Hace 50 años, durante el mes de mayo, Francia vivió un proceso revolucionario que quiso cambiar el culto al dinero, la opresión, y la violencia del estado capitalista por un mundo nuevo, donde el amor, la justicia y la libertad presidieran la vida en común.
El levantamiento popular, como siempre a lo largo de la historia, adoptó formas libertarias en la autogestión de las luchas, creando un movimiento asambleario que rompía, una y otra vez, el control que la izquierda pretendía imponer para reducirlo a una protesta asumible por el sistema. Pronto la democracia mostró lo que es, y el gobierno amenazó con usar el ejército –¡para eso está!– para defender el poder establecido y sus reglas de juego.
La desfavorable correlación de fuerzas y la falta de compromiso revolucionario en los dirigentes de la izquierda políticosindical –ya consumados demócratas conversos- frustraron la revolución social. Años mas tarde, varios “liderillos rojos” mostraron su arrepentimiento por sus “pecadillos revolucionarios de juventud”, tratando de vendernos un Mayo 68 reducido a una protesta juvenil hippie y contracultural.
De ahí que ahora, sea mas necesario que nunca “Ser realistas y pedir lo imposible” para revivir “aquella revolución que queremos tanto”, y evitar que otra lección vital se olvide, una vez más, perdida en la historia de los vencedores.
PROGRAMA
JUEVES 24, 19:00 h. ‘Vivencias del Mayo francés’ Tomás Ibáñez y Antonio Pérez
VIERNES 25, 19:00 h.‘Impronta del 68 a uno y otro lado de los Pirineos’ Frank Mintz y Manuel Revuelta
SÁBADO 26, 20:00 h. Concierto: ‘Canciones ibéricas para los míos y las mías’ de Serge Utgé-Royo