EXTREMA DERECHA EN EUROPA | SUECIA
El
fascismo en Suecia está inmerso dentro de un proceso normalizador a pesar del incremento de las agresiones como la del activista LGTB, Kampa Showan.
A. Herranz | Periódico CNT
En 2010 cuando la formación
Sverigedemokraterna se presentó a las elecciones la Radio Televisión sueca,
SVT, se refería a ellos como una formación xenófoba. Hoy la cadena estatal ha
llegado a apartar a colaboradores en nombre de la neutralidad informativa por
su posicionamiento contrario al partido xenófobo. Este es sólo uno de los
ejemplos de la normalización del discruso racista y xenófobo en Suecia.
Antecedentes
recientes
En 2006 un partido político,
Sverigedemokraterna (SD), surgido de la
unión de dos organizaciones nazis decide, mediante el referéndum de sus
afiliados, cambiar su anagrama agresivo- una antorcha con los colores de la
bandera sueca- por uno más inocente, una flor azul. Durante las elecciones de
2002 había obtenido 49 representantes en 29 municipios. Era la hora de dar un
salto adelante. Dejar atrás la imagen de skinheads violentos que habían
dominado la escena nazi en Suecia.
La apuesta tuvo su efecto. A pesar del
rechazo mediático que provocaba el partido obtuvo en las elecciones generales
de 2010 el 5,7% de los votos. El Parlamento sueco vio como 20 diputados de la
formación xenófoba juraban su cargo. En septiembre de este año, según las
encuestas, se prevé una intención de voto entre el 8 y el 10%.
Proceso
normalizador
Como manifiesta Svenska Motståndsrörelsen
(SMR) en su página web “la presencia de SD en el Parlamento ha permitido la
normalización de ciertos temas”. SMT es el grupo nazi violento que ha
protagonizado una serie de atentados con heridos graves. Los temas a los cuales
se refería son el racismo, la xenofobia y ciertos postulados del
nacionalsocialismo. Aunque SD no se manifiesta abiertamente racista sí agita el
fascismo cultural. Es decir, la defensa de los valores supuestamente suecos
contra el peligro inmigrante y islámico. La similación contra la
multiculturalidad, el miedo contra el encuentro.
Este proceso ha llevado a un intento por
parte de los medios de comunicación y las autoridades de tratar a SD como otro
partido más del arco parlamentario. El ejemplo de la postura de la cadena
estatal de radio y televisión es un ejemplo. Las visitas electorales por parte
de líderes del partido a hospitales, colegios e instituciones otro. Frente a
este proceso normalizador la sociedad civil sueca se ha organizado y protesta
de forma activa y espontánea.
La actividad de denuncia de las actitudes
fascistas ha aumentado pero paralelamente, y al calor de las elecciones
europeas y las próximas generales de septiembre, la actividad nazi también ha
aumentado. Según la fundación Expo, dedicada a estudiar y denunciar a estos
movimientos, entre 2011 y 2012 ha aumentado un 24%. Y en muchas ocasiones de
forma muy violenta.
Por otro lado, el partido Svenskarnas Parti
(SP) declaradamente nazi se presentará en las próximas lecciones en 30
circunscripciones. Será la primera vez que una formación abiertamente fascista
se presente a unas elecciones generales en Suecia desde la Segunda Guerra
Mundial.
Kärrtorp
Parece ser que los sucesos de Kärrtorp ha
sido el pistoletazo de salida de un aumento de las agresiones y ataques nazis.
En este barrio del sur de Estocolmo los vecinos estaban preocupados por el
aumento de la actividad nazi. Pintadas de esvásticas en las fachadas de las
casas y ejercicios militares en el polideportivo hizo que muchos se sintieran
amenazados. La organización Linje 17 decide convocar en diciembre del año
pasado una concentración para mostrar su repulsa. Se trata de una concentración
festiva a la cual acuden padres de familia, niños y ancianos. La pacífica
concentración es atacada por miembros de SMR armados con palos, botellas y
piedras. La policia desplazada al lugar se ve superada. A pesar de que en la
red había rumores de un posible ataque, ésta había calificado la manifetsación
de bajo riesgo. La policia sueca y la
policia secreta (SÄPO) nunca ha tomado en serio la amenza nazi y mantienen
posturas más beligerantes contra la llamada izquierda radical y el islamismo.
En los 90 ya se dio una situación similar cuando después del asesinato del
sindicalista Björn Söderberg mediante una bomba nazi la SÄPO tuvo que reconocer
que no tenía información sobre las distintas organizaciones nazis mientras
quesí tenía un registro de veganos (por su relación con los movimientos de
liberación animal).
El pasado 8 de marzo, en Malmö, un grupo de
fascistas hirió de distinta gravedad a cuatro personas que regresaban de una
manifestación feminista. Las agresiones
se suceden y la prensa generalistas se siguen presentando como reyertas de
”gamberros” ultraderecha y ultraizquierda. Por otro lado, está claro que las
ideas e intenciones de los grupos xenófobos se están filtrando en los distintos
estamentos de la sociedad. Una muestra, hace poco el sindicato de periodistas
Journalistförbundet, para sorpresa de sus afiliados, cedió en su revista la
palabra a Roger Sahlström, supuesto periodista, para que se quejara de cómo los
antiracistas no le dejaban hacer su trabajo. Que éste fuera fotografiar e
indentificarlos, que había sido condenado por maltrato a una persona por ser
“negra” o que es más que conocido por sus ideas misóginas y racistas pareció no
importar a la directora de la revista. Ésta defendió la publicación en nombre
de la libertad de expresión. Que Roger
Sahlström no crea en los valores democráticos y humanistas y se dedique a
identificar a antiracistas y atacar a las minorias no parece importarle tanto.