Los trabajadores, que nos dedicamos a la producción de calzado en esta
zona, estamos siendo perjudicados constantemente, por el sistema que los
industriales y empresarios del gremio practican con los operarios. Queda
en evidencia una excesiva permisividad y dejadez, por parte de las
autoridades locales y de la inspección de la magistratura del trabajo,
hacia los empresarios del calzado, que nos abocan a aceptar condiciones
cercanas a la esclavitud, para poder seguir trabajando.
La
«justicia» (permitansemé las minúsculas y el entrecomillado), solo toma
facto en contra de los trabajadores de la economía sumergida, sin
considerar la procedencia de la mercancía producida, que seguirá dando
los frutos deseados al empresario especulador.
Todo ello, con el
beneplácito de los sindicatos mayoritarios, gobiernos locales y
regionales y todos los grupos componentes de estamentos parlamentarios y
administrativos, que prometen servicio al pueblo. No escatimando en
exhibirse junto a estos empresarios de tan cuestionable proceder, ni de
figuras mediáticas de similar calaña, en sus medios de difusión, donde
suelen presentarles como benefactores de los pueblos y sus habitantes.
Se
da la circunstancia, además, de que a los trabajadores de este gremio,
en todas sus especialidades, nos presentan como los únicos causantes y
los mayores beneficiados con el fraude cometido a la seguridad social,
lo cual ya clama a escándalo.
A los trabajadores, obligados a
sufrir la falta de seguridad, de higiene, de unas mínimas condiciones de
regularización que nos permita prevenir, en lo más básico, nuestra
asistencia sanitaria o nuestra jubilación. Se nos muestra como
culpables, calificándonos como estúpidos que realizan prácticas, que
curiosamente devienen en su propio perjuicio y en beneficio de los
especuladores, que continúan subvencionando con nuestro sudor, campañas
electorales y festejos locales.
Reclamemos por tanto, a las
autoridades locales y a las administraciones competentes, que se tomen
las medidas oportunas contra estas prácticas y la creación de un
sistema, que permita establecer el orígen de las mercancías que se
producen en los talleres clandestinos interceptados por la fiscalía.
Que
se revisen, así mismo, las facturaciones de mercancía que se llevan a
cabo desde empresas que no cuentan con operarios de producción en
plantilla. Reclamemos, también, que se tenga en cuenta nuestra
precariedad actual y que se nos conceda algún tipo de compensación
salarial o ayuda, que nos permita subsistir, en tanto que trabajan para
solucionar esta indeseable e involuntaria situación para la mayoría de
los trabajadores del calzado.
Que aquellas empresas que obtienen
beneficio de la economía sumergida, del fraude y de nuestro trabajo,
sean expropiadas y gestionadas por los obreros, para que el fruto de
nuestro sudor se reparta de forma más justa y no como ahora, que solo
sirve para mantener el nivel de vida excesivo de unos cuantos parásitos.
Concejales,
policía, líderes políticos… TODOS, pasan por delante y conocen la
existencia de talleres operando en clandestinidad, permitiendo y
fomentando multitud de agresiones contra los derechos humanos más
básicos.
CNT ELX