 1981.
En 1978 volvió a pisar España. A partir de esa fecha no pasó un año sin que visitara su localidad natal lo que aprovechaba para interesarse por las actividades sindicales del reconstituido sindicato de la CNT.
En el verano de 2006 vuelve definitivamente a Adra, después de 67 años de exilio. Desde entonces hemos contado con su presencia en la sede social del sindicato. Como antaño ha sido un asiduo concurrente en las asambleas, participando en cuantas actividades y movilizaciones sindicales su avanzada edad le permitía. El pasado verano y con motivo de la celebración del centenario de la CNT dejó grabado su testimonio de trayectoria militante. Manuel Suárez se fue con la misma modestia que vivió. Compañero sencillo con una honradez a toda prueba como los millones de trabajadores que nutrieron masivamente la Confederación en su época más gloriosa.
Marchar tranquilo compañero y descansa de tanta lucha. Tu ejemplo de compromiso y honestidad queda indeleble entre los que tuvimos la suerte de compartir militancia contigo.
Manuel Suárez, el primero a la izquierda junto a un grupo de compañerxs del exilio.