Chema, trabajador de Móstoles Industrial, S.A.(MOINSA), empresa perteneciente al grupo El Corte Inglés que se dedica a la fabricación de cocinas y de muebles de madera, el 23 de febrero de 2009, desempeñando su trabajo sufre un gravísimo accidente: cuando circulaba con una carretilla elevadora. Ésta vuelca dejando atrapado a Chema. La causa del vuelco, por un lado las nefastas condiciones del pavimento de MOINSA, por el otro, lo inadecuado de la carretilla.
Los gritos de Chema, con severas fracturas y lesiones en tronco, extremidades y cabeza, alertan a un compañero suyo que, afortunadamente, se encontraba a treinta metros de ese dantesco escenario. La ayuda de ese compañero, que habitualmente no se encontraba allí, y su rápida respuesta evitan que Chema muera desangrado.
Tras este gravísimo accidente, el Secretario de Acción Sindical del Sindicato acude a Móstoles Industrial, S.A. (MOINSA). Se entrevista con el responsable en Prevención de Riesgos Laborales que ofrece una versión propia más light de las causas del accidente, atribuyéndolo al fatal designio o a la cotidianeidad, tras haber injuriado a nuestro compañero acusándolo falsamente de ser el culpable de dicho accidente al circular o a una velocidad excesiva o con las palas elevadas. Nuestro Secretario comprueba que la carretilla en la que ocurrió el gravísimo accidente está contraindicada para trabajar en exteriores. Este hecho sumado al lamentable estado del pavimento en MOINSA propiciaron el vuelco. Por si fuese poco, las consecuencias de la caída fueron agravadas por la inexistencia de un cinturón de seguridad.
Tras la visita de nuestro Secretario de Acción Sindical es el turno del inspector de trabajo en cuya acta sólo refleja las anomalías referentes a la ausencia del cinturón de seguridad y a la accesibilidad de la puerta de la batería, que debería estar cerrada con llave. Inexplicablemente del resto de anomalías no hace mención.
Chema, aconsejado por Juan de la Lama, abogado de CNT, presenta una demanda ante Inspección de Trabajo para dejar constancia de los hechos así como para obtener coberturas tanto médicas como legales en el caso de que quedaran secuelas. Como veremos más adelante, este hecho va a propiciar su despido.
Posteriormente, Chema es ingresado en el hospital donde, tras realizarle una serie de operaciones, comienza un largo proceso de recuperación y rehabilitación que dura casi un año. Es en enero de 2010 cuando Chema recibe el alta, aún teniendo limitaciones físicas y secuelas en las partes afectadas (está pendiente de pasar un tribunal médico). En estas circunstancias se reincorpora a su puesto de trabajo.
Es en su regreso a su puesto de trabajo cuando comienza la represión para nuestro compañero Chema. En primer lugar, le trasladan a San Fernando de Henares, donde tienen sus instalaciones INMAREPRO, empresa que se dedica a la instalación, mantenimiento y reparación de sistemas de calefacción industriales y calderas. Ya en San Fernando, los directivos de la empresa se reúnen con Chema para decirle que no le quieren en MOINSA. Las razones que alegan es su denuncia a Inspección de Trabajo y su afiliación a CNT, por lo que reconocen su despido como improcedente.
Chema llevaba trabajando para INMAREPRO, asignado en el centro de Móstoles Industrial, S.A. (MOINSA), cuatro años como operario de mantenimiento de calderas y calefacción.
Consideramos que la actitud de las dos empresas, no sólo sobrepasa los límites de los mínimos laboralmente exigibles si no que, incluso, supera los límites de lo moralmente reprobable. Como un trabajador que casi pierde su vida en su puesto de trabajo, debido sin duda a las nefastas condiciones de dicha empresa, es injuriado y despedido por el simple hecho de haber realizado una denuncia a Inspección de Trabajo y estar afiliado a la CNT.
Hoy, por si quedaba alguna duda, las máscaras en el baile de carnaval de INMAREPRO han caído; y esta empresa nos muestra su cara (y única) más siniestra, no dudando en tratar como simples herramientas a seres humanos, a trabajadorxs que exigen dignidad en su puesto de trabajo; aun sabiendo en la situación socio – familiar en la que dejan a nuestro compañero: graves secuelas, cuidando a dos niñxs pequeñxs y con una hipoteca que pagar.
Parece ser que tanto INMAREPRO como MOINSA, no conocen a la organización centenaria que tiene enfrente, que lucha con tesón y sin respiro por nuestrxs compañerxs.