Desde hace meses, en la CNT se había apostado por la huelga general como respuesta a la actual situación sociolaboral de crisis, a pesar de la desmovilización reinante. Al mismo tiempo, en nuestra Organización éramos conscientes de que una convocatoria en solitario estaría condenada al fracaso, habida cuenta de que hoy la CNT es un sindicato sin la suficiente capacidad numérica por sí mismo frente a la envergadura que ha de tener una huelga general. Por este motivo, desde la CNT decidimos hacer un llamamiento a todos los sindicatos con el fin de aunar esfuerzos para responder a la crisis en particular y al Sistema en general. No vamos a dar siglas, sólo diremos que unos no contestaron; otros se pusieron en contacto para contarnos, a su manera, que se encontraban inmersos en sus propias dinámicas; y algunos mostraron interés por la propuesta. Cuando estábamos preparando la próxima reunión para concretar movilizaciones nos encontramos con esta convocatoria por parte de ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e HIRU.
Apoyamos dicha convocatoria, no sin una crítica al proceder de unos y otros. Es evidente, a la par que lamentable, que el conflicto político-territorial que se vive en esta zona lo contamina absolutamente todo. Hace lustros que este conflicto se ha trasladado también al terreno laboral creando otra división más dentro de la clase trabajadora. No es la primera vez que convocatorias de este calibre surgen con una división materializada en dos “bloques”. También hay que reconocer que la realidad sindical aquí es diferente a la del resto del Estado. Todos estos ingredientes han creado un clima enrarecido en el que la disputa centrada en el honor patrio difumina la que debería ser la verdadera lucha de la clase trabajadora: la lucha contra la explotación, contra la desigualdad, contra la injusticia…
Mucho antes se tenía que haber hecho esta convocatoria de huelga general y mucho más correcta hubiese sido si estuviese precedida de movilizaciones conjuntas puesto que la crisis ha estallado hace muchos meses. El oportunismo político no debe regir las movilizaciones de los trabajadores.
A pesar de todo esto, vamos a ir a la huelga. Es una cuestión de dignidad contra la manipulación y el engaño con el que se pretende perpetuar el Capitalismo: reformas laborales, horas extraordinarias, ETTs, prepotencia empresarial, siniestralidad, privatizaciones, EREs… la precariedad instalándose cómodamente en nuestras vidas. La sociedad se encuentra en manos de unos pocos, regida por su fundamentalismo de mercado mientras la ingeniería financiera está siendo rescatada por el dinero público con el eufemismo de renovar el Capitalismo. Su receta es más Capitalismo.
En nuestro deseo que la huelga general del día 21 sea el punto de partida de un calendario de próximas movilizaciones.