El pasado 4 de febrero, el Ministerio de Defensa anunciaba que ubicaría en Córdoba la sede de la nueva Base Logística del Ejército de Tierra (ET)1, prevista en el marco del Plan COLCE (Concentración de órganos Logísticos Centrales del Ejército de Tierra).
La elección de Córdoba como sede la esta base del ET ha recogido un amplio apoyo entre los principales actores políticos, empresariales, sindicales y universitarios de la ciudad. La izquierda municipal se ha sumado de forma acrítica al entusiasmo por una iniciativa diseñada y presentada en tiempo récord por el gobierno municipal del PP y Ciudadanos, sin apenas debate público. Desde el anuncio no se producido, al menos públicamente, ningún tipo de cuestionamiento de la iniciativa por parte de estas fuerzas políticas. Parece que las promesas de creación de empleo han bastado para acallar cualquier duda o crítica desde el ámbito político municipal. Ni siquiera la modificación urgente del presupuesto municipal, para incorporar los 28 millones de € con los que el Ayuntamiento de la ciudad va a financiar la base, ha provocado la más mínima duda por parte de la oposición municipal.
También en el ámbito andaluz ha sido unánime el apoyo a la instalación de la base logística del ET en Andalucía y a que el gobierno andaluz destine 100 millones de € para ello.
La única polémica política que él anuncio ha provocado ha sido la creada por el conflicto entre ciudades candidatas al respecto de la forma de elección de Córdoba, en el marco de un esperpéntico espectáculo cruzado por reivindicaciones del mérito de la elección contra acusaciones de favoritismo por parte de las distintas corrientes y terminales locales de los mismos partidos políticos.
Solamente desde la Plataforma Córdoba por la Paz y contra la base logística del Ejército, formada por distintos colectivos, organizaciones ecologistas, sindicatos y movimientos sociales de la ciudad, se ha expresado públicamente un cuestionamiento de fondo de la instalación en Córdoba de esta base del Ejército de Tierra (ET).
Para poder valorar una iniciativa de tan alto coste y destinada a tener un fuerte impacto sobre el proyecto de ciudad, es necesario conocer más en detalle el proyecto y el contexto político, militar y geoestratégico en el que se enmarca.
El Plan COLCE. Una nueva Base Logística para sustituirlas a todas
El Plan de Concentración de los Órganos Logísticos Centrales del Ejército de Tierra pretende concentrar los actuales 12 centros logísticos del ET en tres: el Centro de Abastecimiento del ET (CABET), el Centro de Mantenimiento de Armas Terrestres del ET (CEMSATET) y el Centro de Mantenimiento de Aeronaves del ET (CEMAET). Los dos primeros conformarían la Base Logística a instalar en Córdoba, con el nombre “General de Ejército Javier Varela”, manteniendo el tercero de ellos en la Base Coronel Mate de Colmenar Viejo (Madrid).
El Plan COLCE es una vieja aspiración de los responsables del ET, paralizada por falta de financiación y resucitada al calor de los fondos de recuperación europeos. Así, en 2018 este plan fue presentado de nuevo a la ministra Margarita Robles2, incluyéndose en el Plan de Infraestructuras del ET 2019-2024. El presupuesto estimado era, en ese momento, de 300 millones de €. Sin embargo, en mayo de 2020, el Ministerio de Defensa respondía a una pregunta parlamentaria al respecto que este plan que “es una planificación a largo plazo, aún en fase de estudio”, y que “no se dispone de la financiación necesaria para poder llevarlo a cabo”3.
Apenas unos meses después, el proyecto recobraba viabilidad financiera al calor de los fondos europeos de recuperación, con un presupuesto incrementado a 351 millones de €.
El Plan COLCE se justificaba por parte de los altos mandos del ET como una mejora de eficiencia y ahorro de costes y personal, en el marco de un proceso de modernización y “revolución tecnológica” del ejército de Tierra. Así, en el Plan Tecnológico que el ET presentó en distintos foros, el general Enrique Ruíz Alonso, jefe de Centros Logísticos del ET (JECELOG), hablaba de una reducción de costes por eficiencia de 19 millones de €/año y de una reducción de personal de 1.110 personas (700 militares y 410 civiles), el 36 % de la actual plantilla4.
A pesar de eso, en un ejercicio de prestidigitación mediática, este proyecto de recorte de personal en los centros logísticos del ET se presentaba ante la opinión pública como un proyecto para la creación de 2.000 puestos de trabajo, lo que ha sido repetido de forma acrítica por los principales medios de comunicación.
