El último abordaje

Recortar sueldos, bajar
pensiones, abaratar despidos, despedir funcionarios y masacrar la Ley de Dependencia,
estas son algunas recetas propuestas por Berlín, Bruselas, el FMI y sus
cómplices en la fabricación de esta crisis que terminará el día que sus
creadores decidan que los ricos ya no tienen nada que temer de los pobres y que
los pobres ya no tienen nada de nada.

Somos unos mandaos, aducen con cara de
circunstancias los ministrillos de este gobierno de dependientes de la gran
empresa. Empresa común de destrucción indiscriminada de los restos del Estado
del Bienestar (perdonen las mayúsculas) que todavía flotan a la deriva después
de ser torpedeados y hundidos sus buques insignia de la educación y la sanidad
públicas. Los piratas se reparten el botín y el Gobierno da patente de corso a
sus bucaneros para la rapiña y el saqueo.

Los demás
seguimos en galeras, remando y sudando como galeotes, aferrados al duro banco y
a la cruel hipoteca, al desahucio, al expolio y a la exclusión social. Su
utopía está a punto de consumarse, la esclavitud de la mayoría conduce a una
nueva edad de oro en la que podrán seguir con toda impunidad rebañando hasta el
hueso a sus víctimas inermes para continuar engordando y acumulando en sus
despensas los cuerpos congelados tras los últimos sacrificios ante los altares
terribles de los crueles dioses fenicios. Cada nueva hecatombe les procura
mayor protección de sus deidades. Pero en el fondo son cristianos y se
esfuerzan por amar a sus prójimos, a sus hijos y nietos, cuñados, colegas y
cofrades recogidos en un Arca de Noé privatizada que navega por los mares de la
desolación y se burla de los naúfragos, reprobos y excluidos que chapotean en
las aguas de su ignominia.  

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