Desde 2010, La campaña CIEs NO ha denunciado la vulneración
de derechos y las torturas que se producen dentro de los Centros de
Internamiento de Extranjeros.
L. Martínez | Periódico CNT
Ilustración: Joan Turu
Pregunta.- ¿Qué es un CIE?
Respuesta.- Los CIE son
instalaciones donde el Estado español encierra a personas a la espera de ser
expulsadas por carecer de permiso de residencia aunque no hayan cometido ningún
delito. La falta administrativa en la que han incurrido es equivalente al
impago de una multa de tráfico. A los nacionales se les sanciona con un
recargo, a los inmigrantes se les priva de libertad y de muchos otros derechos
fundamentales; los principales, los derechos a la dignidad y a la integridad
física. Cárceles encubiertas que privan de libertad sin haber cometido ningún
delito, sin ningún juicio previo y donde se llega a cerrar a personas por el
simple hecho de no haber respetado las normas relativas al traspaso de
fronteras o a la estancia en un país. Es decir, por haber cometido una falta
administrativa, encontrarse en situación irregular.
P.- ¿Hay alguna diferencia con
las cárceles?
R.- Los CIES parecen cárceles tanto
por su ubicación, como por su enfoque, como su dependencia orgánica o la
organización interna. Pero son peores que cárceles: en las prisiones hay
centros recreativos, actividades, visitas íntimas y, lo más importante, tienen
una regulación por ley.
P.- ¿Qué sucede dentro?
R.- En los CIE hay privación de
derechos, mucho más allá de la privación de libertad. Hay una gran dificultad
para cubrir las necesidades básicas y la vulneración de derechos es
sistemática. Se violan los derechos humanos básicos: torturas, negación a
elaborar partes médicos, imposibilidad de acceso por parte del interno a un
juez o fiscal para expresar quejas o denuncias, entre otros. La comida es
escasa y de mala calidad, muchos afirman pasar hambre. No hay nada que hacer
durante el día; la sala común se encuentra hacinada y sin materiales de ocio.
No hay actividades organizadas, culturales o recreativas, a las que dedicar el
tiempo (hecho que aumenta el estado de ansiedad al no comprender los internos
porque están encerrados si no han cometido ningún delito). En relación a la
garantía de derechos, hay vulneraciones muy graves: ausencia de sistemas de
identificación de los policías; zonas grises en el sistema de vídeo-control;
negativa a elaborar partes médicos o a documentar las lesiones por parte del
personal médico del centro; celdas de aislamiento que incumplen normas de uso,
comunicación y registro.
P.- Además de todo lo que ya
habéis comentado, que de por sí son formas de tortura, ¿hay malos tratos y
torturas físicas en los CIES?
R.- Sí. Pocas denuncias salen a
la luz, pero existen testimonios independientes, congruentes y sistemáticos que
muestran la existencia de actos de tortura a internos antes y durante el
traslado desde el CIE al aeropuerto de Barajas y en las dependencias del propio
aeropuerto (ocurre mucho en los traslados). Hay varios casos documentados de
lesiones graves. No se trata de casos aislados sino de hechos que se repiten y
que el sistema permite y propicia. A esto hay que añadir que quien denuncia es
rápidamente deportado (la principal prueba en una denuncia de este tipo es la
misma víctima). Lo mismo sucede con los posibles testigos. La práctica
totalidad de las personas que han denunciado malos tratos han sido expulsadas
el mismo día o al día siguiente. Esto hace que, incluso cuando hay denuncias,
los casos se archiven sistemáticamente, porque tanto las víctimas como los
testigos han sido expulsados. En la mayoría de casos, no hay un informe médico
que respalde los hechos porque el médico del centro no lo recoge en ningún
informe. Cabe destacar como sorprendente la ausencia de partes médicos tanto
por parte de la médico de AENA que revisa a los internos en Barajas a petición
de la Policía (y que ha sido señalada en varias ocasiones por los internos de
falsear u ocultar información) como de los médicos de los CIE.
P.- ¿Cuántas muertes ha habido?
R.- No lo sabemos con exactitud,
pero ha habido motines, huelgas de hambre, suicidios y muertes. Uno de los
casos más graves ha sido el de Austin Johnson, que al llegar a su país de
origen (Nigeria) tuvo que ser ingresado 3 días por agresiones en la expulsión
(su hija nació 8 días después en España). Se tiene constancia de los suicidios
de Jonathan Sizalima y Mohamed Abagui. Jonathan tenía 20 años, era de Ecuador y
falleció en el 2008 en el CIE de Barcelona. Mohamed tenía 22 años, erra
marroquí y falleció en mayo de 2010 en el mismo centro. También ha habido
muertes, causadas por la falta de asistencia médica: Samba Martine (congoleña,
en el CIE de Madrid, 19 de diciembre de 2011), Ibrahim Sissé (de Guinea
Conakry, en el CIE de Barcelona, 6 de enero de 2012), Idrissa Diallo (guineano,
en el CIE de Barcelona, enero de 2013).
P.- ¿Qué es la campaña por el
cierre de los CIES?¿Cómo se puede apoyar o participar en ella?
R.- Se constituyó en Valencia en
2010, tras la divulgación del informe de la Comisión Española de Ayuda al
Refugiado (CEAR), encargado por el Consejo de Europa, que constató la práctica
de malos tratos y torturas en varios CIE. Aboga por el cierre de los CIE y el
cambio en las políticas de inmigración europea. Y, mientras existan los CIE,
lucha para que al menos prime en ellos el criterio social y para que haya mucho
más personal externo (no del cuerpo de policía). El primer paso para apoyar la
campaña sería informarse del problema y sensibilizarse con lo que está
sucediendo. Después, ayudar a difundir la información y colaborar con alguno de
los colectivos que están en esta lucha, que hay en muchas ciudades.