Esta tierra fue liberada de Bashar Al-Assad e ISIS. Ahora necesitamos ayuda para mantenerla viva.
«Hace 30 años, esta zona estaba llena de árboles»- dice Adin, señalando una polvorienta extensión de campos de trigo cosechados que se extiende hasta el horizonte y la frontera con Turquía-. «Entonces el régimen envió hombres para talarlos todos».
Estamos en la región autónoma del norte de Siria conocida como Rojava, en lo alto de una colina con árboles jóvenes plantados. Para los ojos inexpertos el paisaje parece increíblemente árido. Pero Adin, un amigo kurdo que trabaja en un vivero nuevo en las cercanías de Derik, recuerda cuando todavía estaba verde y vivo.
Nuestro objetivo, como miembros de la Comuna Internacionalista de Rojava, es hacer que esta tierra vuelva a ser verde.
La deforestación generalizada es sólo una de las herramientas utilizadas por las sucesivas generaciones de la dinastía Assad para reprimir al pueblo kurdo, que constituye la mayoría de la población de Rojava.
Prohibieron la lengua kurda, despojaron a los kurdos de sus documentos de identidad para convertirse en ciudadanos de segunda clase y los activistas kurdos fueron torturados y asesinados. En 2004, por ejemplo, decenas de kurdos fueron masacrados tras las manifestaciones en la ciudad mayoritariamente kurda de Qamishlo.
La represión étnica ayudó al régimen a mantener Rojava como una colonia interna, extrayendo riqueza a la vez que mantenía a la gente dependiente monopolizando los cultivos únicos de trigo y el petróleo. Las torres de perforación se hunden y elevan a lo largo del horizonte de Rojava, pero no hay ninguna refinería en la región.
Asimismo, el gobierno central impuso la sobreproducción de trigo, utilizando los campos de Rojava para mantener los almacenes de granos de Damasco desbordados. Esta situación antinatural se hizo cumplir mediante la prohibición de cultivar árboles y cultivos distintos del trigo. El uso excesivo de fertilizantes destructivos mantuvo a la tierra sobreviviendo a duras penas, siempre al borde de la hambruna.
En 2011, el régimen se vio envuelto en una guerra civil y se abrió un vacío de poder. El pueblo kurdo, que atrajo el interés mundial tras su victoria sobre el ISIS en Kobane, pudo establecer un autogobierno.
Siguiendo las ideas de Abdullah Öcalan, construyeron un sistema político “democrático-confederalista” basado en consejos de barrio o pueblos llamados “comunas” y en los principios de la liberación de género, la democracia de base y la ecología.
La gente corriente decide sobre la mayoría de los asuntos políticos a través de este sistema de comunas. Las mujeres asumen el liderazgo, organizándose autónomamente en todas las partes de la autoadministración y ocupando un 50% garantizado de los roles de liderazgo.
La comuna es sólo una entre miles, y abarca la mayoría de las aldeas y vecindarios de Rojava. Pero nuestra comuna también es única, ya que ofrece un lugar para que los internacionalistas de todo el mundo aprendan de la revolución y contribuyan a la lucha por una sociedad feminista y ecológica.
En los últimos cinco años, la gran cantidad de trabajo vital ha comenzado a reducir la dependencia excesiva del trigo, los plaguicidas y los cultivos intensivos de agua. Se han prohibido formar nuevos pozos y se han abierto comunas ecológicas y reservas naturales, mientras cada año se siembra una cosecha cada vez más diversa.
Pero cambiar la ecología de la región es una tarea enorme, especialmente bajo condiciones de guerra. Basta con mirar los campos estériles que nos rodean para ver lo cerca que estamos todavía de la sequía.
El año pasado, los miembros de la comuna comenzaron a investigar sobre cómo podríamos contribuir a esta lucha en curso. Estudiando las teorías de Murray Bookchin, Silvia Federici y Abdullah Ocalan, llegamos a entender las crisis ecológicas como consecuencia de las estructuras de poder opresivas.
Hablando con la población local y los comités ecológicos, aprendimos cómo Turquía restringe el flujo de los ríos para mantener a Rojava en riesgo permanente de sequía, cómo ISIS destruyó las fuentes de agua y provocó incendios de petróleo para enmascarar sus movimientos mientras huían ante la resistencia kurda, cómo los años de guerra han dejado la región devastada por los metales pesados de las municiones y otros desechos tóxicos.
Es por eso que estamos estableciendo un vivero de árboles, ayudando a restaurar la fertilidad y la estabilidad de la tierra. La plantación de árboles simboliza nuestra voluntad de ayudar a la construcción de una sociedad ecológica, yendo más allá de la vida del individuo para contribuir a las generaciones futuras.
Pero las decenas de miles de árboles que estamos plantando junto con la población local son sólo el primer proyecto de nuestra campaña Make Rojava Green Again.
Aquí en la comuna, estamos desarrollando proyectos sostenibles que incluyen una turbina eólica independiente y un sistema de reciclaje del agua sucia para uso agrícola. Estos proyectos piloto se replicarán en toda la región.
También agradecemos el apoyo de expertos internacionales en ecología y energía, ya sea que nos visiten en la comuna o compartan sus conocimientos desde lejos.
Por supuesto, no todo el mundo puede viajar a Siria. Así que estamos financiando la publicación de un libro sobre nuestras investigaciones, experiencias y luchas aquí vividas.
Este libro es una semilla, un primer paso que nos ayuda a conectarnos con las luchas ecológicas en todo el mundo y a trabajar juntos a través de los ideales compartidos en la revolución de Rojava.
Al mismo tiempo, muchas fuerzas están luchando para destruirlos. A principios de este año, nuestra amiga Anna Campbell dio su vida en Afrin resistiendo un violento ataque turco contra los principios feministas, ecológicos y democráticos de Rojava.
Anna compartió con nosotros su nombre kurdo en la primera comida que comimos juntos en la comuna y ahora este lo lleva nuestra academia – Helin Qerecox. Mientras los ataques aéreos turcos que mataron a Anna llovían en Afrin, las fuerzas armadas yihadistas incendiaban los emblemáticos olivares de la región.
Gracias a los sacrificios de héroes como Anna, esta tierra ha sido liberada tras generaciones de opresión y guerra. Consideramos que es nuestra responsabilidad mantenerla viva para las generaciones venideras.
Fuente: Independent
Autoría: Matt Broomfield
Fecha de publicación: 08/07/2018
Traducción: Rojava Azadî
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