«El movimiento social necesita del pensamiento anarquista y su quehacer histórico»

José Ramón Palacios, nuevo presidente de la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, es natural de Mieres. Con una larga trayectoria en el sindicato –miembro activo durante la dura huelga de la construcción asturiana de 1977- actualmente milita como ferroviario en el sindicato de Transportes y Comunicaciones de Madrid. Hablamos con él para conocer de cerca el trabajo que está realizando actualmente la FAL.

Redacción: Nuevo presidente, nueva Junta… ¿Podrías hacernos un pequeño resumen de los planes de futuro con que se presenta esta nueva etapa de la FAL?

Palacios: Yo prefiero hablar de planes de presente pues el futuro se nos escapa, por tanto nos apremian dos cosas básicas: resolver toda la problemática que tiene paralizada la sede central para relanzar la Fundación; y finalizar un inventario a la vez riguroso, sencillo y operativo que nos permita a la gran familia anarquista saber en que consiste todo el tesoro documental que la Fundación alberga. Una vez atendidas estas prioridades, estamos realizando un proyecto de actividades por cada vocalía que en breve daremos a conocer, y que tiene por fin común garantizar la gestión eficaz de nuestros depósitos, y sobre todo relanzar nuestra actividad externa difundiendo y actualizando el pensamiento y acción del movimiento anarquista.

R: Uno de los principales problemas, si no el mayor, con que se encuentra la Fundación en la actualidad es el de las obras, que han imposibilitado las consultas públicas y casi la actividad interna desde hace tres años. ¿En qué situación se encuentra actualmente el asunto?

P: Ahora solo puedo decir que por nuestra parte se presentaron ya todos los interminables requerimientos exigidos por la administración para conceder las necesarias licencias de actividad y obras que nos permitan un normal funcionamiento. Así que solo nos queda esperar la resolución del Ayuntamiento. Todo apunta a que en abril haya por fin “fumata blanca”, para así poder cumplir nuestra gran ilusión de celebrar el próximo otoño unas importantes jornadas libertarias de relanzamiento con la reapertura de nuestra sede central. De no ser así, deberemos plantear junto al Secretariado Permanente Confederal otra estrategia que permita resolver la situación con urgencia.

R: La Fundación es uno de los mayores patrimonios con que cuenta la CNT, a  fin de cuentas estamos hablando de la memoria de nuestros abuelos. ¿Hay posibilidad de aumentar el fondo documental con nuevas aportaciones?

P: Pese a contar con un patrimonio documental muy importante no solo de la CNT, sino del Movimiento Libertario e incluso del Movimiento Obrero en general, siempre es posible mejorar y enriquecer estos fondos. Hay archivos y colecciones particulares de compañeros y compañeras militantes del entorno internacional, y documentos de otras instituciones públicas y privadas que podrían ser muy interesantes. Es cuestión de investigar, descubrir, reivindicar, y/o negociar al respecto, y en eso estamos ya.

R: Para esta nueva etapa que comienza seguramente sea fundamental la implicación de los y las afliadas de la CNT en la FAL, sentirla como algo de todos y todas y no sólo como un almacen de papeles o ese lugar donde se publican de tanto en tanto libros relacionados con nuestra memoria. ¿Cómo y en qué medida crees que eso se puede hacer efectivo?

P: Pienso que la implicación, colaboración y ayuda no solo de la CNT, sino de todo el anarquismo es fundamental para animar una Fundación en horas bajas, recuperar su prestigio, y alcanzar las metas propuestas. Con el desarrollo de nuestras delegaciones provinciales y la interrelación con las organizaciones libertarias, en especial la CNT, podemos configurar una importante red horizontal de divulgación que, con los medios oportunos, se convierta en un referente cultural para difundir la praxis anarquista, hoy tan demandada por un pueblo cada vez más agredido y más a la defensiva.

R. Algo que quieras añadir…

P. Vivimos un momento interesante de reactivación de formas libertarias con la autoorganización asamblearia del recién nacido movimiento social, llamado 15M, cuyos ecos recorren todo el planeta. Ocurre sin embargo que su contenido es muchas veces confuso e interclasista. Aportar y volcar en él nuestro pensamiento anarquista y su quehacer histórico le ayudaría a encontrar la conciencia de clase necesaria para abordar sus desafíos, evitando sus esfuerzos inútiles por descubrir “nuevos mediterráneos autogestionados”, fruto del desconocimiento de la historia del movimiento obrero y sus realizaciones. Sería además una aportación fundamental a la lucha de un pueblo cada vez más alienado y sometido en esta “sociedad del control” que nos impone el moderno capitalismo democrático.

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