No es

La obscenidad no es

esa Lolita que, descarada, se chupa el dedo

frente a un abuelo moribundo

que se ha gastado su escueta pensión

en ver este absurdo gran partido de fútbol.

La soberbia no es

esa señora que niega a su hijo tres veces

cuando lo reconoce en un cajero, dormido

abrazado a su viejo vestido de novia,

mientras saca dinero para un nuevo abrigo de armiño.

La locura no es

lanzarse de un puente hacia la nada

mientras tu esposo, amante o amigo

asesina al niño que nació de tu vientre

ante su “querida” niña, que él, como hija, no ama.

La desidia no es

ver cómo te tiras y no intentas salvarte

mientras comento con nuestros vecinos

que lo tuyo con tu guapo marido

era una relación de lo más sangrante.

El pecado no es

saltarse la misa de los domingos

cuando eres un niño que fuma a escondidas

mientras el sacerdote que te sodomiza

recuerda a sus fieles las enseñanzas divinas.

La guerra no es

que muera tu hijo en el frente

defendiendo a cualquier nación, a un presidente

mientras ese señor esconde en su secreta caja,

el oro cobrado a un país pobre, por la venta de armas.

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