En la mañana del sábado día 2 de noviembre, con motivo del Día Internacional de Apoyo a Rojava, se han concentrado un grupo de unas cincuenta personas enfrente del Ministerio de Exteriores en Madrid. El Comité de Apoyo y los colectivos que lo componen demandan la implicación de la comunidad internacional para acabar con los ataques de Turquía a la población civil de Rojava.
Desde el pasado 9 de octubre, el ejército turco inició la invasión del norte de Siria, la región conocida como Rojava. Abandonados por sus aliados en la lucha contra Estado Islámico, olvidados una vez más, el pueblo kurdo queda a merced de los turcos y los mercenarios yihadistas.
Esta agresión contra territorio sirio venía siendo largamente anunciada por el presidente Erdogan, cuyo objetivo es reubicar a los refugiados sirios que se encuentran en Turquía, mediante el desplazamiento de la población autóctona mayoritariamente kurda. Este objetivo se llama cambio demográfico y está considerado un crimen contra la humanidad.
La población del noreste de Siria ha tenido que iniciar el abandono de sus casas y pueblos durante el alto al fuego pactado entre Turquía y las potencias globales, que no ha sido respetado por las fuerzas agresoras. La ciudad de Serekaniye ha sido invadida, llenando sus calles de víctimas. Se ha bombardeado a la población civil con armas químicas, como fósforo y napalm.
Se pidió el fin de los bombardeos y los ataques con armas químicas, así como se instó al Gobierno español, a la Unión Europea y a Naciones Unidas a que actúen urgentemente para detener esta agresión, proponiendo la creación y defensa de un corredor humanitario que garantice a las organizaciones humanitarias llevar la ayuda a la población civil y a los heridos con agua, alimentos y recursos médicos. Igualmente, se pide el establecimiento de una zona de exclusión aérea para impedir el bombardeo sistemático del ejército turco sobre Siria, con el oportuno seguimiento para que se garantice su cumplimiento, y el apoyo de las fuerzas de interposición de Naciones Unidas, que garanticen el cese de la agresión y el retorno de la población a sus hogares.
Durante el acto se leyeron los nombres de algunos de los mártires y se escribieron sus nombres en una pancarta que descansaba sobre el suelo. Se quemaron bengalas con los colores de la bandera de Rojava y, a pesar de la terrible situación que se vive en el norte y este de Siria, las personas asistentes bailaron al son de la música kurda para poner ilusión y esperanza a esta revolución.
Desde Rojava, lo tienen claro, prometen seguir adelante defendiendo el feminismo y el confederalismo en una sociedad democrática, ecologista y en igualdad de género, con respeto a todas las etnias y religiones.