III Jornadas contra el olvido

CNT Canarias ha organizado, y ya van tres años, las Jornadas Contra el Olvido, en un intento de hacer de la Memoria Histórica algo más que una corriente política animada por los intereses, en algunos casos espurios, de unos grupos más pendientes de buscar el rédito propagandístico y una subvención del Estado que, de verdad, rescatar ese pasado histórico de este país oscurecido por el manto de 40 años de fascismo. Teniendo en cuenta este objetivo, por parte del Sindicato se preparó un programa de charlas, proyecciones y actuación músico-teatral que, a lo largo del mes de mayo, ha ido desgranando poco a poco nuestro pasado como clase.

Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera (Viernes 15)

Se iniciaron las Jornadas con la presentación en el Archipiélago de la última producción cinematográfica de El Sueño de la Hormiga Roja, centrada en la vida de Cipriano Mera. Con un claro espíritu crítico –el movimiento libertario nunca ha necesitado de hagiografías- esta película busca hacer una semblanza biográfica de este destacado militante de la CNT que, consecuente con las cartas que le había servido la vida, jugó su partida de acuerdo a sus ideal.

Con una factura poética, demuestra lo que siempre hemos mantenido: la necesidad de contar con nuestros propios medios para transmitir nuestra propia historia. Comprendemos que los costes de producción explican que contemos con pocos ejemplos de producciones cinematográficas como la presente; sin embargo, la democratización de los medios de producción, cada vez más accesibles sin grandes desembolsos, debería llevarnos a contar con nuestras propias productoras de material audiovisual.

La represión sexual en el franquismo: El Campo de Concentración de Tefía (Fuerteventura) (Jueves 21)

Acto doble pues, por un lado se hacía la presentación del libro Viaje al centro de la infamia, redactado por Miguel Ángel Sosa Machín, en donde de manera novelada rescata la memoria de la persecución sufrida por parte de gay y lesbianas durante la Dictadura del felón Franco; y por otro lado, la narración en primera persona de las consecuencias de esa persecución, con la presencia de Octavio García quien, a principios de los año 50 fue condenado a 18 meses de internamiento en el Campo de Concentración de Tefía (Fuerteventura), en donde recluía a los homosexuales del Archipiélago.

Sobre este tipo de instituciones represivas, ha caído el más oscuro de los silencios, ignorándose en los libros de historia como si de verdad, los condenados a estos sufrimientos, se hubieran merecido tales penurias. Vidas destrozadas, estigmatizadas, marcadas a fuego por el simple hecho de querer como ellos querían querer. Como muy bien dijo Octavio, en sus entrañas anidaba el odio de haber tenido, durante muchos años, que guardar silencio y agachar la cabeza, odio que sólo ha podido destilar en los últimos años, cuando ha podido hablar públicamente y señalar con el dedo a sus torturadores, pues nadie, ni la administración (que lo condenó sin ni siquiera ser juzgado), ni el ejército (de quien dependía el Campo de Concentración), ni la Iglesia (que participó directamente en la reeducación de los internados) se hayan dignado a pedirle perdón por haber convertido su vida en un continuo sufrimiento.

Cinco días de anarquía y siete meses de destierro: la insurrección del Alto Llobregat y la deportación de anarquistas a Canarias y África (Viernes 22)

Contando con la presencia del historiador Jesús Giraldez, quien está embarcado en la última fase de su historia sobre la sublevación libertaria del Alto Llobregat, pudimos atisbar, a través de esta sublevación que nunca ha merecido un estudio específico, las grandes ilusiones imperantes en los años 30 entre el proletariado de este país que veía al alcance de su manos la tan deseada revolución social que los liberaría de la esclavitud del trabajo.

Con documentos de primera mano, Jesús Giraldez nos fue narrando paso a paso los hechos que llevaron al destierro sine die, de más de 100 anarquistas, por decisión de un gobierno socialista encabezado por Azaña quien, sin ningún pudor, llegó a inventarse todo un complot anti-republicano financiado por los monárquicos, en donde la dirección ideológica estaba en Trotsky, siendo la CNT la encargada en ponerlo en práctica, verdadera aberración que ni la imaginación más calenturienta podía pergeñar; y sin embargo, explicación dada por buena por todos los partidos políticos presentes en el parlamento de la actualmente idolatrada II República y que permitió la detención y expulsión de España de un número de personas cuyo único delito era el haber expresado públicamente su posicionamiento libertario. En este contexto, es de destacar el comportamiento de la Esquerra Republicana que, en Barcelona denunciaba la persecución y hablaba de desobediencia civil y en Madrid votaba a favor del destierro de los anarquistas (Conocer el pasado tal vez nos permita comprender el presente).

