EXTREMA DERECHA EN EUROPA | ALEMANIA
La extrema derecha germana no se encuentra en su mejor momento, por lo que los nazis en la actualidad buscan cobijo bajo los estadios de fútbol.
F. Wegner y M. Robbiano | Periódico CNT
En Alemania, la extrema derecha no se encuentra en su mejor momento. Esta es una de las diferencias fundamentales con otras partes de Europa y radica principalmente en que la situación económica alemana es, por el momento, estable, a pesar -o a causa- de que hay muchos trabajadores que deben trabajar bajo condiciones cada vez más precarias. Los representantes de la economía alemana no se cansan de subrayar que les hace falta la llamada `mano de obra cualificada´, y la crisis que tiene lugar en otros países de Europa se ocupa de que dicha mano de obra se consiga a un precio bajo. Mientras tanto, en el debate público, tanto los representantes del partido socialdemócrata como del conservador distinguen constantemente entre «los extranjeros que hay que aprovechar y aquéllos que se aprovechan de nosotros».
No obstante, en enero de 2014, la Unión Social Cristiana (CSU), el partido conservador de Baviera, inició un debate público sobre una supuesta «migración de la pobreza», ya que desde el 1 de enero de 2014 las personas de nacionalidad búlgara y rumana tienen permitido trabajar en Alemania sin necesidad de un permiso de trabajo. Esta posición del ala derecha de los conservadores es criticada no solo por los grupos antifascistas sino también por los neoliberales. En estos sectores se teme que este tipo de discusiones genere un clima social en el que ya no se diferencie más entre los extranjeros que son provechosos y los que no lo son. Un ejemplo de que esto podría convertirse en más que un temor es que, en los últimos meses, hubo varios ataques a los hogares donde viven refugiados. Al ala derecha de los conservadores pertenece el partido nacional liberal Alternativa para Alemania (AfD), que quiere abolir el euro y volver a implantar el marco alemán, pero que tampoco quiere prescindir de la mano de obra calificada
barata. Este partido tiene buenas perspectivas de acceder al Parlamento Europeo en 2014.
En la actualidad, el partido de extrema derecha más importante de este país es el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), el cual tiene una gran afinidad con el nacionalsocialismo. Pero los funcionarios del NPD por lo general tienen cuidado de mantenerse dentro del marco de la ley al actuar en público. Los bastiones del NPD en Alemania son los estados federados del este Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Sajonia, donde el partido tiene gran influencia en algunas regiones a nivel comunal y ocupa escaños en los parlamentos regionales. En estos dos Estados, en las últimas elecciones obtuvo un 6% y un 5,6% de los votos respectivamente. Con esto, el NPD perdió considerablemente adhesión si se lo compara con las elecciones anteriores. Asimismo, ha
fallado una y otra vez en alcanzar su objetivo de ingresar en otros parlamentos regionales y, en las elecciones legislativas federales
del 22 de septiembre de 2013, obtuvo solo el 1,3% de los votos, gracias a los conflictos internos y al endeudamiento.
Las Camaraderías Libres (Freie Kameradschaften) defienden abiertamente posiciones neonazis. En lo político y cultural, buscan asemejarse a las unidades tácticas de la época nazi (como la SA y SS). En cuanto a su estructura, suelen ser redes poco rígidas organizadas bajo el paraguas de asociaciones regionales. Las camaraderías están fuertemente orientadas a la acción y son de gran atractivo para los jóvenes neonazis. Propagan la violencia colectiva y organizada contra los adversarios políticos y otros a quienes consideran sus enemigos. Si bien no son una organización de masas, su gran disposición a la violencia los convierte en la fracción más peligrosa dentro de la extrema derecha alemana. Por ejemplo, del entorno de la federación regional Thüringer Heimatschutz (Seguridad nacional, división Turingia) surgió a fines de los 90 la organización terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista (más conocida por sus siglas en alemán, NSU), la cual mató a diez personas entre 2000 y 2006. La transición de estas camaraderías libres a las culturas juveniles de derecha (como Skinheads, Black Metal y Hooligans) es muy gradual.
Los bastiones de las camaraderías libres son, entre otros, las ciudades del oeste alemán Dortmund y Aachen. En ambas ciudades, el gobierno del Estado federal prohibió las camaraderías locales en 2012, por lo que muchos neonazis se metieron en los estadios de fútbol, donde se rodean por los hooligans de la derecha y buscan la oportunidad de atacar a aquellos ultras que se suelen manifestarse contra el racismo en los estadios. Como consecuencia de esta violencia, en enero de 2013 se disolvió un grupo de ultras de Alemannia Aachen porque no pudieron soportar los constantes ataques de los neonazis. Desde entonces, la extrema derecha cobró ímpetu en los estadios y, por ejemplo, en el Borussia Dortmund, incluso ha logrado tener influencia sobre el grupo de ultras Desperados.
En cambio, quien ha tenido un rol especial es el servicio secreto interno, denominado `Verfassungsschutz´. Hace diez años, ya se había dado la orden de prohibir al partido NPD, pero el Tribunal Constitucional Federal detuvo el proceso judicial con la justificación de que había demasiados informantes del servicio secreto en la cúpula dirigente del partido y que, por eso, no se podría distinguir durante el juicio cuáles actos habían respondido a las órdenes del servicio secreto y cuáles a las del partido. Mucho peor fue el rol desempeñado por el mismo servicio secreto en el caso de la organización terrorista NSU, donde se tienen muchos indicios de que éste tuvo influencia directa sobre el accionar de la organización.
La extrema derecha alemana observa con envidia lo que sucede en Hungría y Grecia y, en sus manifestaciones, se ven de vez en cuando las banderas de esos países. La limitada influencia que tiene actualmente este sector se debe a que el movimiento antifascista tradicional está bien establecido. Desde hace tiempo existe una red estrecha de grupos `antifas´, cooperativas de
periódicos, centros sociales, etc., cuyas actividades tienen como objetivo hacer públicos tanto la existencia de los neonazis como
sus manejos y, de esa manera, poder atacarlos. Por eso, no es de sorprender que la extrema derecha sea justamente fuerte en aquellas regiones no cubiertas por esta red. La desventaja de que haya tantos grupos enfocados en el antifascismo es que, dentro del movimiento, la conciencia de clase y los ideales progresistas tienen una presencia muy difusa, por no decir nula.