El pasado día 24 de julio, una decena de afiliados del Sindicato de Enseñanza e Intervención Social, junto con algunos trabajadores de la Universidad que se les unieron, realizaron el primer piquete en el marco del conflicto sindical por el despido de Javier, compañero de la sección sindical de CNT en la Universidad Carlos III de Madrid.
A pesar de las fechas veraniegas, y entre banderitas a media asta por la muerte de nuestro muy monárquico rector fundador Gregorio Peces Barba, los compañeros del Sindicato CNT despertaron al campus con su megáfono y sus gritos de solidaridad con el trabajador recientemente despedido de esa insititución.
Durante la hora larga que duró su protesta a las puertas del edificio del Rectorado, dejaron al rector Daniel Peña y a su equipo de gobierno un par de cosas bien claras: que no van a parar este conflicto que ahora empieza hasta que readmita con un contrato decente a su compañero, y que, mientras no se siente a negociar, se puede ir olvidando de celebrar junto a sus vicerrectores y demás altos cargos de la Universidad esos bonitos saraos, inauguraciones, simposios y cenas de gala a los que tanto le gusta asistir. En cada uno de esos eventos se encontrará nuestras banderas a toda asta y nuestras voces a pleno pulmón, denunciando sus políticas de precarización laboral, de desvío de los recursos públicos a empresas privadas, y de explotación del personal contratado.
Mediante este piquete, los compañeros de CNT también quisieron animar a los trabajadores de la Universidad a que, para defender sus actuales puestos de trabajo, se autoorganicen de forma horizontal en asambleas independientes, y que lo hagan cuanto antes, porque en un correo enviado el pasado 23 de julio, el rector ya anunció a toda la comunidad universitaria que secundaría dócilmente las políticas de recortes impulsadas por los gobiernos central y autonómico, y que era «previsible una reducción en la renovación de contratos de todo el personal y mayor movilidad para requilibrar los servicios, que no podrán crecer con nuevas incorporaciones.» Ante la amenaza del paro impuesta por estos señorones con sueldos astronómicos y complementos retributivos de muchos miles de euros al año, desde la CNT creemos que la única forma en que los trabajadores podrán mantener sus puestos de trabajo será organizándose sin líderes ni representantes que cobren por hacer lo que todos deberíamos estar haciendo: defender el pan de nuestros hijos respondiendo a los ataques que nos están propinando con la misma contundencia que ellos, nuestros rectores y gobernantes, emplean con nosotros.
Y a las cúpulas sindicales, y a la pléyade de liberados que pueblan nuestros campus, la CNT también quiso dejar un mensaje durante su primer piquete en el campus de la Universidad Carlos III de Getafe: que dejen de manipular la lucha legítima de los trabajadores de la Universidad. La prueba es que al día siguiente de nuestro piquete los liberados de CCOO y UGT en la UC3M volvieron a organizar en el paraninfo de la universidad uno de esos mítines que ellos llaman «asambleas», en los que, en el turno de preguntas, algunos funcinarios convenientemente adiestrados les consultan sobre sus sexenios y sus días de vacaciones mientras ellos desde el estrado les responden diciendo que no se preocupen demasiado. Nada se habló de cómo defender al PAS interino al que se le acaba su contrato en diciembre, ni de los profesores asociados que ya se han ido a la calle, ni del personal contratado con cargo a proyectos de investigación despedido, ni de las relaciones laborales encubiertas de los becarios que trabajan a destajo por 300 euros de propina al mes, ni de los compañeros de los servicios de limpieza o restauración subcontratados por empresas usurarias, ni de las decenas de trabajadores que directamente no tienen el gusto de disfrutar de un contrato en esta universidad de la Excelencia.
A ellos, los sindicalistas a sueldo, la CNT también les mandó un mensaje claro durante su piquete: que se queden en sus agradables despachos y dejen de molestar a los trabajadores en su tarea de organizarse para defender lo que es suyo.
El lunes pasado acabó el plazo de 15 días con que la Universidad debía responder al escrito previo a la denuncia por el despido nulo de nuestro compañero. Ante el silencio de quienes gobiernan la universidad, el trabajador se vio obligado a interponer demanda contra la Universidad Carlos III en el Juzgado de lo Social de Madrid.
Esperemos no tener que llegar a los tribunales. Esperemos que al rector y sus amigos se les caiga la cara de vergüenza antes y readmitan a nuestro compañero despedido.
¡Ni un despido sin respuesta!