La enciclopedia y el anarquismo (reseña de una obra clave en el devenir ibérico)

Escritor | Burgos | Extraído del cnt nº 421 y nº 422

Miguel Íñiguez
Enciclopedia del anarquismo ibérico
4 vols., 3417 págs. + CD: I, A-F (1014 págs); II, G-O (-1960 págs.); III, P-Z (-2879 págs.); IV, Imágenes (-3417 págs.); V, CD, Bibliografía, Siglas
Vitoria, Asociación Isaac Puente, 2108
Diseño y maquetación: Rasgo Audaz, S. Coop. (Valladolid)
Corrección de textos: Fermín Escribano e Ignacio Soriano
Pvp: 100 euros (más gastos de envío)
asociacionip@hotmail.com

Nota preliminar

Se inaugura la sección de reseñas bibliográficas del vocero confederal con una obra de amplitud colectiva, en la que una persona ─su autor─ ha sido quien ha pilotado su larga travesía. Bien merece, pues, que aparezca la misma en dos números sucesivos.

Contexto

Estamos ante una obra magna, deseada desde antiguo, llevada a cabo ahora. Aquí confluyen la polifonía, la fragmentación, la interconexión, la no secuencialidad, lo vital, lo abierto y lo inacabado; hilos que componen la trama y la urdimbre de este texto; elaborado con lenguaje rítmico, conectivo, plateado, que sumerge en una narración ágil, enlazada, galopante, que nos encarama a su grupa, nos empuja raudamente hasta la siguiente escena y nos deja sin aliento. «Condenada por el tribunal de urgencias de Jaén, en 1934, a cuatro meses por tenencia de armas», «Militó en Hospitalet antes de la guerra. Confirmada la derrota, el exilio galo, luego Argentina, de nuevo Francia con última residencia en Gentilly». Se exprime a las palabras. Apenas una línea y hemos recorrido media vida. Y no es que escaseen las entradas extensas (para regocijo de nuestra curiosidad), no, es que la frescura y el ritmo allegro son notas que atraviesan de principio a fin esta enciclopedia.

La obra se ha realizado como una tarea, como testimonio de quien ha vivido en tres siglos. Se inicia con la aportación del autor: en el rastreo de libros publicados sobre anarquismo español; en el conocimiento de la bibliografía anarquista centenaria; en el manejo de la documentación orgánica y la correspondencia de los últimos setenta años; en la lectura de memorias (inéditas bastantes) y de biografías; y en el vaciado de notable parte de la prensa libertaria. Después aparece la polifonía ─una de las varias que posee─: la aportación desinteresada de personas investigadoras; la de buena parte de quienes aquí están biografiadas; la de quienes vivieron codo a codo con ellas; y la de quienes les han sucedido, que, aun sin compartir el ideal libertario, han percibido el sentido de dignidad de sus ancestros. De todo ello dan fe las bibliografías de cada entrada.

La labor necesitaba de una voluntad férrea para ir amalgamando durante los últimos cuarenta años las diferentes voces. Es lo que hace Íñiguez. Como contera, llegó la tarea meticulosa de la maquetadora ─tamaño folio, a tres columnas, entradas en versalita negrita, etc.─, una vez que había sido realizada la corrección de textos y la normalización de los documentos bibliográficos. ¡Cuántas cátedras universitarias la envidiarán!

No es una obra de conceptos. Las entradas son de biografías, de publicaciones periódicas, de organizaciones, y de congresos y otros comicios. En sus descripciones transcurre la vida del anarquismo y del anarcosindicalismo implantada en España durante ciento cincuenta años. Acompaña a cada entrada (en CD) la cita de las aportaciones, documentos, periódicos, revistas y obras de las que se han extraído los datos, por lo que ya no solo estamos ante una enciclopedia del, sino también ante una enciclopedia sobre el anarquismo español. Es otra de sus polifonías. La ordenación que emplea es alfabética, neutra, dejando que quien la consulta sienta la libertad de hacerlo sin la coacción de clasificaciones previas.

Desde temprano, el anarquismo deseó contar con enciclopedias y diccionarios, pero dificultades variadas daban al traste con ello. Surgió, no obstante, alguna reseñable, tal la Enciclopedieanarchiste, impulsada por Faure desde París, con diez volúmenes entre 1925-1935 (quedando lo biográfico y bibliográfico en el tintero); el exilio en México emuló esta hazaña y logró traducir y ampliar dos tomos en la Enciclopedia anarquista (I, ‘A-C’, 1972; II, ‘CH-E’, 1984), bajo el impulso de B. Cano Ruiz. En esta línea conceptual fue el Diccionario del anarquismo de Peirats (Dopesa, 1977), y la Antología del anarcosindicalismo de V. García (Ruta-BASE, 1988). Más biográficos son trabajos regionales actuales, como el de los gallegos Eliseo Fernández y Dionisio Pereira; el de José Ignacio Orejas sobre el País Vasco; o el de Raúl Mateo Otal sobre Aragón. Desde hace unos años, se están formando algunos proyectos biográficos en internet ─increvablesanarquistes,ephemeridesanarchistes, losdelasierra o las jugosas efemérides de la mallorquina Estel Negre─, espacio que nombramos aquí por haber estado muy presente en la elaboración de la enciclopedia, como vehículo de transmisión, y como depósito de obras digitalizadas (originales y estudios) y de prensa libertaria.