Finalmente, tras siete meses de destierro en Fuerteventura y Villacisneros, Azaña se encontró con la contradicción de haber visto fracasar la intentona monárquica, en este caso cierta, de Sanjurjo justamente por la directa intervención de los militantes de la CNT en Sevilla, al tiempo que mantenía el destierro de los militantes de la Confederación, lo que posibilitó que acabara el destierro y pudieran volver a sus casas los detenidos que, en ningún momento habían sido juzgados.

Arte y cultura libertaria en el exilio (Jueves 28)

Contando con Blanca Navarro, hija de los destacados militantes de la CNT en el exilio Teófilo Navarro y Dolores Jiménez, y Javier Belmonte, militante anarquista exiliado en los años 70, pudimos comprender de primera mano toda la labor cultural desarrollada por los exiliados anarcosindicalistas desde el mismo día en que cruzaron la frontera de Francia.

Como muy bien dejó claro Javier Belmonte, esta labor cultural, con publicaciones, grupos teatrales, ateneos, excursiones, mítines, etc., no era una simple recreación artística sino una manera de difundir el Ideal al tiempo que posibilitaba mantener los lazos de unión entre todos los exiliados quienes, hasta el último día, conspiraron para volver a España y continuar la revolución social truncada durante la Guerra Civil.

La conferencia tuvo el valor añadido de poder contar con material gráfico original, conservado durante años por los padres de Blanca y que en la actualidad se encuentra depositado en el centro cultural que mantienen ambos en la isla, en la localidad de San Juan de la Rambla en donde pasaron a residir Teófilo y Dolores.

Velada en el Ateneo Libertario (Viernes 29)

Como último acto de las III Jornadas Contra el Olvido, contamos con la rememoración de las veladas artístico-musicales que montaban los distintos grupos libertarios en los año 30, recuerdo que no se limitó a reproducir arcaicas representaciones, sino actualizando el discurso, pues no se pretendía hacer una simple inmersión arqueológica en el pasado, olvidando el fin último de este tipo de veladas. Con la colaboración del cantautor libertario Kakó y el Grupo de Teatro de la Facultad de Filología (ULL), nos sumergimos en ese teatro reivindicativo, crítico, en donde lo fundamental era la socialización del ideal libertario.

Con textos de Darío Fo, y partiendo de esta premisa, el Grupo de Teatro rescató 4 breves composiciones medievales reviviendo esa otra Edad Media, la del juglar libertario, crítico con el mundo que lo tocó vivir, con los señores, con la Iglesia simoniaca. Como muy bien recogió Umberto Eco en su famosa obra El nombre de la rosa, la risa, lo cómico, era, y es, la mejor arma para destruir todas las ataduras sociales, de ahí la constante persecución de cómicos y disidentes por parte de instituciones como la Iglesia. Así, agrupadas bajo el título de Juglaradas (El nacimiento del juglar, La resurrección de Lázaro, Bonifacio VIII y Moralidad del ciego y el tullido) pudimos asistir a 4 bufonadas que, más allá de lo cómico, nos llevó a reflexionar sobre los principios que rigen nuestra sociedad, en donde prima el espectáculo frente a la verdadera cultura.

De las juglaradas, tras algunas canciones libertarias interpretadas por Kakó, pasamos a otra práctica muy común entre los grupos libertarios como era el teatro leído que posibilitaba compartir unos libros, generalmente muy caros para las economías obreras, al tiempo que permitía crear un ocio alternativo a la taberna y el vino. Con toda su carga pedagógica, se leyó algunos pasajes de la obra de Alejandro Casona, Nuestra Natacha, antesala de dos espléndidos monólogos redactados por el propio Grupo de Teatro de Filología, Cómo nació una compañera y Ferrer, otra de las formas que tenían los grupos de teatro libertarios para hacer frente a los costes de preparar obras de diversos actos y numerosos personajes. Con gran sentimiento, nos pudimos trasladar hasta la Asturias revolucionaria de 1934 y los instantes antes del fusilamiento del gran pedagogo libertario Francisco Ferrer i Guardia, verdadero homenaje en el centenario de su asesinato.

Desde CNT Canarias, sólo nos resta agradecer a todos y todas las participantes en estas III Jornadas Contra el Olvido pues, desinteresadamente, han colaborado en rescatar, de verdad, nuestra historia, la historia de los y las trabajadoras de este país, quienes creyeron en la libertad y en el ser humano.

 

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