El próximo domingo 12 de octubre, como cada año, el estado vuelve a deleitarnos con una nueva celebración de lo que l@s gobernantes llaman «fiesta nacional» o «día de la hispanidad», que no es otra cosa que la ostentación y exaltación de los valores más despreciables que quienes detentan el poder pretenden que la clase trabajadora comparta y celebre: nacionalismo y patriotismo fratricidas, imperialismo, militarismo, jerarquía y sumisión.
El nacionalismo es la nueva religión que necesitaron l@s poderos@s una vez que los dogmas teológicos dejaron de servir como aglutinantes para someter a la población bajo las fronteras artificiales de los estados, y como nueva excusa para lanzar a l@s trabajadores/as de distintos estados a las luchas fratricidas en las que l@s poderos@s decidían -y deciden- cómo repartirse el pastel, como si de una partida de ajedrez se tratase. Así, durante el siglo XIX se van fraguando los distintos nacionalismos, de muy diverso pelaje pero siempre ligados a la burguesía y el capital, por un lado, y a la idea de estado-nación ya creado o a la pretensión de crear uno nuevo, por otro.
Por tanto, no es más que un instrumento para que la población explotada acceda a defender los intereses de las oligarquías explotadoras, apelando éstas a la idea de «patriotismo» o «sentimiento patriótico», emoción tan artificial como las propias fronteras de los estados. Porque, al fin y al cabo, se trata de distraer a la población de lo que verdaderamente debería preocuparla, su propia emancipación y la consecución de una sociedad sin explotadores/as ni explotad@s. Así, se nos quiere infundir ese «sentimiento patriótico» y «amor por la nación», siempre excluyentes hacia el otro, hacia lo diferente, hacia l@s habitantes de otros estados-nación, para que no desarrollemos otros sentimientos verdaderamente humanos y naturales: el sentimiento de fraternidad, el amor por la libertad y la rebelión hacia quien trata de arrebatárnosla.
Qué decir del imperialismo… puesto que, en efecto, lo que conmemora el 12 de octubre no es otra cosa que la invasión, aniquilación, sometimiento y destrucción de los pueblos que libremente habitaban el continente americano, lo que desde pequeñ@s nos enseñan en la escuela como el «descubrimiento» de América, la «civilización» de dicho continente, la «expansión» de Europa… Que tod@s l@s que celebran esta barbarie pregunten a l@s indígenas qué les parece que llegasen los occidentales, con su actitud prepotente -e increíblemente ignorante, por añadidura- a «descubrirl@s», «civilizarl@s», imponerles el cristianismo y «expandirse» a costa de su sangre, sufrimiento y destrucción de sus culturas. Sin lugar a dudas es terriblemente inhumano y de un egocentrismo sin parangón el celebrar la llegada de Cristóbal Colón y sus hombres a las Indias Occidentales. Y esto es lo que l@s señores/as polític@s nos dicen que cada 12 de octubre debemos hacer l@s «buen@s ciudadan@s».
El 12 de octubre supone además una vergonzosa exaltación del militarismo y la fuerza bruta del estado, con el fastuoso y pomposo desfile que l@s poderos@s organizan cada año por el centro de Madrid, al cual acuden todas las autoridades, empezando por el rey «demócrata», que disfruta de la reverencia generalizada y servil hacia su persona. Al mismo tiempo, el estado aprovecha para enseñarnos todo su arsenal armamentístico, las más novedosas máquinas de matar y los logros de la tecnología al servicio de la aniquilación y destrucción de la vida humana. Miles de millones de euros del erario público son invertidos en mostrar el monopolio de la violencia legítima, la fuerza bruta que los estados y quienes los gobiernan -arrogándose la legitimidad de las urnas- están dispuest@s a utilizar contra seres humanos en el momento en que los «intereses nacionales» lo exijan. A l@s trabajadoras/es nos dicen que estamos en crisis, pero mientras l@s gobernantes despilfarran sin ningún pudor grandes sumas de dinero (que salen de los impuestos que pagamos l@s propi@s trabajadores/as) con tan bochornoso fin.
Por mucho que nos quieran vender la moto de que el ejército es una institución «humanitaria» y que persigue la «defensa de la paz», no pueden engañarnos, pues ya son muchos siglos demostrándonos que se trata de una institución basada en la jerarquía, el sometimiento y la imposición, y que la única «paz» que defiende es la que interesa a l@s poderos@s, la paz social, los privilegios de unos pocos frente a la miseria de la gran mayoría, caiga quien caiga y cueste las vidas que cueste.
Por todo esto, nosotr@s decimos NO A LA CELEBRACIÓN DEL 12 DE OCTUBRE. Frente al nacionalismo, patriotismo y jerarquía que nos quieren imponer, luchemos por la libertad de todos los seres humanos y por una sociedad igualitaria, justa y libre de explotación. Contra el poder y la autoridad fratricidas, nuestra solidaridad y apoyo mutuo. Frente al delegacionismo, autoorganización y federalismo. Frente a la sumisión, rebelión. Contra el pensamiento único, conocimiento, visión crítica y aprender a pensar por nosotr@s mism@s. No queremos dar culto a un trapo de colores o a unas fronteras que han sido creadas de manera totalmente arbitraria e interesada.
NI PATRIAS NI FRONTERAS. CONTRA EL ESTADO Y EL CAPITAL, POR LA ANARQUÍA.