Personal Militar | Personal Civil | Total | ||
Jecelog actual | 1413 | 1694 | 3107 | |
Jecelog futuro | 713 | 1284 | 1997 | |
-700 | -410 | -1110 | -36% |
De momento hay poca información al respecto de las previsiones de recolocación y traslados del personal, civil y militar, de los actuales centros logísticos y sobre cuántos de ellos serían trasladados a la nueva base.
La creación de empleo indirecto relacionado con la instalación de la base es, de momento, poco más que una estimación del propio Ejército.
Contexto estratégico del Plan COLCE. La Fuerza 2035
El Plan COLCE, y la nueva Base Logística del ET, se insertan en el proceso de modernización y adaptación del Ejército de Tierra al nuevo planeamiento estratégico para el horizonte 2035. En el caso del ET, este horizonte estratégico se concreta en la iniciativa Fuerza 2035 o Fuerza 35.
Esta iniciativa pretende una transformación radical de todas las unidades del ET en un horizonte a 15 años, a partir de la configuración de una brigada de la Legión (BRILEG), la Brigada ‘Rey Alfonso XIII’ II de la Legión con sede en Viator (Almería) y Ronda (Málaga), como Brigada Experimental (BRIEX) 2035 y unidad de referencia de los cambios que posteriormente se extenderán al conjunto del ET.
La implantación de la Fuerza 2035 lleva aparejada el desarrollo e inversión en todo un conjunto de nuevos armamentos, vehículos y tecnologías. En este diseño tienen un papel central las 1.000 unidades de vehículos VCR 8×8 Dragón, de los que ya se ha adjudicado un primer lote de 348 vehículos al consorcio “Tess-Defence” (Indra, Santa Bárbara, Sapa Placencia y Escribano Mechanical & Engineering) por un presupuesto de 2.100 millones de €5. Los nuevos sistemas RPAS (sistemas aéreos de control remoto) y C-RPAS. (contra RPAS) son otros de los sistemas de armas que se han prioritarios para la Fuerza 2035.
La experiencia del ET en intervenciones militares en otros países han determinado el diseño de la Fuerza 2035 con el fin declarado de aumentar la participación en este tipo de operaciones. Los documentos estratégicos en los que el ET recoge los principios de la Fuerza 2035, muestran una clara orientación hacia la intervención en el exterior, con repetidas referencias al “carácter expedicionario” del ET, que en otros documentos es recogido como la necesidad de una fuerza “proyectable”, fuertemente vinculada al “cumplimiento de los compromisos de España con sus aliados”, léase OTAN, y la “defensa de los intereses de España en el exterior”6.
El Ejército es perfectamente consciente de que los futuros escenarios de conflicto militar se situarán en el espacio de disputa de recursos energéticos y materiales cada vez más escasos y en la gestión militar de las consecuencias de las crisis de todo tipo que la degradación ambiental, económica y social van a generar en los próximos años, en los países del Sur Global y muy espacialmente en el Mediterráneo y Oriente Medio. En resumen, el Ejército de Tierra se prepara para la defensa de los privilegios que las élites occidentales en el actual sistema mundo, reforzando su integración en las Alianzas Militares (OTAN) diseñadas para ello.
En palabras del Jefe de Estado Mayor del ET (JEME), Francisco Javier Varela Salas, la Fuerza 2035 “será capaz de operar en todo tipo de entornos y de integrarse en estructuras multinacionales para asegurar la protección de la población y el control del territorio y los recursos”6.
Para ello, el diseño de la “Fuerza 2035” se vincula a la constante “Adaptación al ritmo rápido de innovación”, y a la capacitar para adoptar “tecnologías disruptivas”, lo que es otra forma de decir que se apuesta por un incremento continuo de la inversión en armamento, la investigación militar, apostando por el desarrollo de un complejo militar-industrial, a nivel ámbito estatal y europeo, supeditando buena parte de la I+D+I y del desarrollo industrial a la lógica militar.
En este sentido, la puesta en marcha de la Fuerza 2035 ha estado acompañada de distintos foros de encuentro entre militares, industria de defensa y universidades para el diseño de los futuros sistemas de armas y las tecnologías previstos. El último Foro Ejército-Empresa (2019) contó con la asistencia de más de 80 empresas y 16 universidades7.
No en vano la CEOE ha incluido el desarrollo de la nueva base logística dentro de las iniciativas estratégicas para las empresas españolas a financiar con los fondos de recuperación europea7.
