Los domingos 24 y 31 de enero a las 13 horas volvimos a concentrarnos a las puertas del restaurante La Toja, en la calle Mayor de Madrid, para exigir el pago de las últimas seis nóminas que la dueña de este local sigue adeudando a sus empleados/as. La atención y la solidaridad se hicieron visibles. Y no faltó la ya habitual presencia policial.
La pancarta desplegada que resumía nuestro reclamo, el pago de la deuda, sumada a nuestras voces y el reparto de panfletos informativos comenzaron a atraer de inmediato la atención de las personas que por la calle Mayor transitaban. Y no fueron pocas las que se detuvieron a informarse sobre lo que en este local hostelero se cuece. Muchas de ellas decidieron no entrar a consumir en el restaurante y otras que se encontraban dentro abandonaron el sitio al enterarse de la situación. Se conoce como empatía el acto de identificarse con otra persona, ponerse en su lugar. En la CNT lo llamamos solidaridad. Porque hoy es un compañero el afectado por esta gente sin escrúpulos que se enriquece gracias a su trabajo, el trabajo del obrero; pero mañana puedes ser tú o puedo ser yo. Y por este motivo no nos dejó indiferentes el hecho de ver cómo la gente se solidarizó con nosotros/as el pasado domingo, al preguntarnos sobre el conflicto, al decidir no colaborar con la explotación que el restaurante La Toja ejerce sobre sus trabajadores/as no consumiendo allí.
El domingo 31, transcurridos alrededor de 40 minutos, policías municipales y nacionales llegaron al lugar e identificaron a los compañeros que repartían panfletos informativos y a las compañeras que sujetaban la pancarta, tomaron nota del escrito de esta última y nos hablaron sobre el sonido de nuestras voces. Será que reclamar lo que es nuestro puede despertar a alguna vecina que trabaja por la noche y a esa hora estaba durmiendo. ¿Será que despertar, realmente despertar, a algún vecino gracias a nuestros cantos es el verdadero peligro?
Hasta las 14:15 horas permanecimos en el lugar. Y volveremos las veces que sean necesarias hasta llegar a la solución de este conflicto. La dueña del restaurante La Toja sostiene no tener dinero, pero sigue con su local funcionando, con sus trabajadores/as cumpliendo con su jornada laboral. Ella pensará que trabajan por amor al oficio. Lo que no piensa es en una solución.
Tenemos claro que no permitiremos que se sigan vulnerando nuestros derechos.
¡LA TOJA, PAGA LO QUE DEBES!
SOV Madrid de CNT-AIT