MILITANTES CON SOLERA | Betanzos (Galiza) | Extraído del cnt nº 428.
«Enciclopedia: Obra en que se expone el conjunto de los conocimientos humanos referentes a una materia, dispuestos en artículos separados, generalmente alfabéticamente.»
Nuestro Compañero, decidió emprender esta magna tarea y dedicarle buena parte de su vida a dar vida a la Enciclopedia del Anarquismo Ibérico, obra de sobra conocida entre los estudiosos de nuestra Historia y de la que se han realizado ya múltiples críticas. Sin embargo pocos conocen al autor que prefiere esconderse entre lo colectivo dejando para los nombres y hechos mencionados, todo el protagonismo.
En el cnt, no nos resistimos a querer conocer el lado humano que encierran siempre estas aportaciones, y entrevistamos a Miguel Iñiguez, compañero de la CNT de Vitoria y de la Asociación Isaac Puente.
Pregunta.— ¿Cómo tomaste contacto por vez primera con la CNT? ¿Fueron las ideas o algún conflicto laboral?
Respuesta.— Las ideas y la ética y hasta la psicología. Ni querer mandar ni ser mandado, exaltación de la libertad y rechazo de la autoridad. Y tengo el convencimiento de más que razones laborales, esas son las que impregnan y han movido a gran parte de la militancia de los años setenta y ochenta que aún hoy perseveran en la Idea. Y creo, después de haber trazado decenas de miles de semblanzas, que lo mismo cabe decir de Salvochea, Manuel Pérez, Durruti, Salvador Seguí, Teresa Claramunt, Lucía Sánchez Saornil y un inacabable etcétera. Si vamos a lo concreto cabe fechar en 1971 mi entrada en el movimiento libertario. Es cuando comienzo a recibir propaganda impresa desde Toulouse remitida por Roque Llop, poeta anarquista y confederal catalán. En 1973 viajo a París y entro en contacto con la otra corriente, la de Frente Libertario. Luego las cosas se suceden con naturalidad. A fines de 1976 iniciamos la reconstrucción de la CNT de Vitoria, y asisto a eventos (mitin de San Sebastián de los Reyes, Jornadas Libertarias de Barcelona), hitos en su momento del devenir confederal y libertario.
P.—Todos tenemos siempre algún nombre especial en nuestra memoria, ¿Qué militante de los veteranos dejó en ti esa huella imborrable que llevamos como referente?
R.—En Vitoria Atanasio Gainzaráin y Macario Illera, por distintos conceptos inmarcesibles compañeros para los que los conocimos. Fuera del contexto local me impactaron por su recia personalidad Ramón Álvarez y José Peirats. Del primero siempre recordaré que en un Pleno de Regionales le ofrecí mi ayuda como delegado de la Regional de Euskadi ante los ataques que Asturias recibía de la delegación levantina y mirándome fijamente puso su mano derecha en mi hombro y me dijo: «Joven compañero, Asturias se defiende sola». Reencarnación de Don Pelayo o Favila. De Peirats las diez o doce horas de una sentada que pasé en su casa de Vall de Uxó en las que hablamos de lo humano y divino. Un ladrillero de cultura ciclópea y agudeza conceptual grande. Los cuatro, prestos a defender sus principios ante auditorios adversos, sin renuncias ni concesiones, algo infrecuente.
P.— Ahora que estás jubilado, ¿Qué te gustaría dejar tú como reflexión para los jóvenes que se acercan a las Ideas y a la Organización?
R.— Que sepan que en la CNT pueden pasar por momentos crudos, exasperados y desabridos, pero con seguridad por otros, más numerosos, que recordarán entre los más felices, gratificantes y apreciados de su existencia. Una Organización dura en la que se toparán con algunas personas que no debieran formar en la misma, pero también con muchas más de un idealismo acendrado, que lo dan todo por nada, gentes a los que el catolicismo por mucho menos hubiera beatificado y subido al santoral. En la que contemplarán algunas pequeñas maldades inherentes a la condición humana, tensiones internas que hay que saber sobrellevar y donde las pequeñas victorias producen enorme satisfacción. Con todo formarán en la única organización (y hemos visto el entierro de centenares) que, tras casi cincuenta años de presión ambiental, social, mediática y política, se mantiene enhiesta, sin depender del subsidio y la subvención. Una anomalía histórica que conviene preservar.
P.— Una enciclopedia representa de alguna manera el pasado, pero no podemos dejar de preguntarte sobre nuestro presente. ¿Eres optimista sobre los pasos que está dando la Organización?
R.— Solo de alguna manera el pasado porque en la Enciclopedia circulan buen número de activistas de ahora mismo, confirmación de que respira y bulle. Optimista y al mismo tiempo algo receloso. Receloso hacia ciertas contaminaciones venidas de otros ámbitos y del ambiente social reinante que favorecen la tendencia a la profesionalización y perjudican el activismo militante. Creo que nuestro principal problema es la escasa formación ideológica de parte de la militancia joven, que en ocasiones nos arrastra al seguidismo y que nos lleva a formar parte de la sopa de siglas y plataformas con muchos de cuyos integrantes no tenemos nada que compartir. Nos difuminamos en esa mescolanza izquierdista y de tonos localistas quedando en la penumbra nuestras señas de identidad. Hay, creo, ciertos complejos y miedos que no tenían los antiguos. En este sentido creo que al Congreso del próximo año debe acudirse con mente abierta y ánimo constructivo en el debate y la discusión, evitando enfrentamientos viscerales y posturas irreconciliables en beneficio del equilibrio interno y la sensatez.
Muchas Gracias Miguel.
En esta redacción se te aprecia. Siempre es un placer contar con tus palabras.