Desde que la fábrica de hierro Duro Felguera se instalara en esta
localidad asturiana a mediados del siglo XIX, los enfrentamientos entre mineros
y patronal fueron continuos, a cada cual de mayor envergadura. Los más sonados fueron
los de 1912, 1931 y 1933 (amén de las más recientes en las décadas de los ´60 y
´90). Nos detenemos en esta última fecha para recorrer la gran huelga de nueve
meses de duración, un hito en la historia del movimiento obrero estatal, y seguida
muy de cerca en las páginas del CNT.
I. Nistal / Periódico cnt
En La Felguera, bastión de la
CNT, los mineros declaran en noviembre de 1933 la huelga a la empresa tras el
anuncio esta de disminuir la carga de trabajo y jubilar a 70 trabajadores con
unas pensiones ínfimas. Tras negarse a atender las demandas que el sindicato
llevaba en respuesta a las medidas anunciadas por la empresa, se declara la
huelga. Pronto entrarían en escena la guardia de asalto y demás fuerzas del
orden para intentar restablecer la normalidad, pero no pueden con los más de
20.000 mineros en huelga y todo el entorno solidario que les rodea. La huelga
es declarada ilegal y se procede a la detención de los militantes más
destacados y de la clausura del centro La Justicia (el domicilio de los
sindicatos de la Federación Local de la CNT, un bello y espacioso local, albergando
una voluminosa biblioteca).
Como
decimos, la solidaridad con los huelguistas no se hizo esperar y tanto desde la
propia CNT y su militancia a modo de aportaciones económicas, como de la propia
población y de otros sectores como electricistas o carniceros aportaron su
grano de arena para que la huelga llegara a buen puerto. De esta forma, la
fortaleza de los huelguistas se hace notar y tras el pulso de la patronal y el
gobierno, la huelga se traslada por un tiempo a Gijón y Oviedo, con apoyos
puntuales de sectores de la UGT, mientras los políticos socialistas se dedican
a hacer política y jugar con el futuro de los trabajadores ante tan delicada situación,
aspecto este que supo relatar muy bien Celestino Fernández (conocido como
“Celesto el Topu”).
En el CNT nº 162 (9 de junio de 1933) aparecen
una información sumamente interesante firmada bajo el pseudónimo de “Marujo”
que se podrían trasladar a la situación actual con la reciente huelga de los
mineros del pasado verano. Dice así: “El
conflicto ha sido provocado por unos cálculos mezquinos a sabiendas de que se
iba a jugar con el hambre de los trabajadores. La Duro-Felguera ha presentado
la crisis económica de la industria con el propósito de arrancar al Estado una
subvención, pero sabía muy bien que para saciar sus ansias era necesario que el
pueblo pasara hambre, creando el malestar para que surgieran las protestas y la
intervención de las autoridades solucionando el conflicto y ver satisfechos sus
apetitos”.
Finalmente,
la huelga concluiría el 14 de agosto de ese mismo año con ciertas mejoras
conseguidas pero sobretodo con el buen sabor de boca dejado tras nueve largos
meses de lucha, de unión y solidaridad, pero también de saber enfrentarse a las
diferentes adversidades presentadas.
Contexto social
Como
indicábamos en la entrega del mes pasado, la conflictividad social y las
huelgas estaban a la orden del día (La Coruña, Tenerife, Mallorca, Valencia…),
a lo que hay que añadir la proclamación de huelga general por parte de la CNT
(con cierto seguimiento en las zonas de predominio anarcosindicalista) y la
tragedia de Casas Viejas tras la intentona insurreccional de proclamación del
Comunismo Libertario.
Mientras
tanto en las páginas del CNT podíamos
encontrar en aquellos meses la fuerte campaña pro-amnistía con el fin de
liberar a los más de 9.000 presos gubernamentales afinados en las cárceles del
país, así como los constantes secuestros del periódico y clausura de
sindicatos. También se comenzaba a percibir la división interna en la CNT tras
el famoso “Manifiesto de los Treinta”, así como el comienzo de los
enfrentamientos con los comunistas interesados ya en la pugna del poder
político.