La derrota del Estado Islámico
El sábado 23 de marzo llegaron las noticias que han sido esperadas desde hace mucho tiempo. El Estado Islámico (EI) ha sido, por fin, oficialmente derrotado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) – entre las cuales se encuentran las YPJ y las YPG.
La importancia de esta victoria no puede ser exagerada. En 2014-2015 el Estado Islámico parecía ser imparable. Con tanques, vehículos blindados y artillería pesada, aplastaron pueblo tras pueblo, llegando a controlar grandes extensiones de Siria y Irak, donde cometieron horrores inimaginables. Sometieron el pueblo a su dogma fascista, castigaron a los que no obedecían, vendieron mujeres Kurdas y Yazidíes como esclavas sexuales, tiraron homosexuales a sus muertes desde techos, quemaron soldados opositores vivos, cometieron genocidio contra civiles y sobre todo contra minoridades étnicas, entre muchos más actos barbáricos.
A finales de 2014, cuando llegaron a Kobane (pueblo de Rojava) encontraron a las milicias de defensa (las YPG y las YPJ) bien preparadas y organizadas. Una batalla feroz de seis meses terminó con la defensa exitosa del pueblo. Esta victoria cambió el curso de la campaña del EI. A partir de entonces, perdieron sucesivamente batalla tras batalla mientras las milicias se fortalecían. Ellos empezaron a ganar la confianza de los pueblos árabes y de las muchas minorías de la zona, muchas de los cuales se afiliaron a las milicias para combatir los fascistas que habían arrasado sus tierras. El feminismo, el pluralismo, la democracia radical y el ecologismo se extendían por Rojava en su conjunto con las victorias de las milicias, mientas el fascismo y la intolerancia del EI se desaparecía con sus derrotas.
La victoria en Kobane cambió el curso de la campaña del Estado Islámico
Han sido unos años sangrientos y terribles. Unos 10. 000 militantes perdieron su vida en la lucha contra el fascismo. Sus sacrificios para la libertad no pueden ser olvidados.
Turquía y Rojava
Aunque tenemos que reconocer la importancia de esta victoria y también celebrarlo, no podemos bajar la guardia. Lo que podría venir ahora es incluso más terrible y mucho más poderoso que el Estado Islámico.
Ahora que los yihadistas han sido vencidos, tarde o temprano, el ejército estadounidense se retirará de Siria. Su alianza temporal y puramente estratégica con los kurdos ha mantenido Turquía a raya. Cuando Trump anunció su retirada inmediata en diciembre (que fue retrasada después por las protestas de sus asesores), el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan inmediatamente envió tropas y unidades blindadas, apoyadas por militantes islamistas, a la frontera turca-siria con la clara intención de destruir Rojava.
Erdoğan ya ha alardeado de su intención de aplastar los “terroristas” (en referencia a las YPJ y las YPG), de devolver Rojava “a sus legítimos dueños” (los cuales son exclusivamente los árabes y no los kurdos, según él), y de “reestablecer la paz y la seguridad”. Las acciones de los militantes pro-turcos en el cantón oriental de Rojava, Afrín, después de su sangrienta invasión en enero 2017, contradicen totalmente este último punto. Los reportajes de casos de asesinatos sectarios, saqueo, intimidación de minorías y la confiscación y destrucción de tierras y casas son constantes. Y nos recuerdan a cómo actuaba el Estado Islámico en sus territorios.
No podemos olvidar que Turquía es un miembro del OTAN. Eso significa que reciben las mejores armas, tanques y aviones de los otros integrantes como Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos –los cuales miran hacia otro lado cuando Turquía ataca. Las milicias kurdas son veteranas del combate y se pueden defender de las tropas de infantería turcas. Pero la tecnología aérea que posee el segundo ejercito más grande del OTAN les da una ventaja enorme e injusta. Sin armas antiaéreas, los kurdos serán vulnerables a bombardeos despiadados y continuos.
Alemania, Reino Unido y Estados Unidos miran hacia otro lado cuando Turquía ataca
Erdoğan nunca ha escondido su odio para el pueblo kurdo, ni sus deseos de tener poder absoluto o de recrear un imperio neo-Otomano. Una invasión turca significaría una matanza, persecución, una crisis de refugiados y un esfuerzo enorme para desmontar todo lo que ha logrado la revolución.
Ahora, más que nunca, tenemos que dar todo nuestro apoyo a la revolución de Rojava. Desgraciadamente, las voces del Oriente son más escuchadas que las del Sur Global, y es un privilegio que tenemos aprovechar. No podemos permitir que una sociedad basada en el feminismo, la democracia radical, el antirracismo, y el ecologismo, se caiga, y que su gente este sometida de nuevo a la violencia, la discriminación, y muy posiblemente, el genocidio.
Ahora, más que nunca, tenemos que dar todo nuestro apoyo a la revolución de Rojava
¿Qué podemos hacer?
Aquí hay algunos ejemplos de que lo podemos hacer localmente.
- Militar en conjunto con grupos solidarios locales (como Rojava Azadi Madrid o Azadi Plataforma Catalunya, por ejemplo).
- Organizar actos informativos y solidarios en nuestros locales.
- Publicar y compartir actualizaciones sobre la situación y asegurar que no haya silencio mediático con respecto a las acciones de Turquía en Rojava.
- Preparar acciones locales para realizar en el día de la invasión turca.
- Organizar campañas o acciones en contra de las empresas de armamentos que venden armas a Turquía.
- Donar a la campaña internacionalista y ecologista “Make Rojava Green Again”.
¡La revolución de Rojava resistirá!
Jin, jiyan, azadî!