El fuerte protagonismo de la Universidad de Córdoba (UCO) en la iniciativa de Base Logística se inserta en esta dinámica de supeditación de la universidad y de la investigación científica y el desarrollo tecnológico a las lógicas militaristas y armamentistas.
Fondos europeos y militarismo
La reactivación del proyecto de Base Logística del ET se ha justificado en la disponibilidad de fondos europeos para su financiación y se enmarca en la apuesta de la UE por el impulso de la industria militar a través de diversos fondos e instrumentos financieros, tanto los nuevos Next Generation EU (NGEU) o la vieja aspiración de un Fondo Europeo de Defensa (FED), finalmente aprobado a fines de 2020, con un presupuesto de 8.000 millones €8 que deben ser completados por los distintos estados. La UE está claramente decidida a impulsar la investigación y la industria militar europea en el marco del proyecto europeo de “reconstrucción verde y digital”, con la correspondiente operación de “greenwashing” de esta industria de guerra.
Así, en la “venta” del proyecto de la nueva base logística del ET a la ciudadanía no han faltado las referencias a las “virtudes ambientales” del proyecto.
Se olvida que el complejo militar-industrial europeo tiene una altísima huella de carbono9, practicando un claro oscurantismo sobre sus datos de emisiones del sector y que, como han señalado diversos informes, lucha contra el camio climático e impulso de la inversión militar son incompatibles, por más que desde las autoridades europeas se pretenda dejar a esta industria al margen del Pacto Verde Europeo, obviando deliberadamente todo lo relacionado con el impacto climático y ambiental del sector militar.
La financiación de la base logística del ET
El coste de la base se anuncia en 350 millones de €, hay que tener en cuenta que solo dos años antes, cuando el proyecto fue presentado al Ministerio de Defensa, el coste era de 300 millones. Con un incremento de 50 millones en solo dos años, habrá que ver cuál es el coste final de esta infraestructura militar.
Más allá de los fondos europeos, aún por llegar, se conocen ya algunos datos sobre cómo se va a financiar la base. De momento, el proyecto va a costar 28 millones de € a la ciudadanía cordobesa, que el Ayuntamiento ya ha incorporado a su presupuesto para este año, 25 millones de € destinados el convenio con Junta de Andalucía y Ministerio de Defensa y que el Ayuntamiento tiene previsto entregar este mismo año al Ministerio de Defensa10, y otros 3 millones de € más para expropiaciones y juntas de compensación en función de la ubicación final, aún por determinar. De esta forma la ciudad de Córdoba financiará en parte con esta aportación la construcción de la infraestructura militar, endeudándose para ello.
De hecho, el Ministerio de Defensa ha informado, en el marco de la polémica con otras ciudades por la elección de Córdoba, que la designación de esta ciudad como sede estuvo determinada, fundamentalmente, por ser la que más financiación ofrecía para el proyecto.
La Junta de Andalucía por su parte ha comprometido otros 100 millones de € para el proyecto. Si bien el Ministerio de Defensa ha anunciado que quiere financiar la instalación con la venta de las instalaciones que se van a cerrar, también está realizando compromisos de continuidad durante algunos años de estas en las distintas ciudades en las que se localizan, por lo que es aún una incógnita el coste final que esta base tendrá para la ciudanía, a nivel estatal, autonómico y local, así como su coste de mantenimiento, renovaciones, etc.
La base logística del ET en el contexto de la militarización de Andalucía
La nueva base logística del ET viene a sumarse a un proceso de militarización creciente de Andalucía y de la propia ciudad de Córdoba que ya cuenta una importante base del ET, (Cerro Muriano – Brigada “Guzmán el Bueno” X). Andalucía cuenta con las bases de la Legión de Viator en Almería y Ronda en Málaga, las bases militares de EE. UU. de Morón y Rota, que además es base del escudo antimisiles de la OTAN, y donde recalan submarinos nucleares como en Gibraltar.
Este proceso de militarización está relacionado con la posición geoestratégica de Andalucía, vital para la OTAN, a caballo entre el Mediterráneo y el Atlántico en la frontera Sur de Europa. Pero el proceso de militarización también está relacionado con situación social y económica de Andalucía, a la cola en los indicadores de desarrollo y en cabeza en niveles de desempleo y pobreza. Esta situación de dependencia permite, tanto a las autoridades militares como a la industria de guerra, utilizar la “creación de empleo” para tratar de anular cualquier resistencia u oposición a sus proyectos, a la vez que sirve para justificar que las diversas instituciones ofrezcan todo tipo de ventajas y ayudas para la instalación de proyectos militares en sus territorios.
