El último de los incendios forestales, en As Fragas do Eume, reabre el debate sobre quien está tras los más de 7.242 incendios anuales que se producen en territorio gallego.
Sección Sindical Forestal de CNT Vigo / Periódico cnt
Como dicen las malas lenguas, en Galiza existe una «Cultura do lume» (Cultura del fuego) que viene arrasando año tras año miles de hectáreas (ha) de terreno forestal. En el periodo 2001-2010 han ardido un total de 288.469,97 ha, lo que equivaldría a la extensión de la provincia de Áraba y un total de 72.425 incendios, unos 7.242 incendios anuales, mientras que la media estatal se sitúa en torno a los 21.500. Lo que supone que solo en Galiza se producen anualmente un 33,7% de los incendios forestales totales. La intencionalidad de estos comprende el 86,57%, sin contar las negligencias 5,10%, ni las causas desconocidas 7,77% del total de incendios forestales. Existen causas que responden a intereses económicos, sociales y políticos.
Causas políticas
La principal causa política es la mala planificación y ordenación forestal del monte gallego, pero es evidente tras todo lo relatado que el fuego es un arma política anual. En Galiza hubo un antes y un después desde el año 2006, año en el que hubo un cambio de gobierno en la Xunta. Curiosamente este mismo año existieron trabas por parte de los ayuntamientos para montar las brigadas forestales pasando todas a éstas a depender de la Xunta de Galiza (anteriormente se dividían entre Xunta y ayuntamientos), después de este “pulso” entre ayuntamientos y Xunta ardieron un total de 95.847 ha, llegando a registrarse 101 focos activos a la vez, siendo las más afectadas las provincias de A Coruña y Pontevedra. Cabe destacar que en estas dos provincias ardieron municipios plenamente costeros y la comarca de Santiago de Compostela. En otras palabras, zonas de turismo activo. Año tras año vemos en nuestros televisores como los políticos de turno se arrojan infinidad de insultos cruzados, de cara a la galería, sin que el verdadero problema se resuelva.
Causas económicas
En Galiza por todos es sabido, pero difícilmente demostrable, que existe una mano negra con forma de billete detrás de los incendios forestales. En primer lugar tenemos el caso de la propia industria de la madera que paga aproximadamente 46 euros por metro cúbico de madera verde en pié, mientras que la madera quemada ronda los 33 euros metro cúbico para el pino del país (Pinus pinaster), siendo las mayores industrias madereras gallegas productoras de pasta y conglomerados, a la cual no le afecta demasiado el estado de la madera. Por otro lado tenemos a los ganaderos, los cuales son beneficiados por los incendios forestales para poder producir pasto fresco para sus reses, este tipo de incendios suele darse en monte raso, sin arbolar, y en los meses de Febrero-Marzo. El fuego sale más barato que desbrozar. En estos últimos años aparece un nuevo factor anteriormente desconocido, que es el de la biomasa. Este sector tan “limpio y ecológico” esconde detrás una verdad oculta que no interesa desvelar. El asunto de los cultivos energéticos. Progresivamente la colonización del eucalipto (Eucalyptus globulus y E. nitens) en todo el territorio provoca que los montes autóctonos gallegos se vean avocados a su desaparición. Ayudados por la Ley de montes de Galiza y el Plan Forestal de Galiza, que subvenciona este tipo de cultivos y la creación de nuevas plantas de biomasa, las repoblaciones de esta especie pirófita se verá incrementada de forma sustancial. La presencia de aceites volátiles en las hojas, junto con su baja tasa de descomposición, hacen que el suelo de los bosques de eucalipto sea pasto fácil de las llamas. A esto se unen las largas tiras de corteza que se desprenden de los árboles y el hecho de que la poca densidad de la cubierta forestal haga que esta composición de elementos se seque periódicamente haciendo todo más inflamable. El eucalipto obtendría ventaja del fuego al eliminar competidores con un elemento al que está adaptado.
Solo en los últimos 2 años en Galiza han ardido 3 de los 6 parques naturales con los que cuenta. El último el devastador incendio de As Fragas do Eume, que afectó a más de 750 ha. Es digno de mención que exista un proyecto de construcción de una celulosa en el municipio de As Pontes, a menos de 30 km de las Fragas, y que en los últimos años el sector de la madera haya comprado parcelas en la zona. No muy lejos del parque se quiere instalar una Mina de andalucita, la restauración de la mina de As Pontes y el proyecto de una nueva presa en el propio río Eume. Y esto es sólo la punta del iceberg.
Pero después de todas las vueltas que se le pueden dar sobre los motivos está la triste realidad de los “curritos” que arriesgamos año tras año nuestras vidas en los incendios forestales. En España sólo desde el año 2000 murieron más de 45 personas en labores de extinción. La última víctima, el 27 de marzo, un brigadista de 59 años en el ayuntamiento gallego de Castrelo do Val (Ourense).
Contextualizando, cabe destacar que existen dos tipos de brigadistas. Los que están contratados desde la administración y los que están contratados desde la empresa “pública” SEAGA. Estos últimos básicamente son contratados para el refuerzo de la campaña de verano con alguna excepción. La administración aporta durante todo el año a unas 1.000 personas (30%), mientras que SEAGA aporta en la temporada estival unas 2270 personas.
Desde la Sección Sindical Forestal no reclamamos únicamente un mayor salario. Reclamamos un Convenio de Sector (tampoco tenemos de empresa, trabajamos por el E.T.), por la profesionalización del sector, que nos compensen las horas extras con días libres (podemos hacer hasta 12 horas diarias sin ningún tipo de compensación), que los centros de trabajo tengan agua caliente, luz, taquillas, etc. También reclamamos un equipo de protección individual mejor: Mascarilla con protección antigases y no solo antipartículas como las que tenemos, fundas ignífugas, hidrófugas y térmicas, camisetas ignífugas y no de algodón, linternas acoplables al casco y no de petaca. Sistemas de comunicación intra-brigada y mejora de las comunicaciones con los agentes forestales y las bases. Aparte de ciertas clausulas que aparecen en los contratos que a nosotros nos parecen abusivas. Y así hasta una infinidad de cosas.
Esto solo es un pequeño resumen que daría para escribir todo un libro. Nosotros por nuestra parte seguiremos luchando día tras día, asamblea tras asamblea, para conseguir todos nuestros objetivos y en definitiva los de la clase obrera.