En solidaridad con el compañero Javier de la CNT de Barcelona, al cual la empresa Sanrob Telecomunicaciones (una subcontrata que se dedica a poner fibra óptica en los domicilios para las grandes compañías de telefonía e Internet) ha dejado tirado tras sufrir un accidente de trabajo y para apoyar la lucha que los compañeros están llevando a cabo en Barcelona, el sindicato de Metal, Minería y Químicas de Madrid nos hemos concentrado este miércoles delante de las oficinas que esta empresa de hampones tiene en el polígono La Estación en Pinto.
Desde un principio la empresa ha dado muestras de su prepotencia en el modo en que ha manejado el conflicto. No sólo no tenía asegurado a nuestro compañero, sino que intento toda clase de argucias para evitar asumir sus responsabilidades, poniendo como condición a los compañeros de Barcelona que no les denunciasen a la Inspección de Trabajo para reunirse con ellos y apostando, tras cerrar posteriormente todas las puertas al dialogo, por negarse a reconocer la evidente relación laboral que tenía con nuestro compañero, negándole la baja laboral y no readmitiéndole en su puesto de trabajo tras el periodo de recuperación y rehabilitación que siguió al accidente. Pues la misma chulería es la que ha mostrado esta tarde cuando un grupo de compañeros nos hemos plantado ante sus puertas en Pinto para recordarles que está en su mano resolver este asunto y que, de no querer, tendrán que enfrentarse a un conflicto con la CNT.
Ante la curiosidad de los trabajadores del polígono entre los que se ha difundido el conflicto, nos hemos encontrado con la provocación de dos trabajadores de Sanrob que, quizás obedeciendo órdenes o por mero servilismos al creer que van a heredar algo en la empresa, se han dirigido a nosotros insultándonos de forma gratuita en dos ocasiones, traspasando la línea de la agresión verbal en la última ocasión. Los compañeros hemos sabido no morder el anzuelo que se nos tendía en su más que clara estrategia que nuevamente retrataba las verdaderas intenciones de esta empresa, pero tampoco hemos puesto la otra mejilla ante sus insultos. La pareja llegó a perder los nervios hasta el punto de que uno de ellos se subió a la furgoneta y, dejando en tierra a su compañero, dio marcha atrás atropellándolo.
Está claro que la solidaridad entre trabajadores es algo que no entienden y les supera, haciendo que sus trampas se vuelvan contra ellos y demostrando que esta solidaridad es una herramienta efectiva. No están acostumbrados a tratar con trabajadores que defienden sus derechos y que no se dejan avasallar por la prepotencia de cualquier empresario ni por la actitud rastrera de sus acólitos, como estos dos ejemplares enrabietados por nuestra presencia. Pues que no crean que esta será nuestra única visita ni que nos vamos a dejar amedrentar por sus tácticas mafiosas. Quizás se piensan que porque el asunto esté denunciado el sindicato se va a quedar de brazos cruzados esperando que el juez dicte sentencia. Se equivocan. Mediante la solidaridad y el apoyo mutuo vamos a enseñarles que les conviene aceptar nuestras reivindicaciones para zanjar un problema que ellos mismos han creado por creerse que ellos y su dinero están por encima de todo y de todos.
¡Si tocan a uno, nos tocan a todos!