PALABRAS ECONÓMICAS | Ilustración recogida de internet | Extraído del cnt nº 429.
El federalismo constituye el principio esencial de las actividades de la CNT en el plano estructural y en su funcionamiento interno, garantizando de este modo la libertad y la igualdad decisoria de las personas y los sindicatos integrados en la organización. Dada su estructura no jerárquica y sus contenidos federalistas, la CNT rechaza cualquier tipo de función dirigente, así como el liderazgo o la jefatura carismática.
En su organización y funcionamiento interno la CNT prefigura el tipo de sociedad a que aspiramos. En palabras de Juan Gómez Casas (Anarquismo y Federalismo, 1983)
«Los libertarios no podemos reproducir en nuestras organizaciones los vicios y el autoritarismo de las organizaciones políticas o autoritarias… solamente hay militantes responsables con los mismos deberes y derechos… Nosotros en nuestras organizaciones prefiguramos la sociedad del porvenir.»
El anarcosindicalismo reproduce en su organización las relaciones comunistas libertarias, aquí y ahora, capacitando a los trabajadores a través de la democracia directa, la acción directa, la solidaridad y la autogestión de las luchas y de la vida.
El anarcosindicalismo es contrario a la tecnoburocracia, porque ésta se limita a intentar descubrir las trampas técnicas de los capitalistas. Los tecnoburócratas, si bien pueden cobrar pequeños sueldos del sindicato, obtienen grandes ganancias cuando se establecen por su cuenta una vez adquirida experiencia y reconocimiento profesional.
Los tecnoburócratas se eternizan en sus cargos, y desarrollan intereses propios específicos de grupo, siendo el origen de la pérdida de la unidad sindical, puesto que no hay unión posible entre quien manda y quien obedece, quien dirige y es dirigido. La tecno-burocracia sindical es un hecho sociológico del sindicalismo político y reformista.
La progresiva proletarización de los técnicos hace que acudan a los sindicatos, y se abra la posibilidad de establecer Asesorías Técnicas, imprescindibles a toda organización obrera. En modo alguno debe permitirse la creación de un grupo de individuos, que aupándose en exigencias técnicas acaben transformándose en una tecnoburocracia sindical, decisoria y profesionalizada.