El pasado 29 de marzo durante el paro
general de 24 horas se vivieron múltiples episodios de represión
policial. Con este comunicado mostraremos asombrados el misterioso caso
del policia-farola.
En la céntrica Plaza de Lavapiés
cuando llegó la hora en la que habitualmente comienza su actividad el
comercio del barrio empezaron a abrir las puertas del Carrefour Express
situado en esa misma plaza. Un piquete numeroso en el que habían
confluido gente muy diversa rápidamente se concentró frente al
establecimiento.
No tardó mucho en surgir tensiones entre la policía y
los allí concentrados. La policía decidió cargar y los concentrados
allí trataron de eludir la carga como pudieron, alejándose del lugar por
diversas calles adyacentes. Pero en toda carga policial siempre hay
tropiezos, lo que le ocurrió a una joven que trataba de evitar los
porrazos policiales. En ese instante, un militante del Sindicato de
Enseñanza e Intervención Social de CNT-AIT Madrid que llamaremos D.T.,
trató de ayudar a esa muchacha que se había caído, instante en que fue
golpeado en la cabeza con la porra por un policía en un acto de generosa
saña y verdadera ética policial. D.T., culpable de echar una mano a una
muchacha en otra desmesurada carga policial, acabó en los calabozos de
los juzgados de Plaza Castilla, con 5 grapas cerrando la brecha en la
cabeza causada por el porrazo y con cargos de desórdenes públicos,
desobediencia y atentado a la autoridad y, sobre todo con una sorpresa
mayúscula. Al ser requerido para tomarle declaración por la juez de
guardia, resulta que el atestado policial recoge que el porrazo recibido
mientras estaba agachado ayudando a la chica caída se había convertido
en un golpe contra una farola al caer en los momentos previos a la
detención. ¿Dirá algún sindicato policial que el causante del golpe fue
una farola disfrazada de policía? ¿Será atentado a la autoridad manchar
con sangre de una cabeza golpeada una porra policial?