LA FOTOMATONA | JENOFONTE
“Nosotros queremos segregar a los
negros, perdón, queremos una educación diferenciada entre blancos y negros”,
dijo el director del taurino-concertado colegio Miguel Arias Cañete de Sevilla
cuando se enteró de que había que subvencionar, “sí o sí” habían dicho desde el
Juzgado atendiendo a la ley Wert, la discriminación por sexos en las aulas
andaluzas.
“Bueno” –continuó–, “salvo que los negros demuestren que son capaces
de ganar una San Silvestre vallecana”. “Y nosotros queremos segregar a los
rumanos” –propuso un concejal del PP en Extremadura–, “que solo sirven para
robar, para chachas limpiadoras, si son guapas para putas, y para peones de
albañil que vienen a quitar el trabajo a nuestros mozos”. “Y nosotros queremos
segregar a las gitanas, que para ser vendedora ambulante no hace falta mucha
cultura”, dijo la directora del colegio Radio María de la Caridad Para Todos.
“Y nosotros a los hijos de los maricas y de las bolleras, porque pueden
contaminar a nuestros hijos”, dijo la correspondiente portavoz del Ampa del
colegio La Gaviota Azul de Las Rozas. “Y nosotros a las hijas de las
adúlteras”, apuntó el responsable del Colegio Jesús Conde de Punxín. “Y
nosotros, qué cojones, queremos que se eduque de manera separada a los ricos de
los pobres”, sentenció el director del Colegio de Excelencia Económica de la
Fundación Areces; aunque en su retortijón interior pensó que para qué tanta
diferencia si ningún dios había explicado aún por qué todos cagamos la misma
mierda por el ojete del culo.