Origen, gestación y desarrollo

Decíamos en la primera parte de la reseña de esta magna obra, que recoge mucha información que, sobre anarquismo, aparece en internet, aunque es más propio decir que notable parte de los sitios web anarquistas sobre biografías se basan en sus anteriores ediciones —1983, 2001 y 2008—. La Asociación Isaac Puente, radicada en Vitoria, se formaliza en 1984, si bien hunde sus raíces en 1976, época en la que contactan con militancia histórica (Fontaura, Peirats, Fontanillas, Berenguer, etc.) y reúnen periódicos, libros y documentación que sirvió para elaborar 52 cuadernillos con biografías bajo el título Cuadernos para una enciclopedia del anarquismo español (1983ss).

Estos folletos se reunieron en dos volúmenes en 1998. Paralelamente, la activación de la Fundación Anselmo Lorenzo a partir de los noventa, animó a M. Íñiguez a preparar una edición que pudiera servir de base. Nace así Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español (editada con ilusión de infantes en 2001), con una cosecha excelente, que colmó los tres volúmenes de Enciclopedia histórica del anarquismo español, de 2008, a cargo de la Isaac Puente. Al cantar el «hasta aquí hemos llegado», su autor se sumerge de nuevo en la noche y se juega un par de dioptrías más frente a la pantalla, y sorprende en 2018 con Enciclopedia del anarquismo ibérico, ampliada al país vecino. ¿El futuro será digital? Pues, continúa…

Es esta secuencia titánica la que ensalza a esta obra por encima de los intentos que realizaron Lorenzo, Buenacasa, Nettlau o Santillán, más de historia. Y de los esfuerzos de Soledad Gustavo, J. Ferrer, W. Muñoz, A. Fontanillas, S. Berenguer, V. García, Gutiérrez Molina, Aisa, E. Fernández, J. V. Martí Boscá, J. I. Orejas, etc., o aquel «Para una monografía de escritores anarquistas españoles», Ruta, 7 (1972), de Peirats. O de lo acumulado por Renée Lamberet en los años cincuenta, con Bernardo Pou, ahora en el Instituto Francés de Historia Social.

Igualmente, deja cortas obras como Dizionario biografico degli anarchici italiani con C. Venza y otros (2003-2005); el trabajo Os companeiros, del constante Edgar Rodrigues (1994-1999, 7 vols.); Anarchist voices, de Paul Avrich (1995; como Voces anarquistas, FAL, 2004, trad. de Antonia Ruiz Cabezas); el «Cinquanta donne per l’anarchia», Bollettino Archivo G. Pinelli, 12 (1999); otras colgadas en internet: Sans patrie ni frontières, de Dupuy, o The anarchist encyclopedia, a gallery of anti-authoritarians & poets… Sin olvidar que lo libertario está presente en obras de referencia general, así el Dictionarie biographique du mouvement ouvrier français, de Maitron (1973), el Diccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans, dirigido por M. T. Martínez y P. Pagès (2000) o Diccionario biográfico de la izquierda argentina, dirigido por H. Tarcus (2007).

Esta obra tiene un plus con entradas afines, tal las de Consuelo Bergés, Alfredo Calderón, Carmen Conde, Díaz Caneja, Dorado Montero, Ana María Martínez Sagi, Alejandro Sawa, etc. Incluye las visiones del anarquismo y anarcosindicalismo dadas en España: colectivismo, comunismo anárquico, anarquismo sin adjetivos, individualismo, tolstoísmo, las diversas escisiones, etc., lo cual hay que apreciar en lo que es. No quiere ello decir que no se viertan valoraciones —que sí las hay—, pero se hace de forma clara, sin ambigüedades ni ambages, sin propiciar la confusión.

En la enciclopedia deambula un personaje ubicuo: la correspondencia, ya presente en el libro copiador de cartas de la FRE (1872) que ha subsistido; aumentada en los años del exilio de mitad de siglo; retomada por el autor con más de trescientas personas; cambiada (y ahogada) por los emails.

Igualmente, estas páginas las recorre un temblor omnipresente: el que escapa de la cárcel. El presidio ha sido la respuesta expeditiva de las autoridades hacia el anarquismo. Las ergástulas han marcado muchas vidas. No se elude el asunto de la violencia, sino que trata de desentrañarse. En general, se rechaza la violencia ideológica; la cultura, la sindicación y la enseñanza son el camino.

Hay, en fin, en estas páginas otro personaje sin cuerpo: lo colectivo; ¿quién, si no, mantiene las largas luchas?, ¿quién logra el sustento en las épocas de hambre?, ¿quién puebla las asociaciones y sindicatos?, ¿quién auxilia en las cárceles?, ¿quién recoge, reparte y pega los pasquines?, ¿quién da cobijo a las escuelas y a sus enseñantes?, ¿quién produce pavor a las fuerzas vivas? Es el afán común que se muestra solidario y que, al tiempo, sufre los desgarros de las defecciones. Sustentado en el deseo de superación personal, constituye personalidades de criterio firme y seria autoestima. Es la marca de la casa del anarquismo español. Lo que hace inevitable el anonimato.Lo podríamos definir —lo colectivo, lo cotidiano— como anarquismo silencioso. Porque esta obra niega el Poder. Sus integrantes han comprendido la afirmación del corredor de fondo de Sillitoe: «Quizá lo que ocurre es que, en cuanto uno tiene poder sobre otros, queda muerto».

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