Bilbao | Ilustración: Ana Nan | Extraído del cnt nº 424. Sección Nosotras
Beauvoir dijo que «una mujer no nace, se hace», pero en los feminismos, ya no nos ponemos de acuerdo ni en lo que significa hacerse mujer. Con unanimidad y sin debate, sólo aceptamos una premisa: seguimos siendo la otredad. Por supuesto, ¡faltaría más! últimamente nos meten con calzador por imperativo legal en todos los saraos, para cumplir cuotas y quedar bien de cara a la galería. Se habla con la A, aparecemos en pancartas, en vídeos, en textos, en fotos. ¡Hacen como que existimos! Aparentar paridad es la norma en el siglo xxi, cuando en realidad al statu quo no se le ha movido ni el flequillo. Porque vale, algunas mujeres, las inconscientes, las bocazas, las solteras, las que no tenemos hijxs, las ociosas con buenos horarios, parece que militamos, pero ¿dónde están las demás mujeres? ¿Dónde están las parejas de nuestros compañeros? Yo no sé dónde están las parejas de nuestros compañeros, pero hay algo que me intriga aún más: ¿dónde demonios están sus hijxs? ¿Acaso nadie tiene descendencia? ¿Ni madres/padres de una edad? ¿Es no procrear, ni cuidar de nadie, la condición sine qua non para militar en la CNT?
Huelga decir que a día de hoy hay tantas pmaternidades como mpadres: están lxs fans de la crianza natural, que colechan, dan pecho a demanda, respetan ritmos y tiempos sin imponer estándares con aceptación incondicional. También existen, ¡por supuesto! quienes meten biberón, usan la cuna y dejan llorar, quienes vuelven a trabajar con la episiotomía aún sin curar y quienes manejan horarios inamovibles para crear estructura en sus churumbeles. Algunos neonatos no tienen género. Otros van de azul y rosa y tienen las orejas agujereadas. Hay in vitros, bollofamilias, adopciones, acogidas, crianza en tribu. Hay hombres (trans) que dan a luz. Me alegra que cada cual elija el modelo que mejor se le adecúe, porque sé que si algo tienen en común todos los maternajes, es que se llevan a cabo con la mejor intención. Ahora bien: ojo-cuidado con los dogmas, porque luego podrá salirte un churro, seas de la secta que seas.
Me alegra que cada cual elija el modelo que mejor se le adecúe, porque sé que si algo tienen en común todos los maternajes, es que se llevan a cabo con la mejor intención. Ahora bien: ojo-cuidado con los dogmas, porque luego podrá salirte un churro, seas de la secta que seas.
¿Y qué hacemos quienes no traemos vida a este mundo? Las que nos quedamos para vestir santos, las estériles, las egoístas, las viejas a las que se nos pasa el arroz, las abortistas, las eternas tías o madrastras. Me alegra que me hagáis esa pregunta, porque soy profesora, y ni me gustan lxs niñxs, como grupo, ni me dejan de gustar, igual que me pasa con toda la gente que no conozco (así de primeras), porque soy introvertida y necesito crear relaciones de intimidad-confianza para que me apetezca relacionarme con alguien. Quiero gritar aquí a los cuatro vientos, que estoy hasta el mismísimo moño de escuchar por activa y por pasiva: «cuando seas madre, lo entenderás». ¡Gentes que un día tuvisteis sexo sin condón, tengo una noticia para vosotras: cuido de vuestrxs hijxs de lunes a viernes! ¡Me sé los nombres de sus amigxs, lo que hacen en su tiempo libre, qué tabaco fuman, por qué lloraron antes de ayer o con quién se morrearon el viernes en el recreo! También sé muchas de vuestras intimidades, detalles de vuestros divorcios, o vuestro nivel de cabreo cuando os dijeron que no querían ser ingenierxs industriales y se matricularon en antropología. ¡Sorpresa!: quienes creemos en las pedagogías libertarias, en la educación libre, tratamos de crear espacios de horizontalidad y confianza y entre semana somos tan pmadres como vosotrxs, aunque no hayamos experimentado contracciones, ni soltado al espermatozoide más rápido. Así que no tenemos que esperar a ningún evento para entender las cosas, porque yo ya entiendo la crianza en comunidad como lo deseable, y no vivir en colmenas unifamiliares como el mejor escenario posible. Paso muchas horas al día performando maternar tanto en el curro, como con lxs hijxs de mis amigas. ¿Pero en el sindicato, qué nos pasa con la mpaternidad en el sindicato?
Hay que abrir las puertas de nuestros locales de par en par. Nos hemos saltado un par de pasos y hemos dejado de considerar nuestros locales ese lugar que facilita que la gente se vea, se conozca, se relacione
Desde aquí, hago un llamamiento a quienes leemos esto, ya que nos gusta decir que «llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones»: ¿podemos POR FAVOR empezar a replantearnos la mpaternidad de otra manera menos posesiva e individualista? Nosotrxs que reivindicamos un sentimiento de grupo, con bienes comunes y tierras colectivizadas, ¿vamos a seguir jugando a la propiedad privada con lxs niñxs? No me voy a meter con el «por mi hija ma-to», porque lo entiendo perfectamente. Lo que me parece más raro y entiendo menos es que sólo «ma-tes» por TU hija, y que la hija de la vecina del quinto te importe un pepino. ¿Cómo puede ser que yo que soy un despojo humano y no tengo una sensibilidad especialmente desarrollada por la infancia, sienta que me importan lxs niñxs en general, pero a ti que has traído vida a este mundo no te importa más que quien lleva tus apellidos? ¿Qué nos han hecho? ¿Qué nos hemos dejado hacer? Yo no digo que metamos a niñxs de 6 años en la reunión de comité local (bueno sí, en realidad, sí lo digo, porque pueden estar ahí dibujando tranquilamente, haciendo un collage con pegatinas de la CNT, o cantando «a las barricadas» y corriendo entre las sillas), pero creo que nos han engañado con esto de compartimentar la vida familiar como si fuera una colmena.
Afiliación de la CNT, me temo que ya no vale con llamar COMPAÑERX a tu novix para parecer libertarix. Es hora de dar el siguiente paso. O empezamos a crear lugares de encuentro y reunión, donde la vida, los cuidados y el apoyo mutuo estén en el centro DE VERDAD, o esto es paripé. Hay que abrir las puertas de nuestros locales de par en par. Nos hemos saltado un par de pasos y hemos dejado de considerar nuestros locales ese lugar que facilita que la gente se vea, se conozca, se relacione y gracias a ello, que el apoyo mutuo no sea sólo ir una concentración por un señor con barba de tu pueblo con pegatina de CNT que no sabes ni cómo se llama.
Cuando decimos «cuenta con CNT», me gustaría que fuera cierto. La (no) pmaternidad en tiempos de capitalismo y patriarcado no es fácil, pero nosotrxs podemos hacer las cosas mejor. ¿O era todo mentira?