Fallece Abel Paz, militante e historiador libertario

El escritor e historiador Abel Paz falleció ayer en Barcelona a los 87 años. Sus restos mortales permanecerán hasta mañana en el tanatorio barcelonés de la calle Sancho de Ávila, junto al puente de Marina, donde a las 16 horas, se celebrará un acto de despedida en el que se leerán varios comunicados. Además, poetas y cantautores recordarán a un compañero que militó en el Movimiento Libertario desde niño.

Diego Camacho Escámez, su auténtico nombre, nació en Almería el 12 de agosto de 1921 y se crió entre jornaleros del campo. Desde muy joven,  se aproximó al anarquismo, entrando a formar parte de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Durante la Revolución Española, combatió en Lérida en los grupos de defensa confederales del Clot.

En 1939, fue internado en los campos de concentración de Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, Le Barcarès y Bram y  fue sometido a trabajos forzados por el partido nazi. Tras escaparse, regresó a España, donde fue encarcelado dos veces. Exiliado en Francia, no volvió a España hasta 1977, cuando se estableció hasta el final de su vida en el barrio de Gràcia, en Barcelona.

Su paso por el frente en las milicias confederales y libertarias, dio a Abel Paz la sabiduría necesaria para terminar escribiendo obras imprescindibles en el Movimiento Libertario como Durruti, en la revolución española, Crónica de la Columna de Ferro o Entre la niebla, una autobiografía publicada en 1993.

Además, a lo largo de su vida participó en numerosas conferencias relacionadas con el anarquismo y la Revolución de 1936, el mundo libertario y cenetista.

La historia de Diego Camacho Escámez es ejemplo de la lucha y vida de los libertarios españoles que, con el tiempo, se van marchando. Su legado, sin embargo, vivirá siempre.

«Soy anarquista y ser anarquista es ser una persona coherente (paz espiritual, la tranquilidad, el campo, trabajar lo menos posible, el suficiente para poder vivir, disfrutar de la belleza, del sol. Disfrutar de la vida con mayúsculas, ahora se vive en minúsculas). Tener una conducta personal. Llevar las ideas a la práctica al máximo, sin esperar que haya una revolución. Eso se puede hacer ahora. Es una concepción filosófica, es un estado de espíritu, una actitud ante la vida. Pienso que esta sociedad está muy mal organizada, tanto socialmente, como políticamente, como económicamente. Hay que cambiarlo todo. El anarquismo invoca una vida completamente diferente. Trata de vivir esta utopía un poco cada día.»

Secretariado Permanente del Comité Nacional, CNT-AIT

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