Dentro de esta misma dinámica se inserta el alto número de candidatos a reclutas en Andalucía, con Sevilla y Cádiz como la segunda y tercera ciudad de España en números absolutos de aspirantes, solo por detrás de Madrid.
El gobierno regional se ha convertido en un decidido promotor de la industria militar a través de la Consejería de Innovación y de distintas agencias, especialmente en el caso del Polo Aeronáutico de Sevilla, dónde la industria militar juega un papel central a través de Airbus Defence and Space. Así, la Junta de Andalucía está promoviendo distintas ferias de armamento como la Aeroespace &Defense Meeting o la Electronic Warfare Europe. También en Sevilla, los nuevos VCR Dragón serán en parte fabricados por Santa Bárbara Sistemas (SBS), una de las integrantes de TESS Defence. En Cádiz, los tres astilleros de Navantia están cada vez más dedicados a la fabricación de barcos militares, tanto para la Armada como para otros países. En Huelva, el campo de tiro de Médano del Loro, en Mazagón, es campo de pruebas de todo tipo de misiles (Roland, Hawk, Patriot, Nasams y Mistral).
La industria de guerra en Andalucía supone ya “el 26,2% del valor añadido bruto (VAB) de la industria manufacturera andaluza y casi el 2,2% del PIB regional, y genera un empleo entre las empresas tractoras y auxiliares de más de 20.800 puestos de trabajo, un 9,4% del total regional del empleo en la industria manufacturera”11.
Este peso creciente de la industria y de las instalaciones militares en Andalucía, no hace sino aumentar la influencia política, económica y cultural de lo militar, especialmente en los territorios con más presencia.
A la vez, este peso creciente, no hace sino evidenciar la incapacidad de los responsables políticos del gobierno regional y del estado para impulsar proyectos civiles, autónomos y no dependientes de la lógica militar y de guerra, y la fuerte contradicción entre los discursos oficiales de turno, sobre la “cultura de paz”, la “alianza de civilizaciones” o la Agenda 2030, con las prioridades reales y con la promoción descarada del rearme y el comercio internacional de armas.
Conclusión
El proyecto de base logística del ET es un proyecto vinculado a la modernización del ET, en el marco del horizonte estratégico “Fuerza 2035”, a través de la puesta en marcha un proceso de innovación tecnológica continuado y del impulso de la investigación militar, colonizando por la lógica militar la investigación de una universidad infra financiada. Para ello, el desarrollo de un complejo militar-industrial se sitúa en el centro del proceso de transformación digital y recuperación postpandemia, acaparando una parte creciente del presupuesto público y de la financiación europea, acelerando un nuevo ciclo de crecimiento del gasto militar a través del endeudamiento público.
Para ello se recurre sistemáticamente a la demagogia de la creación de empleo y la transición digital, presentada como “ecológica”, mientras se parasitan de forma creciente recursos que dejan de estar disponibles para proyectos alternativos más sostenibles y resilientes que apunten a una verdadera transición ecológica, socialmente más justa, más intensivos en empleo, con una mayor generación y redistribución de riqueza para el conjunto de la sociedad, sin agredir a otros pueblos ni esquilmar sus recursos.
Sin embargo, hoy por el hoy, el proyecto de base logística del ET, en el marco de la Fuerza 2035, se dirige exclusivamente al reforzar la capacidad de intervención exterior de las Fuerzas Armadas en el marco de alianzas militares como la OTAN, a través del crecimiento continuo del gasto militar en nuestro país y en Europa, en un contexto de militarización de las respuestas al horizonte, que ya se adivina, de recursos escasos y crisis eco-social, en beneficio exclusivo de las élites y las grandes corporaciones europeas, sin aportar nada a la defensa efectiva frente a las amenazas a las que realmente nos enfrentamos como sociedades (pandemias, degradación ambiental, desigualdad creciente, …) y que necesitan más de servicios públicos fuertes, que de maquinarias de muerte hipertecnológicas.
Por ello, es necesario promover el debate crítico sobre esta iniciativa y sus consecuencias, defendiendo la necesidad de urgente de buscar alternativas de creación y reparto de riqueza alejadas de las lógicas militaristas y depredadoras de recursos, impulsando la reconversión de la industria militar y la desmilitarización del territorio. Ningún proyecto de transformación social será viable sin enfrentar las hipotecas, trampas y chantages que el militarismo impone a nuestras sociedades.